En los años de madurez, pocos hombres se acuerdan de cómo han llegado a ser lo que son, de cómo han conseguidos sus placeres, la concepción del mundo, su mujer, su carácter, su oficio y sus éxitos, y sienten no poder someterse ya a una transformación. Se podría incluso asegurar que han sido víctimas de un engaño; es imposible aducir una razón suficiente de que todo sucediera precisamente como sucedió; podría haber sucedido también de otra manera; sólo mínimamente los acontecimientos fueron producidos por ellos mismos, en su mayor parte dependieron de las más variadas circunstancias: del humor, de la vida, de la muerte de otros hombres; y se precipitaron, en un momento dado sobre ellos. En la juventud aparecía la vida como un mañana sin fin, llena de posibilidades y de nada en todas direcciones, y ya al mediodía se presentó de improviso algo que pretendía ser su vida; todo eso era tan sorprendente como verse de pronto ante la persona con la que se ha mantenido correspondencia epistolar durante veinte años sin conocerla personalmente, habiéndosela imaginado antes distinta. Pero es todavía más extraño el hecho de que casi nadie lo nota; todos adoptan a la persona con la que se han cruzado, e incorporan su vida a la suya, juzgan sus experiencias como la expresión de sus atributos; su destino es su recompensa o su desgracia. Algo se ha comportado con ellos como una cinta insecticida con una mosca: la aprisiona por un élitro y le impide todo movimiento, la envuelve poco a poco hasta sepultarla en una forma que no corresponde a la originaria. Conservan un recuerdo vago de la juventud en que poseyeron algo así como una fuerza de oposición. Ésta otra fuerza empuja y zumba, se resiste a reposar y levanta una tempestad de movimientos de huida sin rumbo; la burla de la juventud, su rebelión contra lo vigente, su disponibilidad para todo heroísmo, para la propia abnegación y sacrificio, para el crimen, su fogosa seriedad y su inconstancia, todo esto no revela otra cosas que sus movimientos de huida. En el fondo, estos movimientos o tentativas expresan que nada de todo lo que el joven emprende aparece unívoco ni es dictado por exigencias interiores, incluso cuando lo manifiestan queriendo convencer de que todo aquello sobre lo que se lanzan es absolutamente improrrogable y necesario. Cada uno inventa un nuevo gesto bello, uno interior y otro exterior. ¿Cómo se traduce? ¿Un gesto vital? ¿Una forma en que el sentimiento íntimo fluye como el gas en un globo de vidrio? Puede ser un nuevo bigote o un pensamiento nuevo. Es una comedia, pero, como toda comedia, tiene naturalmente algún sentido…; de repente se arrojan los espíritus jóvenes encima, como los gorriones sobre el tejado cuando se les da comida. Basta imaginárselo: cuando fuera, un mundo oprime la lengua, las manos, los ojos, el gélido paisaje lunar de la tierra, casa, costumbres, cuadros y libros…, y cuando dentro no hay más que niebla escurridiza: ¡qué felicidad poner una expresión en la que uno pueda reconocerse a sí mismo! ¿No es natural que un hombre apasionado se enseñoree de esa nueva forma, aun antes que un hombre vulgar? Ella le otorga el momento del ser, del equilibrio entre dentro y fuera, entre ser aplastado y descuartizado. “Sólo de esto depende –pensó Ulrich, cosa que también a él le incumbía. Tenía las manos en los bolsillo, y en su rostro se reflejaba tranquilidad y felicidad somnolienta como si estuviera muriendo de dulce congelación a los rayos de sol que le acariciaban-, sólo de esto depende el fenómeno continuamente repetido y llamado nueva generación, padres e hijos, revolución espiritual, cambio de estilo, desarrollo, moda y renovación. Lo que hace de esta manía de renovar unperpetuum mobilees simplemente la desdicha de que entre el yo nebuloso y el yo de los predecesores, concretados en una forma extraña, se inserte una apariencia del yo, un grupo de almas que casan más o menos entre sí. Y si se observa detenidamente, se pueden ver en el futuro más próximo los antiguos tiempos venideros: las nuevas ideas son entonces treinta años más viejas, pero satisfecha y un poco acolchadas y sobrevividas, de cómo parecido a como en los rasgos resplandecientes de un niña se refleja el rostro apagado de su madre; o bien no han tenido éxito alguno y aparecen consumidas y arrugadas, reducidas a un proyecto de reforma defendido por un viejo loco al que sus cincuenta admiradores llaman Fulano de Tal.”
