En el año
2010, bajo los aspectos partiles de la "T cuadrada cardinal" de Julio - Agosto, de la que se habían estado escribiendo "ríos de tinta" durante años, tuvimos tal vez el primer
ejemplo de que la práctica y aplicación de la Astrología estaban cambiando.
A pesar de que a primeros de Agosto, con
la entrada de Venus en el signo de Libra, éste se convertía en dispositor
universal de toda la figura, hecho que yo personalmente defendí como pauta
astrológica explicativa de la falta de actividad relevante acorde con la
durísima figura que presidía el cielo en esos momentos, todos en el mundo de
la Astrología esperábamos bastante más tensión de la que se produjo....
FIGURA DE ARRANQUE
“T CUADRADA”
30 Julio 2010
"La
figura de arranque es una macro estructura celeste denominada tradicionalmente
“T cuadrada”, que compone una escuadra donde en sus tres vértices se ubican los
planetas que se relacionan entre si mediante aspectos de cuadratura (90º) y
oposición (180º), las relaciones angulares más tensas según enseña la
Astrología tradicional.
Una estructura formativa es
una figura, normalmente poligonal en la cual sus vértices están ocupados por
planetas y sus aristas serian los aspectos entre los mismos.
Existen catalogadas
bastantes de esas formaciones, pero tradicionalmente siempre se ha considerado
que las más tensas son de mayor a menor conflictividad la “cruz cósmica” y la
“T cuadrada”.
La figura en “T cuadrada” es
en realidad la mitad de la “cruz cósmica”, también denominada “gran cruz
cósmica” o “gran cuadratura”. Es por tanto, un triangulo isósceles donde el
planeta que se haya en el ápice está relacionado mediante
aspectos de cuadratura respectiva con
los otros dos, quienes se hayan
entre si en oposición.
La estructura sugiere “tensión” contenida que puede “explotar” o
dinamizarse violentamente dada la gran energía que la sustenta
El punto, o grado zodiacal
enfrentado, en oposición 180º, con el planeta que se haya en el ápice, también
llamado “planeta Apex” (P1), es denominado “punto de vacio” o “punto de
descarga” (V), y se haya en la posición hipotética que generaría el aspecto de
“Gran Cruz Cósmica” de estar ocupado por otro planeta. Junto con los vértices
de la figura, especialmente el “Apex”, el “Punto de Vacio” es la “zona sensible” que puede dinamizar la
estructura cuando es activado por tránsitos o progresiones".
"La “Cuadratura en T”,
también llamada “T Cuadrada”, es una de la configuraciones más dinámicas del
radix (mapa astral natal o de una constitución universal mundana) y también la
más frecuente.
Formada
por dos cuadraturas y una oposición, indica una enorme lucha en la vida, serios
obstáculos y una gran fuerza y determinación para hacerles frente. Se ha dicho
a menudo que la “T Cuadrada” es la responsable del éxito. Esta configuración
tiene una fuerte componente de cardinalidad, lo que otorga gran actividad y
capacidad de trabajo.
No obstante, esta delineación general, una “T” siempre (salvo que esté
disociada) relaciona signos de la misma cuadruplicidad, lo cual enfatiza esta
modalidad.
Una “T cardinal” (con los planetas en signos cardinales) será sumamente activa,
de gran tensión y movilidad, siempre estará generando nuevos proyectos; aunque
si no hay signos fijos en el radix ocupados por otros planetas, será
inconstante y no tendrá capacidad para sostener el esfuerzo".
“T CUADRADA CARDINAL”
30 Julio 2010
"La
“T fija" (planetas en signos fijos) indicará una tendencia a querer
controlar la situación a cualquier precio, proporciona una firme voluntad y
resolución que puede transformarse en obsesión.
La
“T mutable” (planetas en signos mutables) acentúa la actividad mental y es
indicadora de un desgaste nervioso. Se empleará mucha energía tratando de
adaptarse a todas las situaciones.
Como en toda configuración, cualquier planeta de la misma que resulte aspectado
movilizará toda la estructura. Dado que la “T” se inscribe en un cuadrado, aun
el vértice no ocupado, denominado
"punto de vacío", se transforma en un punto sensible, por ello
la “T” se activará simultáneamente por tránsito, progresión, dirección o por un
planeta que provenga de otra carta que contacte con uno de los planetas
involucrados o aun con el punto de vacío"...............
Esto escribíamos sobre la
figura en “T” de Agosto 2010, en nuestro primer libro:
“2010 – 2014 Un Análisis Astrológico del Nuevo
Paradigma Multipolar (Libro primero)
Recuerdo un correo
personal que intercambié, en aquellos días, con el gran astrólogo mexicano y
experto en Astromundial Gonzalo Peña, quien ante la falta de activación de la
figura me escribía extrañado:
"...... Ya ha llegado el 31 de julio y como dijo Javier Reinoso: el contéo regresivo ya ha comenzado... Estoy un tanto desconcertado de que no haya ocurrido ya alguna catástrofe significativa con la oposición Marte Urano, como mi predicho impacto con un asteroide... Pero como dije en I_Predict hay que ver que pasa con la cuadratura de Marte a Plutón en tránsito en 3 y el 4 de agosto, que viene destructiva porque Marte en detrimento en Libra tráe la luz de la conjunción con Saturno, y de las oposiciones a Urano y a Júpiter, y descarga climactéricamente con la cuadratura a Plutón en Capricornio".......
Ciertamente todos,
en el mundo de la Astrología esperábamos noticias de alcance, pero estas
sorprendentemente, salvo excepciones contadas, no se produjeron.
Javier Reinoso , autor del software que usamos en este blog para calculo y dibujo de los gráficos, defendió en aquel momento en su foro astrológico Zodiac que hubo miedo y que de alguna manera los dirigentes
mundiales habían hecho esfuerzos extraordinarios para rebajar la tensión simple
y llanamente porque sabían o habían sido informados de que en aquellos
momentos un movimiento en falso podía conducirnos a un camino sin retorno.
He de reconocer que
aquella explicación de Javier para justificar la inactividad de la "T" en aquel momento me resultó más bien oportunista........
Pero he aquí que
bajo los temibles aspectos actuales (Cuadratura Urano - Plutón partil,
cuadratura Júpiter - Neptuno partil) empezamos a ver el segundo capítulo de
este guión.
La fase actual
mantiene una evidente conexión con la anterior: Aspectos de tensión que involucran , en este caso a cuatro astros lentos, y que
no producen, al menos de momento, los efectos nocivos por todos descontados a priori….
