En ésta ocasión rescatamos documentos, de los dos astrólogos, madre (fundadora) e hijo (continuador de su labor, tras la muerte de esta), que fueron los responsables de la Escuela Cultura Astrológica de Madrid, fundada por la astróloga Maria Dolores de Pablos en esta ciudad en la década de los 70, durante la Dictadura de Franciso Franco, algo realmente fuera de lo común, dado que el régimen no favorecía precísamente la práctica, y menos aun la enseñanza del arte de Urania. Esta escuela, y sus directores fueron una referencia clave en España en la formación de astrólogos profesionales, en su larga trayectoria se prepararon allí cientos de estudiantes, incluido el que suscribe.
El Zodíaco Geográfico de España
Escrito en francés, en la mítica revista francesa “Cahiers Astrologiques”, fundada y dirigida por Alexander Volguine se editó en Mayo de 1965, hace 47 años ahora.
Este estudio compuesto por un entonces jovencísimo José Luis San Miguel de Pablos, que debía tener unos 18 años, pero que ya apuntaba a ser un pilar de la Astrología en nuestro país…. Lástima que su dedicación como profesor en la facultad de Filosofía le mantenga un poco apartado ahora…. Siempre fue un placer escuchar su aguda y original visión del hecho astrológico.
A MODO DE INTRODUCCION:
Presentamos ahora un magnífico artículo escrito originalmente, por Jose Luis San Miguel de Pablos en 1965, para la muy prestigiosa revista francesa Cahiers d'Astrologie, que dirigió en su dia el también gran astrólogo galo Alexander Volguine.
La versión que ahora presentamos, se rescató en 1992 para la malograda revista de astrología "Symbolon", que dirigió el autor del presente texto.
José Luis San Miguel de Pablos es uno de nuestros más respetados astrólogos, y ponente habitual en congresos internacionales de Astrología.
A pesar de que este texto fue escrito a la temprana edad de 18 años, transmite ya una madurez extraordinaria que luego veríamos plenamente reflejada en sus obras posteriores.
José Luis San Miguel de Pablos es doctor en Filósofía y Geología y ha dedicado toda su vida ha ennoblecer nuestro querido arte, formando astrólogos profesionales desde su escuela madrileña de Astrología, Cultura Astrológica.
TERRA SYMBOLICA
EL ZODIACO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA
José Luis San Miguel de Pablos
Al intentar establecer el zodiaco interno de un país, se plantean de entrada dos problemas básicos: el primero es determinar el lugar que se debe tomar como centro; el segundo, saber si los puntos cardinales terrestres son su fundamento en todos los casos.
Habiendo por mi parte estudiado cómo aplicar todo esto a España, deseo transmitir las conclusiones a que he llegado, tanto sobre estas cuestiones como respecto a algunas otras que han surgido.
Cabe dudar inicialmente entre el centro en Madrid o en Toledo, pues esta última ciudad reúne una serie de características que hacen pensar en que sea una especie de capital espiritual o esotérica de España... Toledo fue la capital del estado visigodo; luego, durante la Edad Media, tras haber sido recuperada por los cristianos, fue durante varios siglos la capital de Castilla y después otra vez de España, no cediendo su puesto a Madrid hasta el año 1561. Era grande su irradiación cultural en los tiempos en que Madrid era apenas un pueblo o incluso no existía todavía. Es preciso recordar la corte toledana de Alfonso X El Sabio, en el siglo XIII.
Según la tradición, Toledo está regido por Sagitario, igual que España en su totalidad... Y de esto último no me cabe duda, después de haber hecho numerosas constataciones históricas que encuentro probatorias.
Pero no se puede negar que la capital oficial es Madrid, y eso también tiene su peso simbólico... La opinión de Alexandre Volguine a este respecto, manifestada en el ns 119 de Les Cahiers, debe ser tenida en cuenta.
De todos modos, este problema del centro-importante para otros zodiacos geográficos- en el caso español no lo es tanto, dada la vecindad entre Toledo y Madrid, que hace que no se alteren sensiblemente las zonas de influencia de los signos.
