Dos son los mapas astrales que vamos a analizar como radix para el estudio de la actual situación de la Institución Católica. El primero corresponde al Concilio de Nicea, celebrado en la ciudad turca de Tuzluksu el 19 de Junio del año 325, mientras que el segundo está levantado en base a los datos de creación de la Ciudad Estado del Vaticano, hecho que tuvo lugar el 7 de Junio de 1929 en la ciudad de Roma.
Con la reciente y sorprendente renuncia del Papa Benedicto XVI se abre un periodo convulso para la Iglesia Católica que ya viene siendo puesta en "tela de juicio" desde hace varios años cuando estallaron los cientos y reiterados escándalos por abusos sexuales y pedofília, unos hechos que en varios países han salpicado a esta Institución religiosa que ahora se encuentra bajo sospecha y en evidentes vías de descomposición.
Las más altas jerarquías de la Institución Católica vienen negando reiteradamente su adaptación al mundo del presente, a las nuevas necesidades de nuestras actuales sociedades, como son el control de la natalidad mediante el empleo de métodos profilácticos, un uso que ha resurgido en los últimos años, como consecuencia de la superpoblación y de la irrupción de enfermedades de transmisión sexual, como el SIDA. Por poner un ejemplo, hace ahora 10 años que pudimos palpar sobre el mismo terreno, como en el continente africano, mata a miles de personas cada año. En estados como Etiopía, donde estuvimos, el contagio por virus del SIDA alcanzaba en 2003 a cerca del 65% de la población de ese país, unas cifras que deberían hacer recapacitar incluso al más dogmático estamento eclesiástico, sobre la conveniencia o no del uso de preservativos, antes que condenar a gran parte de la población a una muerte segura. Pero no es este el único caso en que la jerarquía de Roma hace gala de su sinrazón, ya que incluso presa de una inflexible actitud, ha dado la espalda al progreso y a la investigación científica, como supone el caso de su condena sobre las líneas investigación en neurociencia que tienen como base a las células madre, unas investigaciones en las que tenían fijada su esperanza millones de personas que en todo el mundo sufren dolencias y enfermedades neurodegenerativas, a las que Roma con su postura actual condena en su difícil situación a la simple resignación.
Vemos, por tanto, a la alta jerarquía de esta Iglesia comportándose como un juez inflexible carente de la caridad que se le presupone, tal como haría una institución de otro tiempo y lugar que vive de espaldas al presente, a la realidad de los problemas y necesidades del hombre actual.
No hablemos ya más, en otro orden de cosas, del caso de disciplinas como la Astrología, cuyo estudio se condena excomulgando a sus practicantes, mientras se esconde hipocritamente que históricamente muchos de los Padres de su Iglesia la practicaron y seguramente aun la practican, secretamente en privado, para su propio, egoísta y exclusivo provecho.
Mientras las sociedades evolucionan y el concepto de unidad familiar ha ido cambiando, como la sociedad misma, con la aparición de nuevos modelos familiares surgidos de la existencia de familias monoparentales, o también las derivadas de los recientemente aceptados legalmente como matrimonios gays, la Institución Católica mira a otro lado, obviando este escabroso tema que inunda sus cuarteles, atrincherándose aun más en su dogmático inmovilismo, que le aleja, cada vez más, de las nuevas necesidades y respuestas buscados por el hombre actual. Esto visto con la necesaria perspectiva no deja de ser, en cierto sentido, algo lógico si tenemos en cuenta que es una institución que nació en los albores de la Era de Piscis que ahora paulatinamente va tocando a su fin (estamos actualmente en el periodo de transición hacia la de Era de Acuario).
Sabemos, por tanto, que el paradigma global va a ir cambiando lenta, pero inexorablemente, hasta dejar a esta Institución completamente fuera de juego, pues su papel predominante ya ha tenido lugar durante los últimos veinte siglos y ahora es tiempo de savia nueva.
BASES HISTÓRICAS
El primer Concilio ecuménico se celebró en el año 325 en Nicea (actualmente Iznik), ciudad de Asia Menor, en el territorio de la actual Turquía, y de la que recibe el nombre por el que es conocido, Concilio de Nicea I. Fue convocado por el emperador Constantino I el Grande, por consejo del obispo San Osio de Córdoba.