¿Es que la
Astrología ha dejado de funcionar?, ¿Estamos ante una mutación arquetipal?
Esto nos lleva a razonar
dos posibles causas de lo que venimos observando:
1.- La Humanidad
está generando un cambio cuántico que le permite no identificarse pasivamente
con los aspectos de tensión imperantes, de alguna manera ha conectado con esos
principios arquetipales pasando a tener capacidad de moldear o modular sus
contenidos evitando las más nocivas manifestaciones de los mismos.
Sabido es que históricamente el
determinismo en Astrología ha sido rechazado a grandes rasgos por algunos autores aunque no en todos los casos: “Los Astros Indican pero jamás obligan”
(Orígenes es la referencia obligada sobre esta visión “abierta” de la
Astrología).
Los Padres de la Iglesia son los que convirtieron en demonios a los
dioses planetarios, y sin embargo incluso para Orígenes astra inclinant,non
necessitant (los astros inclinan, no obligan).San Agustín creyó en la
astrología en su juventud, y astrológica puede ser también su doctrina de la
predestinación. Fue en el año 381 d.C. cuando el Concilio de Laodicea prohibió
a los eclesiásticos interesarse por la Astrología, pero que fuera condenada por
dos Concilios más prueba que los clérigos no hicieron mucho caso. Las creencias
astrológicas están presentes en muchos autos de fe de la Inquisición, y tras el
año 395 d.C. es cuando se tomaron en Roma medidas muy duras contra los
astrólogos, obligándolos a emigrar a Persia.
La Astrología se difundió pues ampliamente entre persas, sirios, árabes y
turcos, y a partir del siglo VIII d.C. fue muy popular El hakam el noud´joun, o
juicio de las estrellas. Y aunque Mahoma intentara eliminar supersticiones
astrales e ideas judeocristianas, el Corán no condena a la Astrología. Muchos
Califas tuvieron también astrólogos, si bien en el Islam la influencia de los
astros dejó de ser fatídica.
A este respecto resulta muy aclaradora la enseñanza de Gurdjieff narrada magistralmente por su discípulo P.D. Ouspenski en su magnífica obra "Fragmentos de una Enseñana Desconocida", obra de la que entresacamos la siguiente cita:
".....Un día, en Moscú, hablaba con G. acerca de Londres, adonde
había estado algunos meses atrás por corto tiempo. Le hablaba de la terrible
mecanización que invadía las grandes ciudades europeas y sin la cual era
probablemente imposible vivir y trabajar en el torbellino
de estos enormes "juguetes mecánicos".
—La gente se está convirtiendo en máquinas, dije, y no me
cabe duda que un día se convertirán en máquinas perfectas. ¿Pero son capaces
todavía de pensar? No lo creo. Si trataran de pensar, no serían tan buenas
máquinas.
—Sí, contestó G., es cierto, pero sólo en parte. La
verdadera pregunta es ésta: ¿de qué mente se sirven en su trabajo? Si
usan la mente adecuada, podrán pensar aún mejor en su vida activa en
medio de las máquinas. Pero una vez más, con la condición de que usen la mente
adecuada."
No comprendí lo que G. quería decir por "mente
adecuada" y sólo mucho más tarde llegué a comprenderlo.
—En segundo lugar, continuó él, la mecanización de que usted
habla no es peligrosa en absoluto. Un hombre puede ser un hombre —recalcó
esta palabra— aun trabajando con máquinas. Hay otra clase de mecanización
muchísimo más peligrosa: ser uno mismo una máquina. ¿Nunca ha pensado usted en
el hecho de que todos los hombres son ellos mismos máquinas?
—Sí, dije, desde un punto de vista estrictamente científico.
todos los hombres son máquinas gobernadas por influencias exteriores. Pero la
cuestión está en saber si se puede aceptar totalmente el punto de vista
científico.
—Científico o no científico, me da lo mismo, dijo G.
Quiero que comprenda lo que digo.
¡Mire! Toda esa gente que usted ve —señaló la calle— son
simplemente máquinas, nada más.
—Creo comprender lo que usted quiere decir, dije. Y a
menudo he pensado cuan pocos son en el mundo los que pueden resistir a esta
forma de mecanización y elegir su propio camino.
—¡Este es justamente su más grave error! dijo G. Usted
cree que algo puede escoger su propio camino o resistir a la mecanización;
usted cree que todo no es igualmente mecánico.
—¡Pero por supuesto que no! exclamé yo. El arte, la
poesía, el pensamiento, son fenómenos de un orden totalmente distinto.
—Exactamente del mismo orden, dijo G. Estas actividades
son exactamente tan mecánicas como todas las demás. Los hombres son máquinas, y
de las máquinas no puede esperarse otra cosa que acciones mecánicas.
—Muy bien, le dije, pero ¿no hay quienes no sean
máquinas?
—Puede que los haya, dijo G. Pero usted no los puede ver.
Usted no los conoce. Esto es lo que quiero hacerle comprender."
No dejó de extrañarme que insistiera tanto sobre este
punto. Lo que decía me parecía evidente e incontestable. Sin embargo, nunca me
habían gustado las metáforas tan breves que pretenden decirlo todo. Siempre
omiten las diferencias. Por mi parte, siempre había sostenido que lo más
importante son las diferencias y que, para comprender las cosas, era necesario
ante todo considerar los puntos en que difieren. De modo que me pareció extraño
que G. insistiera tanto sobre una verdad que me parecía innegable, siempre y cuando
no se hiciera de ella algo absoluto y se le reconocieran algunas excepciones.
—Las personas se asemejan muy poco entre sí, dije.
Considero imposible meterlos a todos en el mismo saco. Hay salvajes, hay
personas mecanizadas, hay intelectuales, hay genios.
—Nada más exacto, dijo G. Las personas son muy diferentes,
pero usted ni conoce, ni puede ver la diferencia real entre ellas. Usted habla
de diferencias que sencillamente no existen. Esto debe ser comprendido. Todas
las personas que usted ve, que usted conoce, que usted puede llegar a conocer,
son máquinas, verdaderas máquinas que solamente trabajan bajo la presión de
influencias exteriores, como usted mismo lo ha dicho. Nacen máquinas y como
máquinas mueren. ¿Qué tienen que ver con esto los salvajes y los intelectuales?
Ahora mismo, en este preciso momento, mientras hablamos, varios millones de
máquinas se esfuerzan en aniquilarse unas a otras. ¿En qué difieren, entonces?
¿Dónde están los salvajes, y dónde los intelectuales? Todos son iguales...