El hombre sin atributos. Robert Musil. Capítulo 34 (Fragmento)
"Tomado en sí, el ser de un hombre presenta múltiples aspectos. El del hombre moderno se caracteriza sobre todo por la ausencia de unidad en si mismo y por la ausencia aun de la menor traza de aquellas propiedades que le complace especialmente atribuirse, la «conciencia lúcida», la «libre voluntad», un «ego permanente» o «Yo», y la «capacidad de hacer». Sí, por asombroso que esto les parezca, les diré que el rasgo principal del ser de un hombre moderno, que explica todo lo que le falta, es el sueño.
"El hombre moderno vive en el sueño. Nacido en el sueño, muere en el sueño. Del sueño, de su significado y de su papel en la vida, hablaremos más tarde. Ahora, reflexionen solamente en esto: ¿qué puede saber un hombre que duerme? Si ustedes piensan en ello, recordando al mismo tiempo que el sueño es el rasgo principal de nuestro ser, no lardará en ser evidente para ustedes que Un hombre, si verdaderamente quiere saber, debe reflexionar ante todo en las maneras de despertarse, es decir, de cambiar su ser.
"El ser exterior del hombre tiene muchos lados diferentes: actividad o pasividad; veracidad o mala fe; sinceridad o falsedad; coraje o cobardía;control de sí mismo o libertinaje; irritabilidad, egoísmo, disposición al sacrificio, orgullo, vanidad, presunción, asiduidad, pereza, sentido moral, depravación; todos estos rasgos, y muchos más, componen el ser de un hombre.
"Pero todo esto en el hombre es enteramente mecánico. Si miente, significa que no puede dejar de mentir. Si dice la verdad, significa que no puede dejar de decir la verdad; y así es en todo. Todo sucede: un hombre no puede hacer nada, ni interior ni exteriormente.
"El ensueño es absolutamente lo contrario de una actividad «útil».«Útil» en este caso significa: dirigida hacia una meta definida y emprendida para un resultado definido. El ensueño no tiende a ningún fin, no se esfuerza hacia ninguna meta."
Sobre el sueño. G.I.Gurdjieff.
Recopilado por P.D.Ouspenski en "Fragmentos de una Enseñanza Desconocida".
La noticia nos ha recordado inmediatamente a aquella que nos llamó tanto la atención hace casi 10 años. Fue en el mes de septiembre del año 2004, cuando sucedió un hecho insólito en la ciudad de París:
En las excavaciones que se venían llevando a cabo, para mejorar la red del metro, los obreros no dieron crédito cuando en su trabajo de perforación encontraron todo un auditorio clandestino bajo el subsuelo de la gran urbe francesa. Avisada del extraño descubrimiento la policía francesa, que entonces se encontraba realizando un ejercicio de entrenamiento en las Catacumbas de París, descendieron por una alcantarilla no muy lejos de Trocadéro, en pleno centro de la urbe, y descubrieron que entre los túneles existía una cámara secreta.
La estancia, era un pequeño anfiteatro que había sido esculpido en la misma roca de la que estaba hecha toda la galería. Este anómalo recinto oculto bajo las calles de París y hasta ese momento desconocido de todos, salvo de los supuestos "exclusivos socios" de tan extraño "club".
A tenor de lo que se encontró en él, se encontraba en perfecto uso, ya que incluso contenía una cabina de proyección, que lo convertía en un perfecto club "subterráneo" (entodos los sentidos de la palabra).
La sala además de la pantalla de cine incluía un bar e incluso una cocina bien pertrechada de provisiones.. Además, por si fuese poco, también existían líneas telefónicas y de electricidad tendidas desde la superficie.
En la sala de proyección se encontraron todo tipo de películas, desde piezas clásicas hasta las más modernas.
Cuando horas después la policía regresó para una investigación formal, todo el equipo había desaparecido súbitamente y lo único que encontraron fue una nota en el piso que decía "No traten de encontrarnos".
Más tarde se supo que el lugar había sido creado por los miembros de "La Mexicaine dePerforation", un movimiento artístico francés que buscaba expresar sus ideas por medio de la ocupación ilegalde lugares subterráneos.
Este extraño episodio fue el que nos sugiríó el siguiente reportaje dedicado al polifacético artista estadounidense David Lynch, el cual quien sabe si inspirado tal vez por ese mismo suceso, se ha decidido a crear su propio espacio personal también bajo el subsuelo parisino.
Se trata de un exclusivo club privado que responde al impactante nombre de "Silencio" un nombre muy apropiado para un defensor a ultranza de ,la Meditación Trascendental como es su autor.