El Primer Concilio de Nicea fue convocado por el emperador romano Constantino I, quien acababa de imponer su dominio sobre la totalidad del Imperio Romano después de vencer a Licinio. Previamente, Constantino ya había dado muestras de sus simpatías por el Cristianismo al dictar el Edicto de Milán del año 313, que daba a los cristianos libertad para reunirse y practicar su culto sin miedo a sufrir persecuciones. No obstante, el emperador era consciente de las numerosas divisiones que existían en el seno del Cristianismo, por lo que, siguiendo la recomendación de un sínodo dirigido por Osio de Córdoba en ese mismo año, decidió convocar un concilio ecuménico de obispos en la ciudad de Nicea, donde se encontraba el palacio imperial de verano. El propósito de este concilio debía ser establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana.
En aquellos momentos, la cuestión principal que dividía a los cristianos era la denominada controversia arriana, es decir, el debate sobre la naturaleza divina de Jesús. Un sector de los cristianos, liderado por el obispo de Alejandría, Alejandro, y su discípulo y sucesor Atanasio, defendía que Jesús tenía una doble naturaleza, humana y divina, y que por tanto Cristo era verdadero Dios y verdadero Hombre; en cambio, otro sector liderado por el presbítero Arrio y por el obispo Eusebio de Nicomedia, afirmaba que Cristo había sido la primera creación de Dios antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era Dios mismo.
Este fue el primer concilio general de la historia de la Iglesia cristiana, a excepción del llamado concilio de Jerusalén del siglo I, que había reunido a Pablo de Tarso y sus colaboradores más allegados con los apóstoles de Jerusalén encabezados por Santiago el Justo y Pedro.
El Concilio
Aunque todos los obispos cristianos del Imperio fueron formalmente convocados a reunirse en Nicea, en realidad asistieron alrededor de 300 (según san Atanasio), o quizá un número ligeramente inferior. La mayoría de los obispos eran orientales, si bien participaron también dos representantes del Papa Silvestre. El concilio fue presidido por Osio de Córdoba. También estuvo presente Arrio y algunos pocos defensores de sus posiciones teológicas. La posición contraria a Arrio fue defendida, entre otros, por Alejandro de Alejandría y su joven colaborador, Atanasio.
Constantino, aunque simpatizaba con los cristianos, no se bautizó hasta que se hallaba en su lecho de muerte. Sin embargo, aparentemente ya se había convertido al cristianismo tras su victoria militar sobre Majencio en 312, ya que había invocado al Dios de los cristianos antes de la batalla. Por ello interpretó su victoria como indicio de la superioridad del Dios cristiano, aunque se guardó de compartir esta interpretación con sus tropas.
La Ciudad del Vaticano alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia católica. Aunque los dos nombres, «Ciudad del Vaticano» y «Santa Sede» se utilizan a menudo como si fueran equivalentes, el primero se refiere a la Ciudad y a su territorio, mientras que el segundo se refiere a la institución que dirige la Iglesia y que tiene personalidad jurídica propia (como sujeto de Derecho internacional). En rigor, es la Santa Sede, y no el Estado del Vaticano, la que mantiene relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Por otro lado, el Vaticano es quien da el soporte temporal y soberano (sustrato territorial) para la actividad de la Santa Sede.
La máxima autoridad del Vaticano y Jefe de Estado del mismo es el Sumo Pontífice, por lo que puede considerarse la única teocracia de Europa, aún cuando el Papa delega las funciones de gobierno en el Secretario de Estado.
El conjunto arquitectónico e histórico-artístico que conforma la Ciudad del Vaticano fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.
Su nombre viene del Monte Vaticano (probablemente del latín "Vaticinĭum": predicción; pues antiguamente la colina era la sede de un oráculo etrusco o tal vez del nombre de un poblado del mismo origen; Vaticum)
.
En italiano la denominación completa es Stato della Città del Vaticano. En latín, idioma oficial de la Santa Sede, se traduce como Status Civitatis Vaticanæ.
Estados Pontificios
Los Estados Pontificios o «Estados de la Iglesia» estuvieron formados por un conglomerado de territorios básicamente centroitalianos que se mantuvieron como un estado independiente entre los años 752 y 1870 bajo la directa autoridad civil de los papas, y cuya capital fue Roma.
Fin de los Estados Pontificios (1870)
En 1870 el rey italiano Víctor Manuel II capturó la ciudad de Roma y la declaró capital de Italia el 1 de enero de 1871, terminando así con los Estados Pontificios. El Papa Pío IX y sus sucesores discutieron la legitimidad de estos actos y proclamaron que eran "prisioneros" en la ciudad del Vaticano. Todo ello en un clima en el cual los Papas desarrollaron actitudes de enfrentamiento hacia la secularización creciente de la sociedad en Europa, que era sobre todo evidente bajo el Papa Pío X, que en 1904 cortó relaciones diplomáticas con el gobierno francés por introducir la educación secular en las escuelas francesas y el 1 de septiembre de 1910 presentaba el Juramento obligatorio Contra el Modernismo para todos los sacerdotes. Durante la Primera Guerra Mundial, ante la insistencia del gobierno italiano, los gobiernos Aliados decidieron excluir la participación de Vaticano en el establecimiento de la posguerra de paz. El 1 de agosto de 1917, el Papa Benedicto XV publicó un plan de paz de cinco puntos, que no disfrutó de caso alguno por la comunidad internacional, una vez más por las presiones gubernamentales italianas.