"Pero es posible dejar de ser máquina. Es en esto en
lo que usted debería pensar y no en las distintas clases de máquinas. Por
supuesto que las máquinas difieren; un automóvil es una máquina, un gramófono
es una máquina y un fusil es una máquina. ¿Y esto qué cambia? Es lo mismo,
siempre son máquinas."
Esta conversación me recuerda otra.
—¿Qué piensa usted de la psicología moderna? le pregunté
un día a G., con la intención de
llegar al tema del psicoanálisis, del cual yo había desconfiado
desde el primer día. Pero G. no me permitió llegar tan lejos.
-Antes de hablar de psicología, dijo él, debemos
comprender claramente de qué trata esta ciencia y de qué no trata. El verdadero
objeto de la psicología es la gente, los hombres, los seres humanos.
¿Qué psicología —recalcó la palabra— puede haber cuando no se trata sino
de máquinas? Para el estudio de las máquinas lo que se necesita es la mecánica
y no la psicología. Por eso comenzamos por el estudio de la mecánica. El camino
que lleva a la psicología es aún muy largo.
—¿Puede un hombre dejar de ser una máquina? pregunté.
—¡Ah! Esa es la pregunta, dijo G. Si usted hubiera
planteado tales preguntas más a menudo, quizá nuestras conversaciones nos
hubieran podido llevar a alguna parte. Sí, es posible dejar de ser una máquina,
pero para esto es necesario, ante todo, conocer la máquina. Una máquina,
una verdadera máquina, no se conoce a sí misma, y no puede conocerse. Cuando
una máquina se conoce, desde ese instante ha dejado de ser una máquina; por lo
menos, ya no es la misma máquina que antes. Ya comienza a ser responsable de
sus acciones.
—¿Según usted, esto significa que un hombre no es
responsable de sus acciones? pregunté.
—Un hombre —recalcó esta palabra— es responsable.
Una máquina no es responsable."
En otra oportunidad, le pregunté a G.:
—En su opinión, ¿cuál es la mejor preparación para
estudiar su método? Por ejemplo, ¿es útil estudiar lo que se llama literatura
«oculta» o «mística»?"
Al decirle esto, tenía en mente en forma particular el
"Tarot" y toda la literatura referente al"Tarot".
—Sí, dijo G. Se puede encontrar mucho por medio de la lectura.
Por ejemplo, considere su caso: ya podría usted conocer bien las cosas, si
supiese leer. Quiero decir: si usted hubiese comprendido todo lo que
ha leído en su vida, ya tendría el conocimiento de lo que ahora busca. Si
hubiese usted comprendido todo lo que está escrito en su propio libro, ¿cuál es
su título?
—chapurreó en una forma completamente imposible las
palabras: "Tertium Organum"
— yo vendría a inclinarme ante usted y a suplicarle que
me enseñara. Pero usted no comprende, ni lo que lee, ni lo que escribe.
Ni siquiera comprende lo que significa la palabra comprender. Sin
embargo, la comprensión es lo esencial, y la lectura no puede ser útil sino a
condición de comprender, lo que se lee. Pero desde luego que ningún libro
puede dar una preparación verdadera. Por lo tanto es imposible decir
cuáles libros son los mejores. Lo que un hombre conoce bien —acentuó
la palabra "bien"— eso es una preparación para él. Si un hombre
sabe bien cómo hacer café o cómo hacer bien un par de botas, entonces ya se
puede hablar con él. El problema estriba en que nadie sabe nada bien.
Todo se conoce no importa cómo, de una manera completamente
superficial."
Este era otro de los giros inesperados que G. daba a sus
explicaciones. Además de su sentido ordinario, sus palabras siempre contenían
otro sentido totalmente diferente. Pero yo entreveía ya que para descifrar este
sentido oculto, era necesario comenzar por captar el sentido usual y sencillo.
Las palabras de G., tomadas en la forma más simple del mundo, estaban siempre llenas
de sentido, pero tenían también otras significaciones. La significación más
amplia y más profunda permanecía velada durante mucho tiempo.
Ha quedado grabada en mi memoria otra conversación. Le
preguntaba a G. lo que debería hacer un hombre para asimilar su enseñanza.
—¿Lo que debe hacer? exclamó como si esta pregunta
lo sorprendiera. Es incapaz de hacer nada. Ante todo, él debe comprender
ciertas cosas. Tiene miles de ideas falsas y de concepciones falsas,
sobre todo acerca de si mismo, y si algún día quiere adquirir algo nuevo, debe
comenzar por liberarse por lo menos de algunas de ellas. De otra manera lo
nuevo sería construido sobre una base falsa y el resultado sería aun peor.
—¿Cómo puede un hombre liberarse de las ideas faltas? pregunté.
Dependemos de las formas de nuestra percepción. Las ideas falsas se producen
debido a las formas de nuestra percepción."
G. negó con la cabeza, y dijo:
—Nuevamente habla usted de otra cosa. Usted habla de
errores que provienen de las percepciones, pero no se trata de esto. Dentro de
los límites de las percepciones dadas, se puede errar en mayor o menor grado.
Como ya lo he dicho, la suprema ilusión del hombre es su convicción de que
puede hacer. Toda la gente piensa que puede hacer, toda la gente quiere hacer,
y su primera pregunta se refiere siempre a qué es lo que tiene que hacer. Pero
a decir verdad, nadie hace nada y nadie puede hacer nada. Es lo primero que hay
que comprender.
Todo sucede. Todo lo que sobreviene en la vida de un hombre, todo lo
que se haré a naves de él, todo lo que viene de él —todo esto sucede. Y
sucede exactamente como la lluvia cae porque la temperatura se ha modificado en
las regiones superiores de la atmósfera, sucede como la nieve se derrite bajo
los rayos del sol, como el polvo se levanta con el viento.
"El hombre es una máquina. Todo lo que hace, todas
sus acciones, todas sus palabras, sus pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y
hábitos son el resultado de influencias exteriores, de impresiones exteriores.
Por sí mismo un hombre no puede producir un solo pensamiento, una sola acción.
Todo lo que dice, hace, piensa, siente, todo esto sucede. El hombre no puede
descubrir nada, no puede inventar nada. Todo sucede.
"Para establecer este hecho, para comprenderlo, para
convencerse de su verdad, es necesario liberarse de miles de ilusiones sobre el
hombre, sobre su ser creador, sobre su capacidad de organizar conscientemente
su propia vida, etc., etc. Nada de esto existe.