EL ZODIACO GEOGRAFICO DE ESPAÑA
Queda la cuestión esencial de definir las zonas zodiacales. Por un lado, tenemos ciertos datos concordantes que nos ha legado la tradición a propósito de los signos que gobiernan determinadas regiones ibéricas; por otro, están la capacidad crítica y el sentido común, que deben permitirnos decidir si tales datos son válidos hoy o se han ido apartando de la realidad en el transcurso de los siglos.
Está la atribución tradicional de Cataluña a Escorpio. Recordemos que rasgos salientes del carácter catalán son la voluntad, el esfuerzo sostenido, la conciencia de los objetivos y la decidida búsqueda de los medios más adecuados para conseguirlos... La existencia de una corriente independentista no dejará de atraer la atención de cualquier astrólogo desapasionado, por tratarse de un rasgo específico de Escorpio (que rige las fases de desagregación y rechazo). Hace unos meses, una astróloga catalana me decía que ella observaba en Cataluña numerosas características "virgo", atendiendo a la conducta exterior de la gente. Pienso que puede tratarse de ese Escorpión virginizado en el que predomina la inhibición, cuya tipología abunda.
Siempre se ha considerado a Galicia bajo la regencia de Piscis. Esta vez resulta aun más fácil verificar la autenticidad de la atribución. En efecto, se diría que hasta el clima y la geografía del país están de acuerdo en ello, ya que se trata de una región volcada sobre el mar, que incluso penetra en la tierra por las rías que recortan la costa gallega. Por consiguiente, la pesca es una de las actividades fundamentales y abundan los oficios marineros. Es además la región más lluviosa de España; el cielo es gris y tan sólo una niebla húmeda substituye a veces a la llovizna. Además los habitantes de Galicia son, en general, gentes cargadas de sentimentalismo melancólico, soñadores y de sentimientos difusos... A veces, ellos también tratan de alcanzar sus objetivos, pero no les gusta actuar directamente ni con violencia; prefieren los procedimientos indirectos y poco perceptibles. También es notable el arraigo de las creencias populares en brujas, duendes y diferentes clases de seres invisibles (las meigas), siendo en su mayor parte criaturas maliciosas o temibles. La atracción por lo misterioso y lo mágico está profundamente introducida en el alma gallega... Hay que mencionar también la semejanza entre las lenguas gallega y portuguesa, estando Portugal tradicional-mente regido por Piscis. Y por supuesto, también a Santiago de Compostela, meta del famosísimo -y muy simbólico- peregrinaje, el cual inmediatamente nos recuerda el duodécimo signo en cual desemboca el "peregrinaje" a través del círculo zodiacal.
Otro dato muy importante de la Tradición, lo suministra el mito clásico de las Columnas de Hércules. Estas habrían sido colocadas por el héroe en el Estrecho de Gibraltar, como sabemos. Ahora bien, estas dos columnas -que simbolizan el vínculo entre Europa y África-son una clara imagen del signo de Géminis, cuyo grafismo ( II ) parece representarlas. No hace falta subrayar la nítida significación de dualidad que evidencian.
Así, estas tres antiguas atribuciones -el Estrecho de Gibraltar para Géminis, Cataluña para Escorpio y Galicia para Piscis- parecen estar bien fundadas y sería un error ignorarlas... Sobre todo porque basta con echarle un vistazo a un mapa de España para darse cuenta inmediatamente de que, puestos sobre sus respectivas zonas, estos tres signos siguen el orden natural del Zodiaco. Podemos pues intentar intercalar los restantes signos, teniendo necesariamente en cuenta la extensión mayor o menor de las regiones de características similares... Sin embargo, algunos lectores ya habrán notado algo en el dibujo que acompaña:
El Zodiaco geográfico español parece tener sus puntos cardinales invertidos en relación a los puntos cardinales terrestres.
Esto puede parecer extraño pues se aducirá que toda la geografía astrológica está basada sobre la orientación natural. Se puede, sin embargo, responder a esto diciendo que lo que funda de verdad tal teoría es la existencia misma de unas correspondencias básicas entre lo terrestre y lo cósmico; y que si tratamos de definirlas en un ser vivo, un objeto o un país, lo que tenemos que hacer es analizar de entrada las características que permitan deducir la estructura de tales correlaciones en cada caso. En relación al Zodiaco de España, el resultado de mis propias observaciones-no parece adaptarse a los puntos cardinales, pero de todos modos es significativo que la posición de tal Zodiaco esté precisamente invertida con respecto a los cuatro puntos cardinales. Esto parece sugerir la existencia de una orientación inversa plenamente aceptable, en algunos zodiacos geográficos.