Cuando el Vaticano volvió a ser Estado
Fueron casi 60 años de
claustrofóbico limbo jurídico. Desde 1870, fecha en que los italianos
arrebataron Roma a los papas a cañonazos para hacer de ella la capital de la
Italia recién unificada, hasta 1929, cuando el Estado fascista selló la
reconciliación italiana con el papado, el Pontífice fue “el prisionero del
Vaticano”, como le llamaban los romanos. Cinco papas vivieron este extraño
cautiverio voluntario, sin salir jamás de los confines de San Pedro durante
esos 60 años de desencuentro con el país nacido de la liquidación de los
antiguos Estados Pontificios, hasta que Benito Mussolini, deseoso de zanjar la
“cuestión romana” y de ganar adeptos para la causa fascista, tendió la mano al
papado con los pactos de Letrán, de cuya firma se cumplen hoy 84 años. De esos
pactos nace, jurídicamente, el minúsculo Estado de la Ciudad del Vaticano, con
sus 44 hectáreas, su independencia y su peculiar relación con la católica
Italia que lo circunda y protege.
“Durante todos aquellos años los papas nunca salían del Vaticano y los
católicos italianos no podían intervenir en la vida pública”, explica monseñor
José Tomás Martín de Agar, cordobés, experto en concordatos de la Pontificia
Universidad de la Santa Cruz de Roma, regida por el Opus Dei. Sólo un grupo de
nobles de la llamada “aristocracia negra” se mantenía fiel al Papa como
soberano con poder temporal además de espiritual. El Risorgimento, movimiento
político del siglo XIX que buscaba unir la península Itálica, veía en los papas
y en el reino de las Dos Sicilias, en el sur, los grandes obstáculos para su
proyecto. Liderados por el conde de Cavour, por Giuseppe Garibaldi y por el rey
del Piamonte, Víctor Manuel II de Saboya, los ejércitos de la nueva Italia se
lanzaron a la conquista de territorio.
En 1861, fecha oficial de la unificación, faltaban Venecia y Roma. Venecia se
une a Italia cinco años después, y Roma, defendida por la Guardia Suiza y por
cuanto resta de los ejércitos papales, es tomada en 1870 por las tropas
piamontesas. Pío IX, que ese mismo año había proclamado la infalibilidad
pontificia y que enfatizó el absolutismo tras un inicial talante liberal, se
recluye en el Vaticano para siempre. Y así, intramuros, transcurrieron cinco
pontificados y llegó el siglo XX: tras Pío IX (beatificado por el actual Papa),
llegaron León XIII, Pío X (canonizado en 1954), Benedicto XV y Pío XI.
Mientras, Mussolini había marchado sobre Roma y logrado que Víctor Manuel III,
nieto del monarca de la unificación, avalara la creación de un Estado fascista.
“A pesar de ser anticlerical
porque venía del socialismo, Mussolini comprendió que había que resolver el
problema, y que el fascismo saldría ganando”, sostiene Giuseppe dalla Torre,
rector de la Universidad Lumsa de Roma, que fue secretario de la delegación
italiana que negoció el concordato revisado de 1984. “Mussolini logró así el
consenso de los católicos de Italia –explica Dalla Torre–, pero también una
mejor actitud hacia el fascismo a nivel internacional.” Los pactos fueron
firmados por el Duce y el cardenal Pietro Gasparri el 11 de febrero de 1929 en
el palacio de San Juan de Letrán, anexo a la basílica. Arribar a ellos costó
dos años y medio de negociaciones, en las que se llegó a ofrecer al Pontífice
una salida al mar, cosa que rechazó. “Había cambiado la mentalidad –aclara
Martín de Agar–. En 1870 el Papa era un monarca destronado, pero en 1929 la
Iglesia católica ya veía que lo conveniente era un Estado simbólico y con poco
territorio.”