Todo sucede: los movimientos populares, las guerras, las
revoluciones, los cambios de gobierno, todo esto sucede. Y sucede exactamente
de la misma manera que todo sucede en la vida del hombre como individuo. El
hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él lo quiere,
sino como esto sucede. Todo sucede, el hombre no ama, no odia, no desea — todo esto
sucede.
"Pero ningún hombre le creerá jamás si usted le dice
que él no puede hacer nada. Nada se le puede decir a la gente que le sea más
desagradable ni más ofensivo. Es particularmente desagradable y ofensivo porque
es la verdad y porque nadie quiere conocer la verdad.
"Si usted lo comprende, nos será más fácil hablar.
Pero una cosa es captar con el intelecto que el hombre no puede hacer nada, y
otra es sentirlo «con toda su masa», estar realmente convencido que es así, y no olvidarlo jamás.
"Esta cuestión de hacer (G. recalcó cada vez
esta palabra) hace surgir además otra cuestión. A la gente le parece siempre
que los otros nunca hacen nada como debiera ser, que los demás hacen todo al
revés. Invariablemente cada uno piensa que podría hacerlo mejor. Ninguno comprende,
ni siente la necesidad de comprender que lo que actualmente se hace de ciertamanera
—y sobre todo lo que ya ha sido hecho— no puede ni podía haber sido
hecho de otra manera. ¿Ha notado usted cómo hablan todos de la guerra? Cada uno
tiene su propio plan y su propia teoría. Cada uno opina que no se hace nada
como debería hacerse. Sin embargo, en realidad, todo se hace de la única manera
posible.
Si tan sólo una cosa pudiera hacerse diferentemente, todo
podría llegar a ser diferente. Y entonces quizá no hubiera habido guerra.
"Trate de comprender lo que digo: todo depende de
todo, todo está relacionado, no hay nada separado. Por lo tanto, todos los
acontecimientos siguen el único camino que pueden tomar.
Si la gente pudiera cambiar, todo podría cambiar. Pero
son lo que son y por lo tanto las cosas también son lo que son."
Esto era muy difícil de tragar.
—¿No hay nada, absolutamente nada, que pueda hacerse? pregunté.
—Absolutamente nada.
—¿Y nadie puede hacer nada?
—Eso ya es otro asunto. Para hacer hay que ser.
Y ante todo hay que comprender lo que esto significa: ser. Si
continuamos estas conversaciones, usted verá que nos servimos de un lenguaje
especial y que para ser capaz de hablar entre nosotros, hay que aprender este lenguaje.
No vale la pena hablar en la lengua ordinaria porque en esta lengua es
imposible comprenderse. Esto le sorprende. Pero así es. Para llegar a comprender
es necesario aprender otro lenguaje. En el lenguaje que habla la gente, no
puede comprenderse. Usted verá más tarde por qué esto es así.
"Luego uno debe aprender a decir la verdad. Esto
también le parece extraño; usted no se da cuenta que hay que aprender a decir
la verdad. Le parece que bastaría desearlo o decidir hacerlo. Y yo le digo a
usted que es relativamente raro que la gente diga una mentira en forma deliberada.
En la mayoría de los casos creen que dicen la verdad. Y sin embargo mienten
todo el tiempo, tanto cuando quieren mentir como cuando quieren decir la
verdad. Mienten continuamente, se mienten a sí mismos y mienten a los demás.
Como consecuencia, nadie comprende a los otros ni se comprende a sí mismo.
Piénselo, ¿podría haber tantas discordias, tantos malentendidos profundos, y
tanto odio hacia el punto de vista o hacia la opinión de otro, si la gente
fuera capaz de comprenderse? Pero no pueden comprenderse porque no pueden dejar
de mentir. Decir la verdad es la cosa más difícil del mundo; habrá que estudiar
mucho y durante largo tiempo, para un día poder decir la verdad. El deseo por
sí solo, no basta. Para decir la verdad, hay que llegar a ser capaz de
conocer lo que es verdad y lo que es mentira, ante todo en si mismo.
Pero esto es lo que nadie quiere saber."
Las conversaciones con G. y el giro imprevisto que le
daba a cada idea me interesaban cada día más; pero tenía eme irme a San
Petersburgo.
Recuerdo mí última conversación con él. Le había
agradecido su consideración para conmigo, y sus explicaciones que, como ya lo
había visto, habían cambiado muchas cosas para mí.
—Sin embargo, le dije, lo mas importante son los hechos.
Si pudiera ver hechos reales, auténticos, de naturaleza nueva y
desconocida, solo ellos me convencerían de que estoy en el buen camino."
Seguía pensando todavía en los "milagros".
—Habrá hechos, me dijo G. Se lo prometo. Pero no se puede comenzar por
allí."
En aquel entonces, no comprendí que quería decir, sólo lo
comprendí mas tarde, cuando G., manteniendo su palabra, me puso realmente
delante de "hechos". Pero esto no debía producirse sino un año y
medio más tarde, en agosto de 1916.
De nuestras últimas conversaciones en Moscú, guardo
todavía el recuerdo de ciertas palabras pronunciadas por G., las cuales sólo mas
tarde llegaron a ser inteligibles para mí.
Me habló de un hombre que una ve;' había conocido estando
con él. y de sus relaciones con ciertas personas.
—Es un hombre débil, me dijo. Las personas se sirven de
el, inconscientemente por supuesto.
Y esto es así, porque él las considera. Si no las
considerase, todo seria distinto, y ellas mismas serían distintas."
Me pareció extraño que un hombre no tuviera que
considerar al prójimo.
—¿Que quiere usted decir con esta palabra: considerar?
le pregunté. A la vez, lo comprendo y no lo comprendo. Esa palabra tiene
significaciones muy diferentes.
—Es lodo lo contrario, dijo G. Esa palabra no tiene sino
una significación. Trate de pensar en ello."
Algún tiempo después, comprendí lo que G llamaba consideración.
Y me di cuenta del lugar enorme que ocupa en nuestra vida y de todo lo que
proviene de ella. G. llamaba "consideración" a la actitud que crea
una esclavitud interior, una dependencia interior.
Después tuvimos muchas ocasiones de volver a hablar sobre
ello.
Recuerdo otra conversación sobre la guerra. Estábamos
sentados en el caté Philipov, en la Tverskaya. Estaba atestado de gente muy
bulliciosa. La especulación y la guerra creaban una atmósfera febril y
desagradable. Incluso yo había rehusado concurrir a este café. Pero G. había
insistido, y como siempre ocurría con él, yo había cedido. Ya para entonces
había comprendido que algunas veces, deliberadamente, él creaba situaciones que
harían más difícil la conversación, como si me quisiera pedir un esfuerzo adicional
y un acto de sumisión a condiciones penosas e incómodas en aras de hablar
con él.