Asimismo se plantea la posibilidad de que los sectores territoriales correspondientes a los signos, no sean de la misma extensión, tal como las zonas anatómicas gobernadas por ellos tampoco son iguales... Naturalmente esto tiene que ser así, pues todo cuanto existe sobre la Tierra adapta a su forma particular -"deformándolos" en cierto modo- su correlación con los puros arquetipos celestes.
Volviendo al tema de la posición de los signos sobre el mapa, vemos que de entrada Extremadura cae dentro del sector de Aries. Se trata de una región calurosa y de predominio árido, en donde inmensos rebaños de ovejas y carneros se juntan todos los años, desde hace siglos... Sin embargo el dato más curioso que encuentro, es el haber sido cuna de casi todos los conquistadores de América (Hernán Cortés, Pizarro, etc.). Hay que añadir que esta región ha sido escenario de varias guerras con Portugal.
La atribución de la siguiente zona (sur de Badajoz, Huelva) a Tauro es más oscura. No obstante se puede recordar que la antigua civilización tartesa, que debió conocer su apogeo en la Era Tauro, tenía su centro en dicha zona.
Ya se ha hecho referencia al sector Géminis, pero conviene añadir que el carácter de los sevillanos se ajusta mucho al tipo geminiano-lunar: alegre, superficial, ingenioso, informal, hablador, inconstante... Les encanta exagerar, por lo que no son siempre dignos de crédito. Además es interesante observar que los grandes yacimientos de mercurio, de Almadén explotados desde antes de los romanos- caen dentro de este sector, precisamente el más mercurial.
Cáncer comparte la zona del estrecho con Géminis (aunque quizá su influencia sea un poco menor), y su sentido arquetípico se capta al notar que esa zona ha sido siempre una especie de receptáculo yin de las sucesivas inmigraciones -a veces invasiones-procedentes de África del Norte.
El sector Leo comprende la mayor parte de Andalucía oriental, en concreto las provincias de Málaga, Granada y Jaén. Allí el ambiente es extremadamente luminoso -desde hace unos años se llama Costa del Sol- y en esto se nota la influencia del 5º signo. Los lujosos núcleos turísticos y residenciales que allí se han montado, revelan la misma influencia. Es curioso que uno de los primeros detalles que provocan nuestra admiración en la Alhambra de Granada -el más fastuoso de los palacios árabes de la Península-sea precisamente el Patio de los Leones...
El sector de Virgo está formado por una región costera sin personalidad demasiado fuerte. La provincia de Almería y la región de Murcia no contienen grupos humanos tan coloreados como los de otras regiones ("normalidad virgo"); se trata de gentes trabajadoras y pacientes, por necesidad dada la habitual sequía (Virgo es signo seco).
También queda en este sector gran parte de la región manchega, y conviene decir que los dos personajes esenciales de El Quijote simbolizan perfectamente los dos polos del eje de signos opuestos Virgo-Piscis: Sancho Panza ("panza" es lo mismo que vientre) representa a Virgo, pues es el campesino típico de la región, realista, práctico, sagaz y amante de lo concreto. Por el contrario, Don Quijote (el visionario idealista, el loco universal) se adapta muy bien a Piscis.
Al seguir avanzando, encontramos toda la región valenciana bajo gobierno de Libra. Se trata de una zona bella y fértil, cuya mayor fuente tradicional de ingresos procede del cultivo de la perfumada naranja... El traje regional valenciano femenino es especialmente rico en ornamentos, y todo ello parece concordar bastante con la naturaleza venusiana de Libra.
