Cuando estudiamos las antiguas civilizaciones nos
sorprende como una presencia permanente en las mismas, el afán con que estudian
los astros. Por veces sus conocimientos nos producen pasmo; como el de la
estructura triple de la estrella Sirio entre los dogones, o el de los anillos
de Saturno en las tablillas sumerias. Es un hecho probado, ver las obras de R.
Temple, el uso de instrumentos ópticos en civilizaciones tan distantes como
Roma y China, por ejemplo; y en los códices aztecas aparece figurada con precisión
la estructura de la sangre tal y como la conocemos hoy de leucocitos, glóbulos
rojos y plaquetas. El mismo Platón reconoce que la Astrología o Matemática
Celeste es el fundamento de todo conocimiento sobre la naturaleza, según el
conocido principio griego y egipcio: “Así como es arriba es abajo”, y la misma
Alquimia, alma y madre de la química moderna profundiza en las mutaciones de la
naturaleza en correspondencia con las influencias estelares.
Sin embargo el auge del escepticismo y del materialismo en el siglo XIX
llevaron a considerar todos estos conocimientos como fantasías precientíficas;
y lo que es peor, a no dar validez a experimentos científicos de importancia
trascendental a la hora de reivindicar lo mejor del pensamiento antiguo.
El cambio que se ha operado en las mentes científicas en los últimos 30 años
esta quebrando el paradigma materialista y por lo tanto abriendo la puerta a
determinados conocimientos y experiencias que devuelven su protagonismo a
enseñanzas tradicionales como pueden ser la Alquimia, la Astrología, la
Simbología (y la operatividad de los símbolos en la psique, sólo por mencionar
un ejemplo), la Arquitectura y la Geometría Sagrada, etc, etc.
Internet promueve la fácil y rápida difusión de libros y trabajos de investigación
que antes hubieran sufrido los efectos de una “conspiración del silencio”.
“Conspiración” que muchas veces es, como dice James Lovelock, simplemente el
efecto de una especialización estéril que pierde el sentido de unidad; y otras
es porque la Ciencia ha perdido gran parte de su independencia y libertad,
esclavizada a los poderes fácticos, es decir, económicos.
Respecto de la Astrología no es difícil encontrar trabajos científicos y serios
de investigación que están conmoviendo desde sus cimientos la lógica causal
científica y estableciendo otros patrones de vinculación entre los seres y
procesos de la naturaleza distintos a los burdamente mecánicos.
Algunos de estos trabajos provienen de principios del siglo XX y han sido
olvidados, o silenciados o estigmatizados; y ahora, en el siglo XXI otra vez
reivindicados (tal es el curso, tales son los ciclos del pensamiento humano).
Otros son de estos últimos años, como las obras de Percy Seymour y sus estudios
sobre el magnetismo solar y terrestre; y han entrado de lleno en la palestra de
combate que les permita hallar el lugar natural que les corresponde en la
conciencia de sus contemporáneos.
En síntesis, destacan las investigaciones de:
Michel Gauquelin, un psicólogo
francés. Con sus trabajos de estadística y caracterología demuestra las
influencias de los astros que en las cartas zodiacales están en las llamadas-
por él- zonas de influencia; es decir el Ascendente, Descendente, Medio Cielo y
Fondo de Cielo de la astrología tradicional.
Percy Seymour, con doctorados en
astronomía y astrofísica es director del William Day Planetarium y principal
catedrático de astronomía en la Universidad de Plymouth. Es autor de los libros: Cosmic Magnetism, Halley`s Comet,
The Scientific Basis of Astrology, Astrology: The Evidence
of Science, The Paranormal: Beyond Sensory Science y Adventures
in Astronomy. En los subrayados es donde desarrolla un modelo
físico, que fundamentado en mecánica de fluidos y en sus conocimientos de
magnetismo cósmico, explica de un modo serio y científico cómo el movimiento de
los astros afecta, a través de lo que el llama mareas magnéticas y resonancia,
la actividad del sol y sus irrupciones magnéticas, que a su vez se extienden
por todo el sistema solar. Los seres humanos incorporan, dice, dichas vibraciones
magnéticas armónicas o inarmónicas a través de la glándula pineal, que actúa de
un modo selectivo según la naturaleza astrológica de cada individuo.