Silencio
El lujoso antro de David Lynch
El artista regenta un club subterráneo a 840 euros la entrada anual
La sala de conciertos del bar Silencio de David Lynch. / Alexandre Gurikiger
La lápida que preside la fachada del 142 de la calle de Montmartre de París debió de dejar derrengado al tallador, porque es una de las más prolijas de la ciudad: “Fue en este edificio, que albergaba entonces la redacción del diario L’Aurore, donde, el 12 de enero de 1898, Emile Zola envió a Georges Clemenceau, redactor jefe, su carta al presidente de la República, Felix Faure, demostrando la inocencia de Alfred Dreyfus y proclamando: “La verdad está en marcha y nada la detendrá”. El texto apareció al día siguiente bajo el célebre título Yo acuso.
Más de un siglo después, en el piso principal de este imponente edificio, levantado en 1883 por el arquitecto Ferdinand Bal y soportado por dos cariátides y dos atlantes, símbolos del periodismo y la tipografía, se sigue leyendo la cabecera del diario financiero LaFrance, Journal du Soir, cuya redacción heredaría L’Aurore. Ni siquiera los carteles del supermercado Dia consiguen afear este lugar lleno de historias, al frente del cual fue asesinado el líder socialista francés Jean Jaurès.
Hoy, la leyenda más misteriosa del barrio toma su nombre del local subterráneo situado en el flanco derecho del inmueble. La entrada es un agujero negro rectangular, y no tiene rótulo ni placas, como corresponde a un sitio semisecreto que arrastra desde antes de su apertura, hace ahora casi dos años, un aura de arcano. Se llama Silencio, y es un club nocturno y un centro cultural de culto concebido y diseñado por el cineasta, fotógrafo, pintor y músico estadounidense David Lynch, inspirándose en el perturbador Club Silencio que se veía en su película Mulholland drive.
El conserje que permite (o no) el acceso a Silencio parece salido de Blue velvet. Es negro y fornido, lleva traje negro, zapatos negros, camisa negra y una corbata tan negra como la pintura de la entrada y la luz que se adivina dentro. El iPad que lleva en la mano hace juego con el cordón negro y los soportes plateados que impiden (¿o no?) el paso al visitante.
Son las seis y media de la tarde de un sábado, el verano ha llegado por fin a París y Silencio acaba de abrir. El horario es de seis de la tarde a seis de la mañana, según explica su web, que añade: “Hasta la medianoche el acceso está restringido a los socios y sus invitados, que pueden asistir a conciertos, proyecciones de películas y otras performances”.
La web de Silencio, no hace falta decirlo, es negra y sutil como el silencio, y ofrece sigilosas sugerencias: “Conciertos de artistas en residencia. Estrenos, películas de la semana y retrospectivas”. Y más: “Amplia selección de cócteles originales y únicos, vinos y destilados, comida de picar y degustaciones”.
Ya. ¿Pero cómo se entra? Respuesta de un productor de cine que sale de noche: “Siendo socio, pero es carísimo”. Pinchando el enlace adecuado, aparecen las tarifas. La tarjeta de socio normal cuesta 840 euros —impuestos incluidos— por año, o 70 euros al mes. El abono + (Premium) se pone en 1.620 euros al año, o 135 al mes. Y el reducido*, 420 anuales o 35 mensuales. El * significa que hay que ser menor de 30 años o residente en el extranjero (main residence abroad).
Problema: hacerse pasar por “under 30” es inviable. Así que elegimos “residentes en el extranjero” y rellenamos el formulario. Tras los habituales monsieur /madame, dirección y edad, piden detalles profesionales, ocupación actual y condición intelectual del aspirante: creación, producción o mediación.
Tras pinchar las tres, por si acaso, está hecho. Unos días después llega un correo electrónico. “Estamos encantados de tenerle como socio, bla, bla, bla. Mándenos un email con su RIB (cuenta corriente) y emitiremos su tarjeta”. Tribulaciones, arrepentimiento. ¿420 euros? ¿Se habría hecho Groucho Marx socio de este club? Regreso a la web: contactar con el departamento de prensa. Pasan los días, y no hay respuesta. Nuevo contacto. Silencio.
Así pues, hoy es sábado, brilla el sol, y las cariátides y los atlantes dicen que es el momento de dar la cara ante el portero. El tipo es un encanto, y explica que solo está ahí para comprobar las tarjetas de los socios. “Explique su caso en recepción”.
Bajando 46 escalones, mientras contemplas las paredes negras cubiertas de fotografías en blanco y negro de Paolo Pellegrini, has entrado a Silencio. La recepcionista rubia viste de negro y mira con cara de no entender nada. No, no hay nadie de prensa. Sí, puede hacer una visita, pero está prohibido tomar fotos y vídeos, hay que pedir autorización.