Atravesando la Cataluña escorpio de la que ya hemos tratado, llegamos al sector sagitariano, que se superpone a la mayor parte de Aragón, incluyendo Zaragoza. Aquí detectamos concordancias particularmente claras. El carácter de los aragoneses parece muy compenetrado con la psicología del noveno signo, siendo sus cualidades principales la sinceridad, la nobleza y la generosidad; son notables también su simpatía, su sentido del humor y su hospitalidad... No son inconstantes como los sevillanos, sino firmes y obstinados (se dice que quizá en exceso). Por lo demás, a causa de su marcada tendencia a ser abiertos y sinceros, y a tratar a los otros con mucha confianza, a menudo carecen de suficiente diplomacia (lado "caballo" de Sagitario). En fin, interesa señalar que el Templo del Pilar que está en Zaragoza, ha sido declarado centro de la religiosidad católica de toda España e Hispanoamérica.
Entre Sagitario y Capricornio se encuentra Navarra. Durante largo tiempo, esta región fue un foco de gran intransigencia religiosa. Los carlistas querían supeditar totalmente el Estado a la Iglesia... Estamos frente a la politización y el endurecimiento capricorniano de los ideales religiosos sagitarianos.
El País Vasco entero queda bajo la influencia de Capricornio, lo que parece natural teniendo en cuenta que los vascos constituyen una etnia con antiquísimas tradiciones, y que hasta sus rasgos físicos típicos parecen conectar con el décimo signo: fuertes, huesudos, de nariz no recta y grande, algo desgarbados... En el aspecto psicológico, basta decir que son poco amigos de un exceso de palabras y más bien serios. Se conoce, por lo demás, su resistencia física y psíquica, su sentido práctico y su temprana industrialización. El País Vasco causa una impresión más bien nórdica...
Gran parte de Castilla la Vieja entra también en el sector capricorniano, lo que explica la austeridad -en ocasiones, el ascetismo- de sus habitantes, así como su extraordinaria resistencia física y psicológica frente a las adversidades y al duro clima de la Meseta. Es de notar la tendencia al fatalismo y al tragicismo que se da en Castilla. Las manifestaciones religiosas tienen frecuentemente un matiz triste o incluso fúnebre.
La zona de Acuario abarca Asturias y León. Y en estas zonas están presentes, en efecto, poderosas tendencias inconformistas y rebeldes, sobre todo en Asturias cuya tradición revolucionaria es bien conocida. Incluso hoy, en esta región son especialmente frecuentes las grandes huelgas... Y se percibe también la tendencia a singularizarse en el hecho de haber sido Asturias la única región ibérica que no fue sometida por la invasión árabe del 711.
Puesto que ya hemos hablado de las características de la Galicia píscica, nuestra vuelta al zodiaco español se termina aquí... Mi principal objetivo es llamar la atención sobre las posibles "irregularidades" de los zodiacos geográficos, pues esto me parece una importante clave que puede explicar en parte la aparente falta de precisión de esta principio astro-geográfico, basado en las correspondencias universales, cuyo valor práctico me parece indiscutible.
P. S.— Desde la recepción de este artículo en diciembre pasado [la redacción de LES CAHIERS se refiere al mes de diciembre de 1965] los acontecimientos han venido a confirmar la validez de este Zodiaco geográfico. En efecto, el accidente que ha tenido como resultado la pérdida de varias bombas atómicas en la costa de Almería-Murcia (el 17 de enero de 1966, a las 9h 21m A/M, T.M.G., frente al pueblo de Palomares) ha ocurrido en el centro del área de Virgo, es decir, en el punto geográfico que corresponde exactamente a la conjunción Urano-Plutón instalada en la actualidad [se entiende en el período 1964-1969].
NOTAS
1. En Francia, esto se ha traducido en el dilema del centro en París o en Bourges.
2. Es natural la existencia de estas tradiciones y leyendas, teniendo cuenta que Galicia es una zona de fuerte influencia celta y por tanto Druídica (vemos la raíz GAL
3. Los más antiguos inmigrantes que llegaron a España, los Iberos, fueron los primeros en entrar en la Península a través de esa zona canceriana.
4. Véase el artículo de Mariano Aladren : «Una hipótesis astrológica acerca de la fundación de Zaragoza, en el presente número de SYMBOLON (Nota del autor para la versión castellana).