Pero esta vez el resultado no fue muy brillante; el ruido
era tal que no llegué a oír las cosas más interesantes. Al comienzo comprendí
sus palabras. Pero el hilo se me escapaba poco a poco. Después de haber hecho
varias tentativas por seguir lo que estaba diciendo, de lo cual sólo me
llegaban palabras aisladas, finalmente dejé de escuchar y simplemente me puse a
observar cómo hablaba.
La conversación había comenzado con mi pregunta:
—¿Pueden detenerse la guerras?" Y G. había
contestado:
—Sí, es posible."
Sin embargo, debido a nuestras conversaciones anteriores,
yo creí estar seguro de que respondería: "No, es imposible".
—Pero todo está en la pregunta: ¿cómo? — continuó. Hay
que saber mucho para comprenderlo. ¿Qué es una guerra? La guerra es un
resultado de influencias planetarias.
En alguna parte, allá arriba, dos o tres planetas se han
acercado demasiado, y resulta una tensión.
¿Ha notado cómo se tensa usted cuando un hombre lo roza
en una vereda estrecha? Entre los planetas se produce la misma tensión. Para
ellos quizá esto no dura sino uno o dos segundos. Pero aquí, sobre la tierra,
la gente comienza a matarse y continúa la matanza durante años. En todo este
tiempo les parece que se odian los unos a los otros; o quizá que es su deber destrozarse
por algún propósito sublime; o bien que deben defender algo o a alguien y que
es muy noble hacerlo: o cualquier cosa por el estilo. Son incapaces de darse
cuenta hasta qué punto son simples peones sobre un tablero de ajedrez. Se atribuyen
importancia; se creen libres de ir y venir a su antojo; piensan que pueden
decidir el hacer esto o aquello. Pero en realidad, todos sus movimientos, todas
sus acciones, son el resultado de influencias planetarias. Por sí mismos no
tienen ninguna importancia.
Quien tiene el papel importante es la luna. Pero
hablaremos de la luna más adelante. Basta comprender que ni el emperador Guillermo,
ni los generales, ni los ministros, ni los parlamentos, tienen significación
alguna, ni hacen nada. En una gran escala, todo lo que sucede está regido desde
el exterior, sea por combinaciones accidentales de influencias, sea por leyes
cósmicas generales."
Esto es lo que oí. Sólo mucho más tarde comprendí que en aquel
entonces él había querido explicarme cómo las influencias accidentales pueden
ser desviadas o transformadas en algo relativamente inofensivo. Había aquí una
idea realmente interesante, que se refería a la significación esotérica de los "sacrificios".
Pero en todo caso, esta idea actualmente sólo tiene valor histórico y
psicológico. Lo más importante —que había dicho de manera casual, en tal forma
que yo no le presté atención en el momento mismo y no me acordé sino más tarde,
tratando de reconstruir la conversación— era lo que se refería a la diferencia
de los tiempos para los planetas y para el hombre.
Pero, aun cuando lo recordé, por mucho tiempo no llegué a
comprender la significación plena de esta idea. Más tarde se me presentó como
algo fundamental.
Más o menos por esta misma época tuvimos una conversación
sobre el sol, los planetas y la luna. Aunque me impresionó
vivamente, he olvidado cómo comenzó. Pero me acuerdo que habiendo dibujado G.
un pequeño diagrama, trataba de explicarme lo que él llamaba la "correlación
de las fuerzas en los diferentes mundos". Esto se refería a lo que había
dicho anteriormente de las influencias que actúan sobre la humanidad. La idea,
a grosso modo, era la siguiente: la humanidad, o más exactamente, la
vida orgánica sobre la tierra, está sometida a influencias simultáneas,
provenientes de fuentes variadas y de mundos diversos: influencias de los
planetas, influencias de la luna, influencias del sol, influencias de las
estrellas. Ellas actúan todas al mismo tiempo, pero con el predominio de una u
otra según el momento. Para el hombre existe cierta posibilidad de elegir
influencias; dicho de otra manera, pasar de una influencia a otra.
—El explicar cómo, requeriría un desarrollo
demasiado largo, dijo G. En otra ocasión hablaremos de esto. Por el momento
quisiera que comprendiera lo siguiente: es imposible liberarse de una
influencia sin someterse a otra. Toda la dificultad, todo el trabajo sobre sí, consiste
en elegir la influencia a la que usted se quiere someter, y en caer realmente
bajo esta in-fluencia. Con este fin, es indispensable que usted sepa prever la
influencia que le será más provechosa."
Lo que me había interesado en esta conversación era que
G. había hablado de los planetas y de la luna como de seres vivientes, que
tienen una edad definida, un período de vida igualmente definido y
posibilidades de desarrollo y de transición a otros planos de ser. De sus palabras
resultaba que la luna no era un "planeta muerto", como se admite
generalmente, sino por el contrario era un "planeta en estado
naciente", un planeta en su primerísimo estado de desarrollo, que no había
alcanzado aún el "grado de inteligencia que posee la tierra",
para usar sus propios términos.
—La luna crece y se desarrolla, dijo G., y quizá, algún
día, llegará al mismo grado de desarrollo que la tierra. Entonces, cerca de
ella aparecerá una nueva luna y la tierra devendrá para ambas su sol. Hubo un
tiempo en que el sol era como es hoy la tierra, y la tierra, como la luna
actual. En tiempos más lejanos aún, el sol era una luna."
Esto atrajo inmediatamente mi atención. Nunca me había parecido
nada más artificial, mássospechoso, más dogmático, que todas las teorías
habituales sobre el origen de los planetas y de los sistemas solares, comenzando
por la de Kant-Laplace hasta las más recientes, con todos sus cambios y
añadiduras. El "gran público" considera estas teorías, o por lo menos
la última que ha conocido, como científicamente comprobadas. Pero en realidad
nada es menos científico, nada está menos comprobado. Por lo tanto el hecho de
que el sistema de G. admitía una teoría totalmente diferente, una teoría orgánica
originada en principios enteramente nuevos y revelando un orden universal
diferente, me pareció sumamente interesante e importante.
—¿Cuál es la relación entre la inteligencia de la tierra
y la del sol? le pregunté.
—La inteligencia del sol es divina, respondió G. No
obstante, la tierra puede llegar a la misma altura; pero naturalmente en esto
no hay nada seguro: la tierra puede morir sin haber llegado a nada.