La primera impresión es de oscuridad. La segunda, de elegancia. La tercera, de soledad. No hay un alma en Silencio, salvo cuatro camareros que esperan ociosos la llegada de los socios, y un empleado que saca unas bolas de cristal de unas cajas y las mete en unas vitrinas.
De familia presbiteriana, amante de la meditación trascendental y de la sabiduría budista y gitana, Lynch pasa largas temporadas en París. Se sabe que imprime y expone sus litografías en el estudio-galería del 51 de la calle de Montparnasse, la vieja imprenta Mourlot donde trabajaron Miró, Picasso, Dalí y Barceló. Y él mismo ha dicho que en el proyecto de Silencio, madurado durante dos años, volcó su cosmología vital, artística e iconográfica.
Entrando por el pasillo, a la derecha, hay una salita de lectura. Tiene forma de cueva, y la luz es tan tenue que es casi imposible leer los títulos de los libros de arte y arquitectura apilados en estanterías bajas. Las lamparitas de pie son de estilo déco, las paredes están revestidas con tacos cuadrados de madera en relieve, forrados de pan de oro, y hay espejos por todas partes.
Un poco más adelante está la sala de fumadores, cerrada con unas puertas de cristal. Esta caverna imita a un bosque: palos de madera desde el suelo al techo, tallados, retorcidos y pintados de beis.De algunos surgen unas mesitas redondas para apoyar las copas, y unos ceniceros, también redondos. Hace frío, y el humo se escapa por unas rejillas invisibles.
La tercera cueva es la sala de exposiciones, onda launch; ahí están las bolas de cristal (o mandalas): todas tienen un pequeño objeto brillante dentro. La vitrina más grande es cóncava, o quizá convexa, de manera que si uno se agacha las esferas se convierten en huevos, y si se levanta, en hamburguesas. La muestra se titula Silence is golden(El silencio es oro). Pura esencia lynchiana.
Pasillo adelante está el baño-nirvana: un gran lavabo en forma de paralelepípedo, unos grifos volados imposibles de abrir, y espejos con luces que forman una circunferencia: si uno se mira, la circunferencia se refleja en las pupilas. La magia del Maestro. Los retretes también son negros.
Volviendo, a mano derecha, frente al fumadero forestal, se entra en la zona de baile y en el bar. Las mesas son bajas; los sofás, estilizados y no muy cómodos. Al fondo hay un pequeño escenario como el de TwinPeaks, tapado con unas cortinas que esconden la mesa de sonido: ahí actúan los músicos y los dj’s.
Y por fin, la barra. El barman es joven, guapo y tan alto que casi se da en el techo. En un minuto prepara en la coctelera el mojito de la casa: ron —etiqueta negra—, hierbabuena, pimienta, soda, azúcar líquido y hielo duro —milagro en París—. Cuando termina de agitarlo lo sirve en una copa de Dry Martini, que llena hasta el borde con champán Piper, antes de rociar su obra con un pulverizador de vainilla. La performance vale los 18 euros. Dos bastan para provocar una alegría y un dolor de nuca notables. La chispa se apaga dos horas después. El clavo persiste hasta la mañana siguiente. Y el lunes, nuevo email de Silencio: el plazo para aceptar la membresía * expira el 27 de julio. Qué estrés, Maestro.
David Lynch describe así el proceso creativo de sus obras:
"Preferiría suicidarme a hacer una película en la que yo no tenga la última palabra sobre el resultado final. Yo empecé como pintor, en la escuela de Bellas Artes, pero un día estaba delante de un cuadro y me pareció ver que algo se movía en él. Desde entonces intento combinar sonido e imágenes de la mejor manera posible".
"Hay quien dice que el público no quiere pensar, sino que prefiere que le den las cosas ya masticadas. Eso son chorradas. A la gente le encanta pensar. Todos somos detectives, tenemos capacidad para prestar atención y sacar nuestras propias conclusiones. Y eso es francamente bueno".
"Los sueños verdaderamente importantes son los que tienes cuando estás despierto, ya que cuando duermes no los controlas. A mí me gusta sumergirme en un mundo onírico que yo he construido o descubierto; un mundo que yo elijo".
"A veces me enamoro de una idea e intento convertirla en película, de la misma manera que a un pintor se le ocurren ideas que quiere plasmar en un lienzo. Es una experiencia personal muy grata, y siempre esperas que los demás sientan lo mismo que tú".