NOTA ACLARATORIA A LA VERSIÓN CASTELLANA
No sería muy normal dejar transcurrir ¡veintisiete años! antes de publicar una versión en lengua materna de la primera indagación astrológica que, en otro idioma, dio uno a la imprenta en su vida, sin decir esta boca es mía... En los muchos ciclos lunares, solares, venusianos, marcianos, etc. que en el intermedio se han completado, he vivido en paralelo mis propios ciclos interiores —como es natural, por otra parte— y del esoterismo simbolista de mis dieciocho (cuando escribí el artículo) pasé al«racionalismo astrológico» de mis ventidós, la racionalismo a secas de mis veintisiete, luego al redescubrimiento, por mi cuenta y riesgo, de la Astrología a los treinta y uno. A partir de ahí, he metido las narices en la Psicología de las Profundidades, en la Astrología Mundial/histórica, en la Tradición pura, en la convergencia con ella de la ciencia-punta... Y he regresado al Símbolo, a la esencia del Arquetipo. Este es, pues, el momento de pasar al castellano mi intuición de juventud sobre España (y perdón por algunas expresiones del texto: eran dieciocho años y 1965).
Pero, claro, la misma agua puede volver a correr por el mismo río, pero seguro que éste no sigue entonces exactamente el mismo curso... Cuando releo mi viejo artículo, en lo que ahora pienso es en cómo se realiza la integración de los sistemas humanos verdaderos, en resonancia arquetípica con los cielos; y llego también a la conclusión de que, a pesar de todo, sí que ha debido existir alguna vez un sistema-España con la suficiente vida como para tener un Zodiaco interno, puesto que lo que se estructura duodenariamente es siempre la vida de una entidad real. Pero cualquier entidad viva puede estar —o entrar— en crisis; y más allá del punto de no-retorno, se desestructura su zodiaco interior, deja de estar vertebrada y se desintegra. Empieza a rodar entonces otro ciclo distinto de experiencia, en el cual el protagonismo lo tienen otras unidades diferentes, cada una con su estructura zodiacal. En el plano colectivo, esto ha ocurrido muchas, muchas veces, y en sí no es ni bueno ni malo; si acaso, sería «bueno» -es lo que creo- pero a una escala tan amplia que se nos escapa a los individuos. Acoja, pues, el lector este añoso artículo como un ejemplo curioso de estructuración zodiacal —¿del presente, del pasado...? y como tal, aplíquelo a lo que prefiera.
José S. de Pablos Madrid, septiembre 1992
Hasta aquí este viejo artículo aparecido originalmente en el número de Cahiers Astrologiques correspondene a Mayo de 1965, hace 47 años.........
A continuación un artículo basado en las ideas sugeridas tras la lectura de la obra "Cosmos y Psique" del filósofo estadounidense Richard Tarnas.
LA SINCRONICIDAD PUDIERA EXPLICARSE EN UN UNIVERSO HOLÍSTICO
José Luis San Miguel de Pablos
Richard Tarnas: Filósofo a contracorriente, reabre el debate sobre el alma del mundo en una nueva obra.
Los fenómenos de sincronicidad han llamado la atención desde hace ya muchos años. Carl Gustav Jung, junto con su amigo Wolfgang Pauli, se preguntaron cuál pudiera ser su explicación. En realidad, se trata de uno de los muchos fenómenos –el principal es la “conciencia” en el mundo animal y humano– que dificílmente pueden hallar explicación en el marco de una visión reduccionista y desintegrada del Cosmos. Éste, sin embargo, mantiene su misterio, su “encanto” y el actual enfoque holístico –abriéndonos un nuevo campo de intuiciones y conjeturas– podría quizá guiarnos a vislumbrar el sentido de muchos de sus enigmas.
“Estamos solos en un universo
sin sentido, en el que somos unos extraños.” “La vida y la consciencia no son
sino accidentes aleatorios, de extrema improbabilidad, sobrevenidos en un rincón
de un cosmos sin alma ni significado.”
Párrafos como estos se han convertido en clásicos. A través de ellos y de otros similares se proclama la concepción del mundo que sigue predominando ampliamente en nuestra cultura de base científica. Pero ¿estamos seguros de que estas manifestaciones expresan conclusiones sólidas, y no simples apuestas de partida… o de travesía?
Porque también podría ser que, sobre la base de unos primeros resultados interpretados de forma superficial, el hombre moderno hubiese emprendido una deriva práctica que necesitase encontrar apoyo en una concepción como esta. La cual no sería, en suma, más que una coartada para poder seguir recorriendo, sin excesivas trabas psicológicas, un camino equivocado. Richard Tarnas, profesor de filosofía en el CIIS de California, donde dirige el programa “Philosophy, Cosmology and Consciousness”, sugiere que bien podrían ser así las cosas.