—¿De qué depende esto?" La respuesta de G. fue
sumamente vaga.
—Hay un periodo definido, dijo, durante el cual pueden
realizarse ciertas cosas. Si al final del tiempo prescrito lo debido no ha sido
hecho, entonces la tierra puede perecer sin haber llegado al grado que hubiera
podido alcanzar.
—¿Se conoce este plazo?
—Sí, se conoce, dijo G., pero la gente no ganaría nada
con saberlo. Esto sería aún peor.
Algunos lo creerían, otros no, y aun otros pedirían
pruebas. Luego comenzarían a romperse la cabeza. Siempre todo termina así entre
la gente."
P.D.Ouspenski, conversación con G.I.
Gurdjieff extraida de
“Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”
Parafraseando a
G.I.Gurdjieff y en el plano exclusivamente humano, para el hombre
"dormido" todo sucede sin posibilidad de alterar ningún resultado.
Tan sólo es el hombre "despierto" el que ha roto su mecanicidad el
que puede en alguna manera ser "dueño" de su destino.
Ahora bien este
principio sería también de aplicación válida si tratamos de la Humanidad en su
conjunto, un conjunto de seres "dormidos" (Humanidad "dormida"
o "despierta" si se ve alcanzada una determinada masa critica de
elementos "despiertos").
Si la Astrología
está cambiando su interacción podría pensarse que estamos alcanzando la masa
crítica que posibilita liberarnos como colectivo humano de la cadena de
mecanicidad que conduce a un cierto determinismo astrológico….
Esa es una
posibilidad cierta en verdad, aunque hay otras como la que trato de explicar a
continuación…
2.- El problema es que la Astrología ya la manejan millones de
personas, hace mucho dejó de ser algo secreto de unos pocos....................
EL CONOCIMIENTO ES
FINITO Y LIMITADO
Un día que estábamos con G., le
pregunté:
"¿Por qué se mantiene el
conocimiento tan cuidadosamente en secreto? Si el antiguo conocimiento ha sido
preservado y, en general, si existe un conocimiento distinto de nuestra ciencia
y de nuestra filosofía, que aun llega a sobrepasarlas ¿por qué no se conviene
en propiedad común? ¿Por qué sus poseedores se niegan a dejarlo entrar en la
circulación general de la vida, en aras de una lucha más feliz o más decisiva
contra la mentira, el mal y la ignorancia?"
Creo que esta pregunta debe surgir
en toda mente que encuentre por primera vez las ideas del esoterismo.
—Hay dos respuestas, me dijo él.
Primeramente, este conocimiento no se mantiene secreto; luego por su propia
naturaleza le está prohibido llegar a ser jamás propiedad común. Primero examinaremos
este segundo punto. Le probaré que el conocimiento —acentuó esta
palabra— es mucho más accesible de lo que generalmente se cree para aquellos
que son capaces de asimilarlo; y todo el problema estriba en que la gente o no
lo quiere o no lo puede recibir.
"Pero ante todo, es necesario
comprender que el conocimiento no puede pertenecer a todos, ni aun puede
pertenecer a muchos. Así es la ley. Usted no la comprende porque no se da
cuenta de que como toda cosa en el mundo, el conocimiento es material. Es
material—esto significa que posee todas las características de la materialidad.
Ahora bien, una de las primeras características de la materialidad implica una
limitación de la materia, quiero decir que la cantidad de materia, en un lugar
dado y en condiciones dadas, es siempre limitada. La misma arena del desierto y
el agua del mar existen en una cantidad invariable y estrictamente medida. Por
consiguiente, decir que el conocimiento es material es decir que hay una
cantidad definida en un lugar y en un tiempo ciado. Por tanto se puede afirmar
que durante el curso de un cierto período, digamos un siglo, la humanidad dispone
(le una cantidad definida de conocimiento. Pero sabemos, por una observación
elemental de la vida misma, que la materia del conocimiento posee
cualidades enteramente diferentes según que ésta sea absorbida en pequeña o
gran cantidad. Tomada en gran cantidad en un lugar dado —por un hombre, por ejemplo,
o por un grupo pequeño de hombres— produce resultados muy buenos; tomada en pequeña
cantidad por cada uno de los individuos que componen una gran masa de hombres, no
da ningún resultado, salvo algunas veces resultados negativos, contrarios a los
que se esperan.
Entonces, si una cantidad definida
de conocimiento llega a distribuirse entre millones de hombres, cada individuo
recibirá muy poco y esta pequeña dosis de conocimiento no podrá cambiar nada ni
en su vida ni en su comprensión de las cosas. Cualquiera que sea el número de
aquellos que absorbiesen esta pequeña dosis, el efecto sobre su vida será nulo
salvo quizá que ésta se haga aún más difícil.
"Pero si por el contrario un
pequeño número pudiera concentrar grandes cantidades de conocimiento, entonces
éste dará resultados muy grandes. Desde este punto de vista es mucho más
ventajoso que el conocimiento sea preservado por un pequeño número y no
difundido entre las masas.
"Si para dorar objetos, tomamos
una cierta cantidad de oro, debemos conocer el número exacto de objetos que
esta nos permitirá dorar. Si tratamos de dorar un gran número, se dorarán
desigualmente, por partes, y se verán mucho peor que si no tuvieran ningún oro;
de hecho, habremos derrochado nuestro oro.
"La distribución del
conocimiento se basa sobre un principio rigurosamente análogo. Si hubiera que
dar el conocimiento a iodo el mundo nadie recibiría nada. Si está reservado a
un pequeño número, cada uno recibirá, no solamente para guardar lo que reciba
sino para incrementarlo.
"A primera vista, esta teoría
parece muy injusta porque la situación de aquellos a quienes, en alguna forma,
se les niega el conocimiento para que otros puedan recibir algo más, parece muy
triste, inmerecida y más cruel de lo que debería ser. Sin embargo, la realidad
es totalmente diferente; en la distribución del conocimiento no hay ni sombra
de injusticia.
"Es un hecho que la gran
mayoría de la gente ignora el deseo de conocer; rehúsa su cuota de conocimiento
y descuidan aun tomar en la distribución general la porción que les está destinada
para las necesidades de su vida. Esto se hace particularmente evidente en
períodos de locura colectiva, de guerras y de revoluciones, cuando los hombres
parecen perder súbitamente hasta ese pequeño grano de sentido común que tenían
de ordinario, y convertidos en perfectos autómatas, se entregan a matanzas
gigantescas, como si ya no tuvieran instinto de conservación. Es así como
grandes cantidades de conocimiento, de cierta manera permanecen sin reclamar, y
pueden ser distribuidas a los que saben apreciar su valor.