Giorgio Picardi (m. en 1972), el
principal investigador del Instituto de Física- química de la Universidad de
Florencia, donde se dedicó a estudiar los llamados fenómenos de interfase y
superficie, y sus aplicaciones en el campo biológico. En particular los
fenómenos de fluctuación físico-químicos debidos a variaciones medioambientales
y... ¡astrológicas! Más específicamente, demostró que el movimiento de los
astros modifica el comportamiento de los coloides, y no lo hacen sólo las
luminarias, el Sol y la Luna, lo que sería fácilmente explicado por el efecto
de la gravedad, sino también otros astros de aparente menor importancia. Llegó
a medir en base a la variación de comportamiento de sus coloides- soluciones de
cloruro de bismuto hidratado- la inversión de marcha del planeta que habitamos
respecto del plano de la galaxia a la que pertenece el Sol. La importancia de
estas investigaciones estriba en que todos lo seres vivos somos, física y
químicamente hablando, soluciones coloidales. Publicó más de doscientas
monografías y comunicaciones, y es una de ellas, The Chemical Basis of
Medical Climatology la más conocida porque fue editada en forma de libro.
Nick Kollerstrom, graduado en
Ciencias en Cambridge. Ha realizado excelentes estudios sobre la relación del
comportamiento de las plantas y de los metales en concordancia con el
movimiento y naturaleza de los astros. En sus obras Astrochemistry y The
Metal- Planet Relationship traza un paralelo entre la ordenación ptolemaica
de los planetas y muchas de las propiedades físicas y químicas de los siete
metales asociados. Es importante recordar que el orden de Ptolomeo:
Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno, se fundamenta en la
velocidad angular de dichos astros observados desde la tierra. Brillo, resonancia,
maleabilidad y conductividad (eléctrica y térmica) son todas superiores en la
plata y decrecen según el orden antedicho hasta llegar al plomo, quien más
débilmente exhibe estas propiedades que caracterizan a los metales. Afirma,
como hizo la sabiduría tradicional durante milenios, que los siete metales
fundamentales representan algo así como las siete notas de la escala musical; y
que así como existe una gran variedad de notas intermedias dentro de dicha
escala, así también podemos reconocer “tonos intermedios” entre los metales. Y
no sólo analiza compara y encuadra según esta lógica “alquímica” las
propiedades físicas de los metales, sino también las químicas, como la Valencia y la
electronegatividad.
Nick Kollestrom en la obra ya mencionada The Metal-Planet Relationship: A
Study of Celestial Influence, también destaca los experimentos realizados a
principios del siglo XX en 1930 por Kolisko, siguiendo las indicaciones de
Rudolf Steiner. Trabajando con soluciones de sales metálicas, demostró un
cambio radical de comportamiento del metal en la solución cuando su planeta
regente atravesaba un momento “crítico” de conjunción, ocultamiento, cuadratura
u oposición. El experimento es sencillo y dichas soluciones, al precipitarse en
papel secante dejan una huella visual del cambio de carácter. Quizás el más
impresionante sea el que muestra los cambios de color experimentados en el
papel en soluciones coloidales de oro durante un eclipse de Sol. Asombrosas
son, también, las formas de apariencia tridimensional que aparecen en el papel
secante durante los minutos que duran determinadas conjunciones, especialmente
la de Luna- Saturno, que nos hace pensar en las formas de los “mil” senos de la
Artemisa de Efeso, diosa griega regente de la Luna.
Completa el trabajo de investigación y reflexión filosófica de Kollerstrom la
comparación que hace entre el comportamiento y la utilidad de los metales, y
las actividades asociadas por la mitología griega con sus planetas y dioses
regentes. Otros autores, como L.F.C. Mees han profundizado en esta naturaleza viva de los
metales.
Frank McGillion, doctor en
Medicina por la Universidad de Glasgow, en la especialidad de Neurofisiología y
Psicofisiología con post-doctorado en Oxford. Es un investigador ecléctico y
polémico de la historia de la medicina y de la sabiduría antigua. En su obra The
Opening Eye, hace un estudio sobre la glándula pineal como clave de la
relación entre el cuerpo y mente humano y los factores ambientales (que
incluyen geomagnéticos, fenómenos cosmológicos, radiaciones y contaminación
electromagnéticas y la posición y movimiento de los astros en el cielo).
