Después de años de observación y estudio, de la correlación existente entre determinadas posiciones de los cuerpos planetarios de nuestro Sistema Solar en visión geocéntrica, y acontecimientos relevantes en nuestro planeta, no nos cabe ya ninguna duda. De alguna manera la Astrología demuestra una cierta “modulación” de la Historia de la Humanidad, hecho éste, que nos resulta de extraordinario interés, y que podría aportar “nuevas luces” a los sistemas ortodoxos, pero sin duda incompletos, existentes hoy para predecir el futuro. Nos estamos refiriendo a la rama de este saber, que hoy conocemos con el nombre de Astrología Mundial.
La astrología, hoy por hoy, dista mucho de ser una ciencia exacta, pero resulta asombroso que en un mundo tan tecnificado como el que nos ha tocado vivir, donde todo “se mide y se pesa”, aun se ponga en duda su validez como técnica predictiva.
No ha sido finalmente, hasta la irrupción en sus trabajos de los medios que proporciona la informática, curiosamente regida también por el planeta Urano, como la propia Ciencia – Arte que nos proponemos defender aquí, que se ha empezado a analizar seriamente la historia en clave cíclica de los movimientos y relaciones angulares, (los llamados “aspectos” en terminología astrológica), entre los Planetas Transaturninos, quienes para cualquier observador imparcial que se haya tomado la molestia de hacer un seguimiento serio del pasado, bajo el prisma proporcionado por la Astrología, revelan coincidencias cuya probabilidad descarta la tan habitualmente socorrida explicación del azar. Tenía que ser a través de la informática que este trabajo tan arduo y antaño costosísimo se realizase. Pioneros como André Barbault en Francia y Jose Luis San Miguel de Pablos en España han desarrollado ya análisis cíclicos planetarios, pero hace falta profundizar más en este trabajo y ampliarlo a todos los ciclos posibles, y sólo hoy con los modernos equipos informáticos se facilita definitivamente esa posibilidad.
Por otra parte las opciones que nos proporciona el Corpus Astrológico en cuanto a técnicas de prospectiva se refiere son variadas, y quizás no todas válidas para el empeño que nos ocupa, (ese es un estudio que alguien debería acometer en un futuro….), en cuanto a nosotros preferimos la simplicidad para el propósito que nos hemos trazado, y pensamos que demostrando verdaderamente que una sola de esas técnicas funciona, la validez predictiva de la astrología como Ciencia - Arte quedará a salvo. Es más, concluimos que esa técnica es hoy bien conocida, visible y asentada como la más certera de todas para el análisis modular de la Historia. Estamos hablando de los “Tránsitos”, que a nuestro entender, y en esa tarea ocuparemos las siguientes páginas de este humilde blog, cumplen todos los requisitos imprescindibles para establecer la correlación entre “el Cielo y la Tierra”, o lo que es lo mismo, entre las posiciones astrológicas y la Historia, sus cambios, sin entrar en la disquisición filosófica de quien es agente o paciente, ni sus causas primeras nos ocuparemos exclusivamente de señalar las muy sospechosas, por abundantes, sincronicidades existentes .
Mediante esta técnica hoy muy usada por el colectivo astrológico en general, sobre todo desde el descubrimiento de Plutón en 1930, el gran André Barbault predijo con exactitud casi matemática la gran convulsión del Bloque Soviético de 1989 con más de 30 años de anticipación. Nosotros no aspiramos a tal proeza, pero si nos proponemos aprovechar el “nudo histórico” quizás, eso pensamos, más importante en los próximos 50 años, desde el punto de vista astrológico, para en la medida de nuestras posibilidades añadir un grano de arena más en la defensa de este Arte tan denostado por unos y tan amado por nosotros que lo descubrimos en nuestra juventud y nos ha iluminado el camino en nuestro devenir vital hasta la fecha. La oportunidad es suficientemente clara para manifestar públicamente nuestra aportación en la difícil misión de recuperar el edificio astrológico a los ojos de las mentes abiertas, inquietas y libres de ataduras “cientifistas”, que no científicas de quienes niegan, desde su ignorante “Torre de Babel”, lo que jamás se tomaron la molestia de estudiar, eso a pesar de que los padres del Racionalismo Científico dieciochesco, del que proceden sus raíces en muchas ocasiones, fueron no sólo practicantes del “Antiguo Saber” sino también firmes defensores del mismo. Ahí están los testimonios de Newton, Kepler y otros considerados por los “ciegos de hoy” verdaderas “lumbreras del pasado”.
Nuestro único afán será la búsqueda de la verdad, esa de la que no albergamos dudas, pero que es negada sistemáticamente desde que nuestra Ciencia fue expulsada ignorantemente, pese a quien pese, de las universidades.
Hora es ya de reivindicar desde posiciones honestas su reconocimiento tardío, y en ese noble empeño autor y colaboradores unimos nuestro esfuerzo, aun a sabiendas que no será en modo alguno tarea fácil mientras la Astrología y los astrólogos carezcamos de la suficiente valentía y espíritu critico para acometer su renovación
La astrología, hoy por hoy, dista mucho de ser una ciencia exacta, pero resulta asombroso que en un mundo tan tecnificado como el que nos ha tocado vivir, donde todo “se mide y se pesa”, aun se ponga en duda su validez como técnica predictiva.