"No hay nada de injusto en todo
esto, porque aquellos que reciben el conocimiento no toman algo que pertenece a
otros, no privan a nadie de nada; toman solamente lo que los otros han rechazado
como inútil y que, en todo caso, se perdería si no fuera tomado.
"La acumulación del
conocimiento por los unos depende del rechazo del conocimiento por los otros.
"En la vida de la humanidad hay
períodos que coinciden generalmente con el comienzo de la declinación de las
civilizaciones, cuando las masas pierden irremediablemente la razón y se ponen
a destruir todo lo que ha sido creado en siglos y milenios de cultura. Tales
períodos de locura, a menudo concordantes con cataclismos geológicos, con
perturbaciones climáticas y otros fenómenos de carácter planetario, liberan gran
cantidad de esta materia del conocimiento. Se hace entonces necesario un
trabajo de recuperación sin el cual ésta se perdería. Es así como el trabajo de
recolectar la materia esparcida del conocimiento coincide frecuentemente con la
declinación y la ruina de las civilizaciones.
"Este aspecto de la cuestión es
claro. Las masas no se preocupan del conocimiento, no lo quieren, y sus jefes
políticos, en su propio interés, no trabajan sino para reforzar la aversión y el
temor que ellas tienen a todo lo que es nuevo y desconocido. El estado de
esclavitud de la humanidad está basado en este temor. Es hasta difícil imaginar
todo el horror de esto. Pero la gente no comprende el valor de lo que pierde de
esta manera. Y para captar la causa de tal estado, basta con observar cómo vive
la gente, lo que constituye sus razones para vivir, el objeto de sus pasiones o
de sus aspiraciones, en qué piensan, de qué hablan, a qué sirven y qué adoran.
Vean a dónde va el dinero de la sociedad culta de nuestra época; dejando de
lado la guerra, consideren aquello por lo que se paga los más altos precios, a
dónde van las muchedumbres más densas. Si se reflexiona un instante acerca de
este despilfarro, entonces se hace claro que la humanidad, tal cual es ahora,
con los intereses de los cuales vive, no puede esperar otra cosa que lo que
tiene. Pero, como ya lo he dicho, nada de esto se puede cambiar.
¡Imagínese que no haya disponible
sino media libra de conocimiento por año para toda la humanidad! Si este
conocimiento se difunde entre las masas, cada uno recibirá tan poco que seguirá
siendo el mismo tonto de antes. Pero, por el hecho de que tan sólo algunos
hombres desean este conocimiento, aquellos que lo piden podrán recibir, por así
decirlo, un grano de él, y adquirir la posibilidad de llegar a ser más
inteligentes. No todos podrían llegar a ser inteligentes aunque lo desearan. Y
si llegaran a ser inteligentes, esto no serviría de nada, pues existe un
equilibrio general que no puede ser trastocado.
"He aquí un aspecto. El otro,
como ya lo he dicho, se refiere al hecho de que nadie oculta nada; no hay el
menor misterio. Pero la adquisición o la transmisión del verdadero conocimiento
exige una gran labor y grandes esfuerzos, tanto de parte del que recibe como
del que da. Y aquellos que poseen este conocimiento hacen todo lo que pueden
para transmitirlo y comunicarlo al mayor número posible de hombres, para
facilitarles su acercamiento y tornarlos capaces de prepararse para recibir la
verdad. Pero el conocimiento no puede ser impuesto por la fuerza a aquellos que
no lo quieren, y como acabamos de ver, el examen imparcial de la vida del
hombre medio, de sus intereses, de lo que llena sus días, demostrará al
instante que es imposible acusar a los hombres poseedores del conocimiento de
que lo ocultan, de que no quieren transmitirlo o de que no desean enseñar a los
otros lo que ellos mismos saben.
"Quien desee el conocimiento
debe hacer por sí mismo los primeros esfuerzos para encontrar la fuente, para
aproximarse a ella, ayudándose con las indicaciones dadas a todos, pero que la gente,
por regla general, no desea ver ni reconocer. El conocimiento no puede llegar gratuitamente
a los hombres, sin esfuerzos de su parte. Ellos comprenden esto muy bien cuando
sólo se trata de conocimientos ordinarios, pero en el caso del gran
conocimiento, si es que admiten la posibilidad de su existencia, consideran
que es posible esperar algo diferente.
Todo el mundo sabe muy bien, por
ejemplo, que un hombre tendrá que trabajar intensamente durante varios años si
quiere aprender el chino; nadie ignora que para poder captar los principios de
la medicina son indispensables cinco años de estudios, y quizás el doble para
el estudio de la música o la pintura. Sin embargo, algunas teorías afirman que
el conocimiento puede llegarle a la gente sin esfuerzos de su parte, que puede
ser adquirido aun en el sueño. El mero hecho de la existencia de tales
teorías constituye una explicación adicional del hecho de que el conocimiento
no puede llegar a la gente. Sin embargo, no es menos esencial comprender que
los esfuerzos independientes de un hombre por alcanzar lo que fuese en
esta dirección, por sí mismos, no pueden dar ningún resultado. Un hombre no
puede alcanzar el conocimiento sino con la ayuda de aquellos que lo poseen. Esto
debe ser comprendido desde el comienzo mismo. Hay que aprender de los que
saben."
P.D.Ouspenski, conversación con G.I.
Gurdjieff extraida de
“Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”
Trasladémonos a otro ejemplo, en el mundo ahora tan de actualidad
de las herramientas de funcionamiento de los Mercados.
La "Teoría de las Ondas" desarrollada por Ralph
Nelson Elliott (1871-1948) parte de la propia observación que realizó de
los movimientos tendenciales conjuntos del mercado y sus posibles cambios, los
cuales siguen unas pautas de comportamiento identificables en forma de
patrones o figuras. Utilizando los datos de los valores del Dow Jones Industriáis Average (DJIA) como
herramienta de investigación, Elliott descubrió
que todos y cada uno de los cambios en los precios siguen una estructura armónica básica que se
encuentra revelada en la naturaleza, siguiendo una ley natural (véase "Naturees Law. The secret of the Universe",
1946). A partir de este descubrimiento, Elliott desarrolló un sistema racional de análisis del mercado.