Conceptos como “la armonía de las esferas”, alquimia de transformación y poder
de las formas geométricas hallan una explicación científica con el estudio de
este “Ojo abierto a los cielos” que es la glándula pineal. En el artículoThe
Pineal Gland and the Ancient Art of Iatromathematica, defiende con
fundamentos científicos serios y definidos el arte de la medicina de Paracelso
y de los médicos astrólogos de la Antigua Grecia y la importancia de la
melatonina segregada por la glándula pineal en los mecanismos de
sensibilización a las influencias “astrales”.
Etienne Guillé: Doctor en
Ciencias y agregado de Matemáticas que enseña en la Universidad de Paris Sur
(Orsay). Desde hace algunos años estudia el mecanismo del cáncer animal y
humano en el departamento de biología molecular de Orsay y en el Instituto de
Curie. En su libro LÀlchimie de la Vie evoca la resonancia vibratoria
entre los siete metales alquímicos presentes en la molécula de ADN y las
vibraciones procedentes del Cosmos, especialmente la de los planetas regentes
de dichos metales. En cada cromosoma, expone, la molécula de ADN contiene metales
que juegan un papel fundamental en la apertura de la cadena molecular. Etienne
Guillé percibió que ciertos metales (los siete metales de la astrología,
precisamente) tienen la posibilidad de entrar en la molécula y abrirla. Se dio
cuenta además que los nexos entre las moléculas de ADN y los metales varían en
el curso de su desarrollo celular. Explica que el lenguaje de la vida es
vibratorio, que no sólo existe movimiento, sino vibración en el átomo, en la
molécula y en la secuencia de ADN. El lenguaje de la vida tal y como la
concebimos ahora –la vida orgánica- estaría basada en estas emisiones
vibratorias de estas secuencias de ADN presentes en la conformación específica
de las células de todos los seres vivos. Las propiedades numéricas y también holísticas
de este lenguaje permiten trazar y describir la constitución visible e
invisible del ser vivo. La aplicación de este lenguaje a toda clase de
acontecimientos de la vida y de sus perturbaciones le permiten llegar a la
conclusión de que todo ser vivo sería el soporte de dos clases de herencia: la
una, material, dada por la molécula de ADN, ligada a la estructura lineal de
sus nucleótidos y la otra, vibratoria, que se superpone a la primera y la anima
a través de energías específicas proveniente del Cosmos y de la Tierra.
Otra fuente de explicaciones y demostraciones de por
qué actúan los astros en la naturaleza viene dada por las investigaciones sobre
la energía asociada a las formas geométrica . Aquí hay
decenas de autores y cientos de estudios entre los que podemos destacar los del
geólogo Dr. Bogdanov y los campos vibratorios de la Tierra en concordancia
armónica con las pirámides . Destacar, a propósito de las pirámides, los trabajos y experimentos
realizados por la Academia Nacional Rusa de Ciencias sobre los efectos de las
“ondas de forma” de las mismas, y donde se demostró: El incremento en la
formación de leucocitos en la sangre y en la velocidad de regeneración de
tejidos, el mayor crecimiento (de un 30 al 100 % en 5 días) de las semillas
agrícolas, pérdida de viscosidad en el petróleo en un 30 %, disminución de la
agresividad en los presos, aumento de la potencia de los fármacos y disminución
de sus efectos secundarios, aumento en la supervivencia de tejidos celulares
infectados por virus y bacterias, disminución de los niveles de radioactividad
de residuos radioactivos situados en pirámides, carga espontánea de las
baterías, cambios en los límites de la temperatura de superconductividad, en
las propiedades de semiconductores y materiales de carbón, mayor dureza y
pureza de los diamantes sintetizados en su interior, disminución de la
temperatura de congelación del agua hasta 40 grados bajo cero, y el agua
retiene esta propiedad durante años, etc., etc.
Tal y como Kepler demostró, las órbitas de los
planetas se ajustan a los límites (y por lo tanto, a la forma) de determinados
sólidos platónicos, cuerpos geométricos de extrema importancia, cuyas “ondas de
forma” deben ser irradiadas en todo el sistema solar. Si a ello le sumamos las
formas estrelladas que los planetas trazan en su curso aparente, visto desde la
tierra, es fácil pensar en un efecto vibratorio poderoso. Quizás el
investigador que más profundamente haya estudiado Geometría Sagrada haya sido
Schwaller de Lubicz, un auténtico Iniciado en los arcanos de la matemática.