La obra de Richard Tarnas La pasión de la mente occidental (cuya edición original data de 1991, y que ha sido traducida a nuestro idioma, hace poco, por Atalanta) consiste, según él, en el tormento espiritual que supone tender sincera y hondamente a la verdad, por un lado, y hallarse, por otro, severamente limitado por los muros de una prisión en la que uno mismo se ha encerrado, y que no es otra que la percepción del mundo exclusivamente a través del prisma de su desencantamiento, convertido en dogma supremo de la Modernidad.
Pero ¿qué es, a fin de cuentas, ese famoso desencantamiento del mundo? Consiste, para decirlo en breves palabras, en la convicción de que la consciencia es ajena a la sustancia básica del universo, y de que, en consecuencia, éste es ciego, sordo, mudo…, en suma totalmente a-consciente y carente por completo de propósito (el cual, obviamente, sólo puede existir para alguna forma de consciencia).
Es, pues, esta idea profundamente asumida, de un mundo desencantado, la que caracteriza al hombre moderno, por encima de todo. Pero a la vista de los callejones sin salida, teóricos y prácticos, en los que dicho hombre se debate hoy, Tarnas –con mayor contundencia en su segundo libro, Cosmos y Psique (traducción española, Atalanta 2008)– se atreve a negar la mayor, y sugiere que tal vez el error está precisamente ahí.
¿Carece realmente de alma la Naturaleza? No deja de ser un dogma de la modernidad. Como anteriormente lo fue también, seguramente, la afirmación contraria, que asumió el Neoplatonismo y antes casi toda la filosofía de la Antigüedad, por no hablar de Oriente. Pero ¿se cuenta acaso con bases objetivas para posicionarse en contra o a favor del Alma del Mundo? (ya que tal es la fórmula, de tradición multisecular, que sintetiza lo que está en discusión). Indicios no faltan.
Argumentos contrarios
Veamos en primer lugar los que apuntan en contra:
1. El mundo físico macroscópico funciona claramente como un mecanismo gobernado por los principios de causalidad local y de continuidad espaciotemporal.
2. El mundo biológico posee indiscutiblemente una base física que, dada su escala espacial, debe seguir las leyes macroscópicas. Y ninguna energía imponderable, ningún“vitalismo sustancial”, puede ser invocado para explicar su funcionamiento.
3. El psiquismo, tanto humano como de los animales superiores, está ligado tan estrechamente a la dinámica neurológica que no cabe hablar de “alma” fuera del cerebro.
Estos tres indicios racionales han bastado para dar por zanjada la cuestión del Alma del Mundo, e incluso la del alma a secas, durante los últimos dos siglos. Y sin embargo…
4. En el mundo submicroscópico no se aplican los principios de causalidad local y de continuidad. Esto ha llevado a algunos físicos (minoritarios) a plantear que quizás la expresión misma “mecánica cuántica” sea inadecuada, desde el momento que resulta irreconocible como tal mecánica.
5. La no-localidad cuántica, en particular, está llena de consecuencias relevantes para la cuestión planteada. El fenómeno principal –aunque no el único– en el que se manifiesta es el “entrelazamiento” (entaglement) de las partículas que tienen un origen común o que, en algún momento, han integrado un mismo sistema. Para ellas el espacio intermedio parece no existir a efectos de transmisión de información (pero no de energía, cuyos “gránulos cuánticos” no pueden superar la velocidad de la luz). Surge, pues, la novedosa noción de una transmisión de información sin señales portadoras e instantánea.
6. La noción de neguentropía (o “entropía negativa”) pasa a ser al mismo tiempo el fundamento de la información (con la que de hecho se identifica) y de la vida o del nivel biológico. La neguentrópica “vida orgánica” no es sino materia altamente in-formada.
7. El “problema (científico y filosófico) de la consciencia” está lejos de haberse resuelto, pero se han producido avances. Resultados recientes indican que es una función neural holística y no localizada en un área cerebral concreta. Además, la idea de que sus manifestaciones superiores, vía entidades biológicas, precisan de alguna clase de coherencia cuántica (hipótesis Penrose-Hameroff) está ganando terreno.