"La amnesia se parece de alguna manera a la interpretación: un buen actor renuncia a su propia identidad y se convierte en otra persona. Todo el mundo, incluso yo, tiene ganas de perderse y entrar en un mundo nuevo. El cine te da esa oportunidad".
La vida de David Lynch no es presa de las manías psicóticas de las que hacen gala sus personajes. Tres matrimonios, dos hijos y una profunda fascinación por todo lo que tenga que ver con la meca del cine le convierten en un personaje nada polémico en el extraño universo de Hollywood.” De hecho creo que soy un tipo bastante aburrido. Durante ocho años he almorzado en el mismo sitio, un pequeño local de Los Angeles .”
Lynch es un director que por lo general cuenta historias dramáticas y de suspense con un contenido extremadamente extraño que ha tocado todo tipo de estética o subgénero a la hora de contar sus historias (gore, road-movies, musical, erótico, etc.).
La estética en este pintor-director tiene gran importancia, pero no solo se muestra mediante los colores sino que se hace patente al crear una atmósfera mediante la decoración, el vestuario, maquillaje, la fisonomía de los actores e incluso la música tiene bastante de componente plástico.
Tras pasar por escuelas de arte, en 1965 Lynch y un amigo, Jack Fisk, viajaron a Europa para estudiar con el pintor expresionista Oskar Kokoschka en Salzburgo, Austria. Viajaron a París, y finalmente a Atenas, Grecia, pero regresaron a los Estados Unidos a los 15 días. "No me gustó Europa," asegura. "Pensaba todo el tiempo, aquí es donde voy a pintar. Y no había ningún tipo de inspiración allí para la clase de trabajo que quería hacer. [...] Tenía la intención de quedarme tres años. En cambio, ¡me quedé 15 días! Me acuerdo de estar acostado en un sótano en Atenas con lagartos que trepaban a las paredes, y pensaba en que estaba a 7.000 millas de McDonalds!"
Lynch es un artista que necesita ver su obra en movimiento. Pero sus películas nos esconden algo inquietante. Ese algo se muestra poco a poco a lo largo del film mediante un camino que van recorriendo tanto los personajes como los espectadores. Todo lo bello y tranquilo son máscaras de la realidad y David Lynch las irá desprendiendo una a una. No se quiere dar a entender con esto una visión pesimista de la realidad sino verla en su conjunto. De este modo podremos descubrir los vicios, fobias, misterios y crueldades que contiene la sociedad, en particular la americana.
Las siguientes declaraciones de Lynch describen perfectamente su cosmovisión:
"Las ideas dictan todo, tienes que ser fiel a eso, o estás muerto".
"Me interesa saber que se esconde tras las limpias fachadas, tras los visillos de las casas, explorar los recovecos tortuosos de la existencia. Soy como un detective que destapa lo que los demás ocultan. Y es que este mundo de hoy no es un lugar tan maravilloso como dicen. No es el sueño más brillante".
"Todas mis películas son acerca de mundos extraños, mundos a los que nunca podrías ir a menos que los construyas y los reproduzcas en una película. Eso es lo que verdad me importa de las películas a mí: ir a mundos cada vez más extraños".
"La muerte en mi mente no es una finalidad. Hay un continuo: Es como por la noche, que te vas a dormir y durante el día te despiertas, o cuando te despiertas, y es un nuevo día".
"Hay que estar dispuesto a dejarse llevar por el mundo abstracto. Hay que querer perderse en él. Si no, se tendrá la sensación de frustración".
"El absurdo es lo que más me gusta en la vida. Si ves a un hombre en repetidas ocasiones golpear contra un muro hasta sangrar, después de un tiempo te hacen reír porque se convierte en absurdo".
"Los sueños verdaderamente importantes son los que tienes cuando estás despierto".
"Hay gente a la que le gustan las películas que se entienden y hay gente a la que le gustan las películas que dejan espacio para que el espectador sueñe. A mí me gustan las que permiten soñar. La comprensión intelectual no tiene más importancia que la posibilidad de sumergirse en cada escena separadamente. Me encanta enamorarme de una idea y ver cómo se transforma en cine, qué va haciendo con esa idea el proceso de filmación"
Si observamos el gráfico de nacimiento de David Lynch, no nos sorprende en absoluto su fascinación por los ambientes axfixiantes y obscuros que magistralmente describe y posteriormente traslada al espectador desde sus películas. Este gusto por el color negro y todo lo que tradicionalmente se le asocia, sólo es explicable en una persona con fuerte carga en el signo de Escorpio, la casa VIIIª o sus regentes.