Reivindica el pensamiento matemático astrológico de Kepler y hace percibir con
claridad que la ciencia cuando es interpretada con la seriedad y trascendencia
de un Kepler , lleva fácilmente al místico entusiasmo. A la percepción de la
voluntad de Dios en las Leyes de la Naturaleza, a la percepción de la
Inteligencia divina en la maravillosa mecánica y economía de sus formas; y de
su amor y sabiduría en el movimiento de la Vida, en la divina perennidad de la
misma, más allá de todos los cambios.
Las formas son uno de los
estudios del Feng Shui. Según los músicos chinos e ingenieros acústicos modernos, el Tierra en el
espacio genera una vibración de bajísima frecuencia pero muy poderosa afinada
en el FA de la escala de Do. Toda la naturaleza responde con su propia vida y
vibración, como un coro con sus mil armónicos, a esta tónica vibratoria propia,
sólo, de la Tierra, y que los egipcios vincularon al color verde. Es
interesante destacar que toda la Gran Pirámide, y de un modo purísimo y
especialísimo, la llamada Cámara de Keops, vibra en esta nota musical, mientras
que el “sarcófago de resurrección” realizado en granito rojo y solucionando el
famoso problema de la matemática griega de la duplicación del cubo (un perfecto
2 es la relación entre el volumen exterior y el interior del mismo), lo hace en
un purísimo LA.
Recordemos también la explicación de H.P. Blavatsky sobre esta música de la
Naturaleza. Comentando el texto de Los Siete Portales, incluido en Voz
del Silencio, “¿Has puesto a tono tu corazón y tu mente, con la gran mente
y corazón de la Humanidad entera? Porque así como en la rugiente voz del Río
sagrado resuenan a manera de eco los sonidos todos de la Naturaleza, así
también el corazón de aquel que pretenda entrar en la corriente debe vibrar
respondiendo a cada suspiro y pensamiento de todo cuanto vive y alienta”.
Comentando este texto dice: “Los Budhistas del Norte,
y en realidad todos los chinos, encuentran en el profundo rumor de los grandes
y sagrados ríos, la tónica o nota fundamental de la Naturaleza, y de ahí la
comparación. Es un hecho bien conocido en Física, lo mismo que en Ocultismo, el
que la resultante o combinación de sonidos en la Naturaleza (tal como se oye en
el rumor de los grandes ríos, el ruido que producen al balancearse las copas de
los árboles en los extensos bosques, o el de una ciudad a distancia) forma una
definida nota única de tonalidad perfectamente apreciable. Esto lo demuestran
los físicos y los músicos. Así es que el profesor Rice, en su Música China,
afirma que los chinos han reconocido este hecho millares de años, diciendo que
“las aguas del Huang-ho, al pasar corriendo entonaban elKung, llamado
‘el gran tono’ en la música china; y demuestra que dicho tono corresponde al
‘Fa’, ‘nota considerada por los físicos modernos, como la tónica actual de la
Naturaleza’. También hace mención de lo mismo el profesor B. Silliman en sus Principios
de Física, diciendo que ‘esta nota se cree ser el Fa del medio del piano;
pudiendo, por lo tanto, ser considerada como la tónica de la Naturaleza”
Investigadores de la verdad ya lo están viviendo, un
renacimiento de las virtudes y valores internos que posibiliten penetrar en el
Alma de la Naturaleza, tal y como de forma maestra expresó la genial H.P.
Blavatsky en su libro Voz del Silencio:
“AYUDA A LA NATURALEZA Y CON ELLA TRABAJA, Y LA
NATURALEZA TE CONSIDERARÁ COMO UNO DE SUS CREADORES Y TE PRESTARÁ OBEDIENCIA. Y
ANTE TI ABRIRÁ DE PAR EN PAR LAS PUERTAS DE SUS RECINTOS SECRETOS, Y PONDRÁ DE
MANIFIESTO ANTE TUS OJOS LOS TESOROS OCULTOS EN LAS PROFUNDIDADES MISMAS DE SU
SENO PURO Y VIRGINAL. NO CONTAMINADOS POR LA MANO DE LA MATERIA, MUESTRA ELLA
SUS TESOROS ÚNICAMENTE AL OJO DEL ESPÍRITU, OJO QUE JAMÁS SE CIERRA, Y PARA EL
CUAL NO HAY VELO ALGUNO EN TODOS SUS REINOS “
Fuente:http://www.acropolis.com.bo/articulo.php?art=articulos/120.html
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