Los pactos de Letrán son, en
realidad, dos textos: un tratado que crea el Estado de la Ciudad del Vaticano y
garantiza su inmunidad como país, y un concordato que regula el estatuto de la
Iglesia católica en Italia. “El tratado dio independencia al Vaticano, mientras
que con el concordato la Iglesia logró un espacio de libertad dentro de un
Estado con un régimen cada vez más totalitario”, explica Torre. Los pactos no
gustaron a todos los católicos, pues una parte de ellos veía en la llamada
Conciliazione (reconciliación) un instrumento del fascismo. “Ahora están
contentos los clericales-papistas y están contentos los fascistas; para
Mussolini es un triunfo”, se lamentó Alcide de Gasperi, futuro primer ministro
democristiano.
Con
aquella firma en Letrán surgió el Vaticano como ente jurídico, con el Papa como
jefe de Estado con plenos poderes ejecutivo, legislativo y judicial, soberano
de un país diminuto de apenas 400 ciudadanos de nacionalidad vaticana (la
mayoría cardenales), pero con una vasta influencia religiosa sobre los 1.071
millones de católicos del mundo
Reconocimiento mutuo entre Italia y la Santa Sede
Los Pactos de Letrán o pactos lateranenses del 11 de febrero de 1929 proporcionaron el reconocimiento mutuo entre el entonces Reino de Italia y la Santa Sede. Los pactos fueron negociados entre el Cardenal y Secretario de Estado Pietro Gasparri en nombre de la Santa Sede y Benito Mussolini, el líder fascista y primer ministro italiano en nombre del rey Víctor Manuel III. Existen tres pactos diferentes:
- Un pacto que reconoce la independencia y soberanía de la Santa Sede y que crea el Estado de la Ciudad del Vaticano.
- Un concordato que define las relaciones civiles y religiosas entre el gobierno y la iglesia en Italia, y que se resume en el lema "Iglesia libre en Estado libre".
- Una convención financiera que proporciona a la Santa Sede una compensación por sus pérdidas en 1870.
Territorio
del Estado de la Ciudad del Vaticano,
establecido
por los Pactos de Letrán.
A través del concordato, el Papa acordó enviar a los candidatos para el obispado y el arzobispado al gobierno de Italia, requerir a los obispos que jurasen lealtad al Estado de Italia antes de tomar el cargo y prohibir al clero tomar parte en la política. Italia acordó acomodar las leyes sobre el matrimonio y el divorcio a las reglas de la Iglesia Católica Romana y declarar a los miembros del clero exentos de tomar parte en el servicio militar obligatorio. Estos pactos garantizaron a la Iglesia Católica Romana el estatus de iglesia oficial del estado de Italia, así como un poder sustancial en el sistema educativo italiano.
Los pactos fueron revisados en 1984, principalmente para eliminar la religión de estado en Italia.
Fuentes: Wikipedia
Diario La Vanguardia
ANÁLISIS ASTROLÓGICO
A pesar del dato que encontramos en el anterior escrito en el sentido de que el Estado Vaticano fue rubricado el 11 de Febrero de 1929, parece ser que este no es correcto.
El autor Nicholas Campion, una autoridad contemporánea que investiga astrodatas, en su esencial texto "The Book of the World Horoscopes", una guía imprescindible para todo aquel que quiera investigar en Astromundial, hace hincapié en este error con el siguiente comentario que reproducimos a continuación:
"La independencia Papal fue restaurada en 1929 con la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Establecido por el Tratado de Letrán firmado en Roma por el gobierno Italiano y el Papal al mediodía del 11 de Febrero de 1929. El dato reportado sobre el momento de la Independencia Papal fue equivocado (añadimos nosotros, tal vez a propósito....)., un error que posteriormente se ha trasladado a numerosos textos y otras fuentes documentales.
La Independencia fue ganada para el Vaticano a las 11 a.m. del 7 de Junio de 1929 cuando el Primer Ministro Italiano, Mussolini y el Cardenal Gasparri intercambiaron los instrumentos de ratificación en Roma."
Para nosotros Nicholas Champion representa una fuente de máxima fiabilidad, por lo que suscribimos sus datos.
TRÁNSITOS SOBRE LOS GRÁFICOS DEL CLIO. DE NICEA Y DEL VATICANO EN UNA SUCESIÓN DE
RELEVANTES
ACONTECIMIENTOS DESDE 1960
RELEVANTES
ACONTECIMIENTOS DESDE 1960
MUERTE DE JUAN XXIII
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN XXIII
3 Junio 1963
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN XXIII
3 Junio 1963
MUERTE DE PABLO VI
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
MUERTE DE PABLO VI
6 Agosto 1978
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS
MUERTE DE PABLO VI
6 Agosto 1978
MUERTE DE JUAN PABLO I
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN PABLO I
28 Septiembre 1978
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN PABLO I
28 Septiembre 1978
ASESINATO DE ROBERTO CALVI
PRESIDENTE DEL BANCO AMBROSIANO
Calvi, lejos de ser un simple banquero corrupto al que
la mafia asesinó porque le debía dinero, es un nudo donde se entrecruzan los
múltiples mecanismos de intervención norteamericanos sobre el viejo continente.