No ha sido finalmente, hasta la irrupción en sus trabajos de los medios que proporciona la informática, curiosamente regida también por el planeta Urano, como la propia Ciencia – Arte que nos proponemos defender aquí, que se ha empezado a analizar seriamente la historia en clave cíclica de los movimientos y relaciones angulares, (los llamados “aspectos” en terminología astrológica), entre los Planetas Transaturninos, quienes para cualquier observador imparcial que se haya tomado la molestia de hacer un seguimiento serio del pasado, bajo el prisma proporcionado por la Astrología, revelan coincidencias cuya probabilidad descarta la tan habitualmente socorrida explicación del azar. Tenía que ser a través de la informática que este trabajo tan arduo y antaño costosísimo se realizase. Pioneros como André Barbault en Francia y Jose Luis San Miguel de Pablos en España han desarrollado ya análisis cíclicos planetarios, pero hace falta profundizar más en este trabajo y ampliarlo a todos los ciclos posibles, y sólo hoy con los modernos equipos informáticos se facilita definitivamente esa posibilidad.
Por otra parte las opciones que nos proporciona el Corpus Astrológico en cuanto a técnicas de prospectiva se refiere son variadas, y quizás no todas válidas para el empeño que nos ocupa, (ese es un estudio que alguien debería acometer en un futuro….), en cuanto a nosotros preferimos la simplicidad para el propósito que nos hemos trazado, y pensamos que demostrando verdaderamente que una sola de esas técnicas funciona, la validez predictiva de la astrología como Ciencia - Arte quedará a salvo. Es más, concluimos que esa técnica es hoy bien conocida, visible y asentada como la más certera de todas para el análisis modular de la Historia. Estamos hablando de los “Tránsitos”, que a nuestro entender, y en esa tarea ocuparemos las siguientes páginas de este humilde blog, cumplen todos los requisitos imprescindibles para establecer la correlación entre “el Cielo y la Tierra”, o lo que es lo mismo, entre las posiciones astrológicas y la Historia, sus cambios, sin entrar en la disquisición filosófica de quien es agente o paciente, ni sus causas primeras nos ocuparemos exclusivamente de señalar las muy sospechosas, por abundantes, sincronicidades existentes .
Mediante esta técnica hoy muy usada por el colectivo astrológico en general, sobre todo desde el descubrimiento de Plutón en 1930, el gran André Barbault predijo con exactitud casi matemática la gran convulsión del Bloque Soviético de 1989 con más de 30 años de anticipación. Nosotros no aspiramos a tal proeza, pero si nos proponemos aprovechar el “nudo histórico” quizás, eso pensamos, más importante en los próximos 50 años, desde el punto de vista astrológico, para en la medida de nuestras posibilidades añadir un grano de arena más en la defensa de este Arte tan denostado por unos y tan amado por nosotros que lo descubrimos en nuestra juventud y nos ha iluminado el camino en nuestro devenir vital hasta la fecha. La oportunidad es suficientemente clara para manifestar públicamente nuestra aportación en la difícil misión de recuperar el edificio astrológico a los ojos de las mentes abiertas, inquietas y libres de ataduras “cientifistas”, que no científicas de quienes niegan, desde su ignorante “Torre de Babel”, lo que jamás se tomaron la molestia de estudiar, eso a pesar de que los padres del Racionalismo Científico dieciochesco, del que proceden sus raíces en muchas ocasiones, fueron no sólo practicantes del “Antiguo Saber” sino también firmes defensores del mismo. Ahí están los testimonios de Newton, Kepler y otros considerados por los “ciegos de hoy” verdaderas “lumbreras del pasado”.
Nuestro único afán será la búsqueda de la verdad, esa de la que no albergamos dudas, pero que es negada sistemáticamente desde que nuestra Ciencia fue expulsada ignorantemente, pese a quien pese, de las universidades.
Hora es ya de reivindicar desde posiciones honestas su reconocimiento tardío, y en ese noble empeño autor y colaboradores unimos nuestro esfuerzo, aun a sabiendas que no será en modo alguno tarea fácil mientras la Astrología y los astrólogos carezcamos de la suficiente valentía y espíritu critico para acometer su renovación
Consideramos que es hora de que las aguas vuelvan a su cauce, no negamos los logros de la Ciencia, evidentes a nuestros ojos, pero criticamos su soberbia y ceguera en muchos casos. Difícil será que la vieja Madre de la astronomía vuelva a las universidades en donde se enseñó en un pasado lejano, (Salamanca tuvo Cátedra de Astrología por ejemplo), pero vaya aquí nuestra humilde aportación ante los hechos que se avecinan, ya insinuados, y largamente debatidos en los foros de Zodiac (www.zodiacwin.com) desde la perspectiva de siete años atrás.
Hasta el momento la actualidad parece darnos la razón, a pesar del desprecio al que muchas veces hemos sido sometidos por los que se creen que ya nada hay oculto a sus ojos. No obstante intentaremos precisar en esta obra aun más, de lo que consideramos cambiará sustancialmente el horizonte del mundo que hoy conocemos.
Todo ello escrito, a diez meses del inicio de la fase crítica, que los “Relojes Cósmicos” nos indican comenzará en verano de 2010 y bajo la influencia del espejismo utópico de la conjunción Júpiter – Neptuno antesala de la Gran Prueba.
Ernesto García
En Madrid a 25 de Septiembre de 2009