Vemos que es precisamente en ese signo donde tiene su ascendente el señor Lynch. Pero hay un dato muy cercano a este, que raras veces hemos visto descrito y que apoya aun más esa obsesiva tendencia de nuestro autor. Nos referimos a los grados centrales del signo fijo de agua donde se halla la regencia nocturna del planeta Marte, (Marte secundarizado , su regente de ascendente, junto a Plutón), no es el Marte regente de Aries donde se encuentra la regencia diurna del "Planeta Rojo" que le permite expresar su tremenda energía y respuesta de forma agresiva, inmediata y hasta en cierta forma primaria. Por contra el Marte como regente de Escorpio (más aun si además ocupase ese mismo signo) es más lento, y su respuesta con el tiempo como aliado, Saturno (Capricornio), su dispositor y el signo que ocupa su Marte, más demoledora, pudiendo cebarse con su presa hasta el paroxismo, la crueldad o el sadismo.
Así como el signo más luminoso del zodíaco es el signo de Leo, y sus grados centrales o fijos, especialmente el grado 15 es el imperio de la luz blanca, los grados centrales o fijos de Escorpio son los que representan el imperio de la muerte definitiva y el color negro más absoluto. Representan la etapa del régimen de Saturno que los antiguos alquimistas bautizaron como "Nigredo" (el Negro) o tambíén de forma metafórica como "el Cuervo" (precísamente por la similitud del color y brillo de la plumas de ese ave con el que alcanza la matéria filosófica, parecida al betún negro (otro término que sabiamente también emplearon para describirla) cuando la materia filosófica se disgrega, se putrefacciona y muere tal como hace "El Ave Fenix" mitológico, (un símbolo Plutoniano por tanto muy claramente relacionado con el signo de Escorpio, ya que Plutón es el regente moderno de este signo, y que con el signo que le sigue Sagitario completa el simbolo del Ave Fénix que "Renace de sus Cenizas", o lo que es lo mismo en el "Espejo de la Naturaleza": Después de la muerte otoñal de Escorpio, y la putrefacción de las hojas caídas en el barro del otoño, se va a producir la transmutación (Plutón) de esa materia orgánica ya muerta en germen y alimento, al convertirse en el abono, del que se nutrirá la nueva vida cuando comience de nuevo el ciclo en la vida en su renacimiento en primavera, tras el paréntisis del invierno, donde ha permanecido en estado de latencia o hibernación, durante los meses más fríos del año. De forma idéntica la materia filosófica, en el laboratorio del alquimista, pasa a convertirse entonces materia filosofal, por la vía natural y acelerada por el Trabajo del "artista" tras la muerte alquímica y su posterior transmutación en materia que nutre la vida .
Existen muchos más factores interesantes en el gráfico personal de David Lynch que podríamos analizar, como la estrecha relación, de apenas 1º, existente entre el planeta Neptuno y la posicíón que ocupa la Luna Negra Lilith (la Reina de las mentiras y el engaño), ambos descriptivos de ese mundo secreto que tan magistralmente retrata el autor, cuando desvela en su obra la verdadera naturaleza interior de los personajes, pero por ahora vamos a detenernos aquí.
En referencia a las resonancias apreciables en la fecha de la muerte del padre de Carlos, (Ver mensaje Homenaje a un astrólogo desconocido)las tan despreciadas, en algunos foros de Astrología autodenominados "científicos" (¿?!) progresiones secundarias hablan alto y claro, por supuesto siempre que se siga todo el desarrollo completo del escrito que señalamos a continuación, porque también es claro que si no se quieren ver no se verán, por mucho que nos empeñemos, aunque en el enlace siguiente pensamos que son desveladas con bastante claridad...........
Aun así, si nos negamos en rotundo rechazando el hecho concreto que incluso hasta me atrevería a llamar obvio, pero no por ello menos cierto, entonces también podríamos tildar, como hacen algunos de los que pretendidamente se llaman a si mismos "científicos", de falsa a toda la Astrología.
En ese lugar de internet al que me refiero, y de cuyo nombre prefiero no acordarme, también se describe, de forma bastante habitual, que determinadas técnicas astrológicas, como la anteriormente citada, las progresiones secundarias, y que nosotros por supuesto usamos, son técnicas falsas, "rebuscadas" , "simbólicas" etc, pero también se obvia allí que en Astrología, salvo los cálculos matemáticos del gráfico, todo es símbólico en el análisis interpretativo del mismo, desde los atributos que sin discutir se aceptan para cada planeta, lo cual puestos a poner todo en duda no entendemos por qué aceptan sin más, hasta el significado que implícitamente igualmente de forma también simbólica e igualmente sin poner en ninguna duda, se aceptan para cada signo, regencia, aspecto y casa....