El cadáver de Roberto Calvi
–llamado “el banquero de Dios” por ser la cabeza del Banco Ambrosiano, cuyo
principal accionista es el Vaticano- apareció colgado de una soga en un puente
de Londres hace treinta y trés años. La versión oficial, que hablaba de suicidio
y cerraba el caso, no la creyó nadie, e incluso Francis Ford Coppola, que sitúa
su tercera parte de El Padrino en el centro de las intrigas de poder en torno
al trono de San Pedro, se hacía eco del asesinato de Calvi a manos de la mafia.
Ahora, las nuevas autopsias demostraron que fue un
homicidio, y la justicia italiana reabrió
el juicio, acusando del crimen a cuatro miembros de la mafia. El que fuera uno
de los mayores misterios de la historia reciente italiana –donde se cruzaban las
turbias finanzas del Vaticano con la presencia de la mafia– sigue sin
resolverse.
Otra hipótesis señala que la muerte habría sido por
orden de la logia masónica P2, a la que Calvi pertenecía. Hablar de la P2 es
referirse a un auténtico Estado dentro del Estado, con íntimas conexiones con
la CIA, y base en Italia de la red Gladio, una estructura secreta a través de
la cual EEUU ha intervenido durante décadas los Estados europeos.
La realidad
es que Calvi, lejos de ser un simple banquero corrupto al que la mafia asesinó
porque le debía dinero, es un nudo donde se entrecruzan los múltiples
mecanismos de intervención norteamericanos sobre el viejo continente. La mafia
pudo ser la ejecutora del crimen, pero el centro de la trama hay que buscarlo
en Washington
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
ASESINATO DE ROBERTO CALVI
17 Junio 1982
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS
ASESINATO DE ROBERTO CALVI
17 Junio 1982
MUERTE DE JUAN PABLO II
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN PABLO II
2 Abril 2005
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS
MUERTE DE JUAN PABLO II
ABDICACIÓN DE BENEDICTO XVI
El papa Benedicto XVI renunciará al Pontificado el próximo 28 de febrero. En ese momento se pondrá en marcha, por tanto, el mecanismo para la elección de un nuevo papa. Un proceso que tuvo lugar por última vez tras la muerte de Juan Pablo II, en abril de 2005.
TRÁNSITOS RELEVANTES
BENEDICTO XVI
TRÁNSITOS RELEVANTES (DETALLE)
BENEDICTO XVI
Tarcisio Pietro Evasio Bertone, S. D. B. (Romano Canavese, provincia de Turín, 2 de diciembre de 1934), arzobispo y cardenal de la Iglesia católica. Desde 2006 se desempeña como Secretario de Estado Vaticano y desde 2007 es el cardenal Camarlengo. Con la renuncia de Benedicto XVI, el próximo 28 de febrero de 2013 a las 20:00 tomará sus funciones como Camarlengo durante el periodo de Sede Vacante.
TRÁNSITOS RELEVANTES
TARCISO PIETRO BERTONE
TRÁNSITOS RELEVANTES
IGLESIA CATÓLICA CONCILIO DE NICEA
TRIPLE SINASTRÍA
BENEDICTO XVI
(Interior)
TARCISO PIETRO BERTONE
(Medio)
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
(Exterior)
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
PROGRESIONES SECUNDARIAS
28 Febrero 2013
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS A PROGRESIONES
28 Febrero 2013
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS A PROGRESIONES
28 Febrero 2013
FUTURO
TRÁNSITOS RELEVANTES
IGLESIA CATÓLICA ROMANA CONCILIO DE NICEA
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
(Interior)
BENEDICTO XVI
(Medio)
TRÁNSITOS
11 Marzo 2013
(Exterior)
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
11 Marzo 2013
BENEDICTO XVI
TRÁNSITOS
30 Abril 2013
BENEDICTO XVI
TRÁNSITOS A PROGRESIONES
30 Abril 2013
TARSICIO PIETRO BERTONE
TRÁNSITOS Y PROGRESIONES
30 Abril 2013
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS
30 Abril 2013
IGLESIA CATÓLICA
CONCILIO DE NICEA
TRÁNSITOS y PROGRESIONES
30 Abril 2013
TRÁNSITOS RELEVANTES
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS RELEVANTES (DETALLE)
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS RELEVANTES (DETALLE)
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
TRÁNSITOS RELEVANTES (DETALLE)
CIUDAD ESTADO DEL VATICANO
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