Acontecimientos sincronísticos
Pero Tarnas no argumenta en base a estos temas, sino que se centra en una fenomenología que la mayoría de los científicos no admite pero que, en su opinión, no puede ser ignorada. Se trata de los acontecimientos sincronisticos, puestos de relieve por Carl-Gustav Jung y que el psicólogo-filósofo suizo estudió en colaboración con Wolfgang Pauli. La debilidad de la temática de la SINCRONICIDAD, de acuerdo al punto de vista de la ciencia, está en la no reproducibilidad a voluntad de este tipo de fenómenos (lo que la sitúa al margen del método científico…, sin que ello baste para concluir categóricamente que no existe).
Y su fortaleza reside en lo extendido de la impresión de haber vivido personalmente, en uno u otro momento, sucesos de este género. Es muy posible que el éxito editorial de Paulo Coelho se base, mucho más que en sus méritos literarios, en haberse convertido en el máximo defensor de la realidad de las “señales” (o sucesos sincronísticos), que no estarían reservadas para unos cuantos elegidos, sino a la democrática disposición de todo el mundo.
Pocas personas, a estas alturas, no habrán oido hablar nunca de “sincronicidades”. Para esos pocos, y para quienes no posean más que una información somera –y tal vez sesgada– al respecto, aclaremos que se trata de casualidades. Simples casualidades (en ningún caso “milagros”, “hechos paranormales” ni nada por el estilo) pero eso sí, portadoras o incluso creadoras de sentido para aquél que las vive. Incluso en algunos casos (que, en la forma extrema que adopta el que estamos a punto de contar, desde luego no son frecuentes, pero que genéricamente no son, ni mucho menos, raros) su ocurrencia cambia la vida o el rumbo de los individuos que las experimentan.
Tal fue lo que sucedió a la paciente de Jung que protagonizó la célebre anécdota del escarabajo dorado referida por el psicoanalista y que recoge Tarnas:
El problema de la sincronicidad me preocupa desde hace mucho tiempo, sobre todo desde que mis investigaciones sobre los fenómenos relacionados con el Inconsciente colectivo me hicieron tropezar una y otra vez con conexiones que ya no me era posible seguir explicando como meras acumulaciones de acontecimientos. Tratábase de“coincidencias”, pero tan significativamente conexas que su ocurrencia puramente“casual” representaba una improbabilidad que sólo podría expresarse mediante una magnitud inconmensurable. Citaré como ejemplo un caso de mi propia observación: una joven paciente tuvo, en un momento decisivo del tratamiento, un sueño durante el cual se le regalaba un escarabajo de oro. Mientras ella me relataba el sueño estaba yo sentado de espaldas a una ventana cerrada. De repente percibí detrás de mí un ruido, como si algo golpeara suavemente contra el cristal. Volviéndome, advertí que un insecto había chocado con éste desde fuera…, abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima de un escarabajo de oro que cabe encontrar en nuestras latitudes, una cetonia aurata, que evidentemente se había sentido impulsada –en contra de sus hábitos comunes–a penetrar en una habitación que en ese preciso momento estaba oscura. Debo admitir que ni antes ni después me ha sucedido un caso semejante.(…).
En este caso parece existir un fundamento arquetípico del acontecimiento sincronístico. Se trataba de un tratamiento extraordinariamente difícil, en el que, hasta el sueño en cuestión, no se había obtenido progreso alguno. La causa principal de ello residía en que mi paciente había sido educada en la filosofía cartesiana y se hallaba aferrada de tal manera a su rígido concepto de la realidad que ni los esfuerzos de tres médicos psiquiatras (yo era el tercero) habían podido ablandarla. Hacía falta evidentemente un acontecimiento “irracional”, y cuando el escarabajo llegó volando, el ser profundo de la paciente pudo romper la coraza. [siguen diversas consideraciones sobre el significado del escarabajo en la religión egipcia antigua]. (C.G. Jung, La interpretación de la naturaleza y de la psique, Paidós, pp. 30-31).