Sabemos que todos los significados de estas variables astrológicas responden a una lógica simbólica basada en la Analogía, como bien describiera Hermes en el comienzo de su magistralTabula Smeralgdina, cuando desvela el principio en el que se apoya todo nuestro Arte, y que en ese lugar al que anteriormente nos hemos referido algunos llaman peyorativamente, tal vez por ignorancia proverbial, "magia" (¿?!), cuando escribe:
"En verdad, sin mentira y ciertamente:
Lo de abajo es como lo de arriba, y lo de arriba es como lo de abajo, para obrar los milagros de una sola cosa."
Fijémonos en la palabra "Como", porque es la clave, ya que "como" implica comparación y concluyentemente "Analogía"
Pues bien, de igual forma, y como no podía ser menos, por mucho que intentemos desmarcarlos, los tránsitos, tan defendidos en ese lugar y presentados allí sin rubor como la única técnica real y cierta de toda la Astrología, responden también a esa lógica simbólico-analógica que describe el inmortal texto de Hermes Trismegisto.
El hecho de que un planeta transite, es decir, ocupe en un momento dado la misma posición por longitud eclíptica que antes ocupó otro planeta radical (transitado) en el gráfico astral de nacimiento, no revela entre ambos conexión directa alguna, salvo de matiz simbólico, como contrariamente se viene afirmando con rotundidad en el susodicho foro referido. De nuevo se trata de una conexión (por cierto no menos real) pero en el plano simbólico, ya que cuando el denominado tránsito sucede, el planeta original transitado normalmente se encuentra en una posición muy distinta a la que ocupaba en el radix, por tanto en el momento del tránsito, en la posición transitada, no existe normalmente de forma física nada que entonces sea directamente afectado (transitado), sino solamente la "huella fantasma" del astro que una vez, al comienzo de existencia del ente, animado o no, que estudiamos, normalmente hace muchos años que dejó de estar físicamente allí. Algo realmente misterioso, un hilo invisible pende sin duda entre ambos hechos que nos permite "ver" que esa huella va a ser activada de nuevo, pero desde luego este hecho no puede ser jamás definible como "científico" por mucho que nos empeñemos en afirmar lo contrario.
La gran laguna de la Astrología radica en el desconocimiento de las leyes que la hacen funcionar, siendo este su “Talón de Aquiles”. Esta falta de conexión “Cielo – Tierra”, tan solo aparente, para quien no se toma la molestia de penetrar en sus misterios, le resta su validez y veracidad para el estamento científico, pero el desconocimiento del “Hilo de Ariadna” que une fenómenos celestes y terrestres no invalida, no obstante, su correcto funcionamiento, que basamos en la Teoría de Prospectiva de Sistemas.
El principio básico de la Teoría de Prospectiva de Sistemas podemos resumirlo de la siguiente forma:
“Toda coincidencia cronológica de carácter sistemático observable entre dos o más fenómenos aparentemente inconexos entre si, revelan una conexión y, consecuentemente, implican un sistema, es decir: Un conjunto de hechos enlazados entre si”.
La observación sistemática de esos sistemas de sincronicidad conduce a derivar un segundo principio: “Desde su creación, nacimiento o fundación, todo ente individual o colectivo, queda inseparablemente acoplado a unos módulos de sincronicidad cuyo despliegue futuro puede ser previsto a priori, si conocemos el cuadro de frecuencias de esas sincronicidades.”
Podemos establecer un ejemplo sencillo de sincronicidad como sistema basándonos en la coincidencia cronológica de las mareas oceánicas respecto a ciertas posiciones del Sol y la Luna. Imaginemos que un observador ignorante de las leyes naturales que producen las mareas intentara frente al fenómeno de las mismas crear unas tablas para predecirlas en el futuro. Tras una observación minuciosa de la repetición sistemática de ambos fenómenos coincidentes (mareas y posiciones lunares) en un determinado tiempo estaría en condiciones de predecir ambos fenómenos, ya que la regularidad de sus ciclos le habría inducido a concluir que esos ritmos o ciclos se repetirían indefinidamente.
Una vez anotados los ritmos de las sincrónicas pulsaciones de las mareas trataría de explicarse a si mismo el fenómeno en términos de relación causa-efecto, pudiendo concluir que “los movimientos de la Luna están determinados por los movimientos de las mareas, facultándole de esta manera poder predecir los horarios de los movimientos lunares basándose en su conocimiento de los horarios de las mareas”. Teoría del todo incorrecta, pero que tendría plena validez operante en cuanto a los resultados eficaces de su aplicación como regla de predicción, ya que sus pronósticos resultarían exactos.