Bajo la Teoría de la Onda, cada decisión del mercado esta producida por una información relevante y ésta, a su
vez, produce también información significativa. Cada transacción o causa,
surgida de un efecto, entra en el tejido del mercado y comunica sus datos a
los inversores, lo que provoca que se una a la cadena de causas del
comportamiento de los otros. Este concepto de regeneración está provocado por
la propia naturaleza social del hombre, que posee el inversor y que provoca la
generación de figuras y formaciones en el mercado que reflejan su comportamiento.
Este es muy parecido a los movimientos
de las mareas, que inicialmente se atribuye a Dow, y que Elliott denominó
flujos y reflujos. Cuando las
formaciones son repetitivas a lo largo del tiempo y se tornan reconocibles e
identificables tienen el valor de resultar predictivas.
Elliott aisló trece figuras o
movimientos que aparecen en el mercado, de forma repetitiva y
recurrente, aunque no necesariamente en tiempo ni en amplitud. El nombró,
definió y clasificó estas formaciones. Luego describió cómo esas estructuras
pueden unirse para desarrollar otras formaciones de mayor duración de estas
mismas estructuras, y así prolongarse durante la evolución del mercado. Sus
descripciones constituyen una serie de reglas empíricas y parámetros que
permiten interpretar el mercado. Estas formaciones que ocurren de forma
natural bajo la teoría de Elliott descansan
en la idea de acción y reacción.
LA SERIE DE FIBONACCI Y SUS APLICACIONES
La sucesión numérica de Fibonacci fue
diseñada por uno de los matemáticos y científicos más importantes de su época.
Nos referimos obviamente a Fibonacci (1175).
La forma en que se calculan sus componentes, la suma de los dos números consecutivos precedentes forma el
siguiente número de la serie, determinan unas de las sucesiones
numéricas más importantes: 1, 1,2, 3. S, 8, 13, 21. 34. SS, 89, 144,...
Constituye lo que hoy en día se conoce como serie de Fibonacci que, como podemos comprobar en el gráfico 2,4, muestra un crecimiento
exponencial.
El cálculo es muy sencillo, 1 + 1=2, 1 +2 = 3, Z + 3 = 5 y asi
sucesivamente hasta el infinito. Otra
relación importante que se extrae de la serie de números es el cociente entre
dos de sus número consecutivos, que tienen a aproximarse a l ,618 o a su
inverso, 0,618, después de los primeros números, como podemos ver en ti gráfico 25.
En la tabla del gráfico 26 tenemos las relaciones entre los número de Fibonacci desde el 1 hasta el 144.
El número 1,618 (ó 0,618) son
conocidos como el Batió Áureo o la
Media Dorada, que se encuentra en la Naturaleza de forma abundante,
tanto en construcciones simples como mas avanzadas. Podemos encontrar este tipo
de proporcionalidad en las estructuras
atómicas, en la construcción de ADN, en la descripción de las órbitas
planetarias, en las espirales de los
caracoles (ver gráfico 27). Está
envuelto en fenómenos tan diversos como las distancias planetarias y sus periodos, la música celestial, la reflexión de la luz en el cristal, en las células del sistema nervioso y en las
estructuras de animales y plantas. Por
ello, no es de extrañar que también participe dentro la estructura de los mercados de acciones.
Así, para cada grado o nivel de actividad del mercado bursátil, un
mercado alcista se subdivide en 5 ondas y un mercado bajista se subdivide en 3 ondas, dándonos la
relación 5-3 que es el principio matemático de la Teoría de Elliott. Es posible generar toda la serie de Fibonacci con la secuencias
de mercado que determina la Teoría de
Elliott.
El Análisis Técnico
bursatil, también denominado Chartismo, irrumpió en los mercados organizados en
los años 70.
Está basado en el uso de lo que brevemente hemos desarrollado más
arriba: Las series naturales, y las leyes de la proporción que reproducen
procesos de la naturaleza, (Serie de Fibonacci etc)
Estas técnicas de análisis de los mercados, aplicadas a los
gráficos históricos de los principales índices y valores de intercambio de
títulos bursátiles mundiales basados en el estudio de las figuras, y
desarrollos repetitivos de ciclos y series matemáticas se convirtió en manos de
unos pocos en una herramienta definitiva que permitía con cierta facilidad
anticipar el movimiento de los precios de los títulos e índices más relevantes de
bolsa a corto, medio y largo plazo, ya que estos movimientos que desconociendo
estas leyes universales basadas en ciertas series numéricas podían pasar por erráticos,
aleatorios o especulativos, según los casos, por el contrario conociendo las Leyes
naturales de desarrollos numéricos en series definidas de orden natural se revelaban
ordenados para quien era conocedor de las técnicas que los gobernaban.
Pasaron los años y ese conocimiento se generalizó, todo el mundo se
puso al corriente y lo usaba, entonces
apareció la figura del "cuidador", que falseaba a conciencia los
movimientos alterando a voluntad y artificialmente los movimientos de los
precios trastocando los márgenes teóricos de fluctuación que señalaba el Análisis
Técnico, también denominado “Chartismo” con el fin de aprovecharse económicamente
del comportamiento en bloque de los inversores que seguían sus reglas
matemáticas.
Más adelante se fue más allá ya que se crearon revolucionarias herramientas
automáticas bursátiles que señalaban los momentos concretos de entrada (compra)
y salida (venta) de acciones sobre todo para protegerse de pérdidas
irreparables en los llamados derivados y en los fondos de inversión con gran
apalancamiento, los denominados fondos de alto riesgo o "Hedge
Founds". Estas herramientas, años atrás han sido utilizadas de forma
generalizada por todas las instituciones de inversión, produciendo como efecto
mareas y movimientos masivos y rápidos de capital y desplazamientos de precios
bruscos y de gran magnitud que se disparaban con estas herramientas de forma
automática creando momentos de gran confusión, pánico y en algunos casos crash
al generar señales inequivocas de venta total con carácter inmediato en tiempo
real y de forma automatizada se deshacían todas las posiciones en segundos,
ejecutadas al unísono por los agentes y representantes bursátiles de los
inversores y especuladores en un mercado cada vez más globalizado.
Creo que es un buen ejemplo de lo que sucede cuando todo el mundo
"sabe".
La pregunta entonces es: ¿En qué momento de equivalencia con lo que
sucedió al Chartismo se encuentra la actual Astrología?
Dado la cantidad (millones de personas) que la usan en el mundo
actualmente y que disponen además de herramientas de análisis informático cada
vez más sofisticadas, llegaríamos a la
conclusión que han de haber aparecido ya los "cuidadores" con la
clara intención de manipular esos tempos que nos señala la Astrología mediante
sus ciclos.