Este trivial ejemplo conduce a inferir otro principio: “Para los fines específicos de la prospectiva de sistemas, es indiferente que se conozcan las verdaderas leyes físicas que regulan las sincronicidades en cuestión”.
Es cierto que intuitivamente los tránsitos se comprenden mejor que otras técnicas, y por supuesto que funcionan a la perfección porque el desconocimiento de la razón que relaciona dos hechos no invalida que exista ese vínculo, o lo que es lo mismo: “Para los fines específicos de la prospectiva de sistemas, es indiferente que se conozcan las verdaderas leyes físicas que regulan las sincronicidades en cuestión”.
Es un hecho incontestable que los Tránsitos asociados con la Teoría de Ciclos suponen en Astrología Mundial la actual técnica número 1, un privilegio del que gozan básicamente desde el descubrimiento de los 3 (ahora ya 4 planetas exteiores, desde el descubrimiento de Éris, que aportará sin lugar a dudas nueva luz a algunos procesos históricos aun no plenamente justificados desde la "lógica astrológica"), pero ese hecho corroborable no invalida en absoluto que otras técnicas también funcionen y por supuesto aporten, junto a ellos, una mayor seguridad en la previsión de acontecimientos futuros. Es más, según nosotros lo entendemos cuantas más técnicas apoyen una predicción, es mucho más probable que ésta pueda ver su cumplimiento. Basarnos solamente en el dato (tránsitos) no permite jamás asegurar, como muchas veces se hace, metafóricamente hablando, que "si hay nubes lloverá". Esta afirmación obviamente no es correcta, pues carece del rigor que otorgan varias "pistas" o técnicas que apoyan la misma dirección de cumplimiento de determinados acontecimientos, y lo que es tanto o más importante: El tiempo de cumplimiento de los mismos. Es necesario por tanto afinar más, mediante otras herramientas predictivas, y analizar con su concurso si apoyan la misma dirección de los acontecimientos que tratamos de anticipar, para poder arriesgarnos a afirmar con rotundidad "que lloverá".
Sabemos, como sabe todo aquel que haya dedicado el tiempo necesario al estudio de Astrología, que ninguna técnica por si sola es 100% definitiva. Tampoco los tránsitos lo son. Existen como sucede con cualquier otra, y en esto nos aproximamos a otras disciplinas que la ciencia oficial sí reconoce, casos en que escapan a su "lógica", en los que éstos (los tránsitos) en exclusiva no pueden explicar lo que objetivamente sucede. Si reconocemos ese hecho entonces estaremos en el camino correcto y podremos aprender más. Si por contra lo negamos estaremos faltando a la verdad y ésta nos dará esquinazo para desvelarnos el secreto que esconde la mecánica celeste aplicada al mundo sublunar.
A medida que experimentamos, cada vez nos sorprende más el comprobar como las técnicas de prospectiva históricamente utilizadas por millones de practicantes de nuestra Uraniana disciplina, corroboradas como ciertas por su práctica durante milenios, se apoyan unas a otras en una misma dirección de acontecimientos. Este es un hecho capital, y fundamental darse cuenta de ello, porque si la realidad finalmente es una en el cumplimiento o no de una predicción, entre el abanico previo de posibles opciones, todas las técnicas ciertas que respetan la coherencia simbólica en la que se basa nuestra disciplina seriamente entendida como tal, deben apuntamos, muy posiblemente desde diferentes planos, apoyando el mismo devenir predecible, como de hecho suele suceder si estamos atentos y abiertos para ver y percibir, pero ese no deja de ser un trabajo arduo que exige tiempo, esfuerzo y por qué no decirlo "sacrificio", incomodidades que no todos estamos dispuestos a asumir. Resulta por tanto evidente, que en muchas ocasiones, aunque lo neguemos, no estamos dispuestos a emplear el tiempo requerido, o tal vez no contemos con el software apropiado para iniciar ese análisis.
Para terminar y por poner un ejemplo, actualmente, (refiriéndonos por una vez a nuestra propia persona y experiencia, cosa que solemos evitar hacer intencionadamente), después de analizar cientos de gráficos, casi no nos cabe duda alguna, que uno de los factores más claros y reveladores en un gráfico astral, y al que no se le ha otorgado, salvo honrosas excepciones, que las hay, la debida importancia, es la posición de la Luna Negra Lilith Media (apogeo lunar medio).