Se trató aquí evidentemente de una casualidad, no de ninguna clase magia, cosa que, por otra parte, jamás fue sugerida ni por Jung ni por Pauli. Lo que está en juego es otra cosa: ¿son determinadas casualidades de apariencia extraordinaria –o simplemente chocante– portadoras o generadoras de sentido para los individuos que las viven? Planteada así la cuestión, puede parecer absurda; pero sólo si se parte de una convicción previa, la misma que constituye el dogma central de la mentalidad moderna: que el universo es no-orgánico y ajeno, por ello, a la conciencia, que la organicidad se limita al segmento ínfimo que representa la vida biológica, mientras que la conciencia sólo está presente en el dominio todavía mucho más reducido de la vida humana.
Convicción cuestionada
Ahora bien, es justamente esta convicción la que está en entredicho.
Un acontecimiento exterior, vivido obviamente por alguien, por un cierto sujeto humano (y como tal, un dato fenoménico), se da en coincidencia con una determinada expectativa, o mejor, demanda de sentido, proyectada por ese ser humano; y el resultado es una eclosión de sentido surgida en respuesta a dicha demanda. Esta descripción, la más ajustada que he podido encontrar, de la sicronicidad jungiana, implica tres asunciones indudablemente fuertes.
La primera, que la conciencia (lo que hace que signifiquen algo palabras como “yo”, “tú”,“nosotros”, “felicidad”, “sufrimiento”, “amor” y… “significado”) no es algo periférico y prescindible en una concepción consistente del mundo, sino central e imprescindible. La segunda, que “lo noético” (no necesariamente focalizado en un yo autoconsciente: recuérdese la concepción general del inconsciente, y la específicamente jungiana del inconsciente colectivo) puede constituir el basamento de la Realidad.
Esto, que de paso podría explicar algunas paradojas cuánticas y proporcionar una mayor coherencia a las teorías del origen de la conciencia que apuntan a dicho territorio de la Física, converge con el monismo del Unus Mundus. En esta fórmula, recuperada por Jung hacia el final de su vida, se reencuentran el Uno neoplatónico y parmenidiano, el Brahman del hinduísmo y la Sustancia de Spinoza. La tercera asunción es que las dos anteriores, en vez de limitarse a lo puramente abstracto, despliegan consecuencias fenoménicas. Entre ellas, destacadamente, las sincronicidades.
Pero si el universo es orgánico-holístico e incluye como propiedades intrínsecas la conciencia y la informacion (Susceptible, esta última, de ser transmitida a cualquier punto focal del cosmos, por caminos en los que el áleas sólo es la condición que excluye el funcionamiento mecánico-determinista), entonces, cambiando de registro lingüístico pero sin apartarse ni un ápice del fondo de la cuestión, cabe entender que el universo “tiene alma”, y la fórmula ALMA DEL MUNDO queda de nuevo justificada, tal como sostiene Tarnas.
Una fórmula que no repugnaba en absoluto al teólogo platonizante francés Pierre Abélard quien, en el París del siglo XII, defendía la identidad del Espíritu Santo y el Alma del Mundo, sin que ello le procurase más sinsabores que una leve reprimenda (es muy probable que cuatro siglos después, las consecuencias para él hubiesen sido mucho más graves).
Una fórmula que no podía repugnar tampoco a Francisco de Asís, y que no era extraña a las concepciones del mundo de Giordano Bruno, Kepler y los filósofos del Romanticismo. Pero que sí era susceptible de contrariar, y mucho, el pan-mercantilismo en ascenso, de manera análoga a como la existencia de poblaciones aborígenes (cuya percepción de la Naturaleza “casualmente” era muy similar) estorbaba, en Norteamérica y en otras partes, la expansión del civilizado hombre blanco.
El lector interesado en esta temática de la sincronicidad puede seguirla con lecturas como estas: Jung, C.-G., Sincronicidad como principio de conexiones acausales. / Sobre sincronicidad, en Obra completa, vol. 8, Ed.Trotta, 2004; Meier, C.-A., Jung –Pauli. Intercambio epistolar 1932-1958, Alianza Editorial, 1996; Peat, D., Sincronicidad, Kairós, 1988; Tarnas, R., Cosmos y Psique, Atalanta, 2008; VV. AA., La sincronicidad. ¿Existe un orden a-causal?, Gedisa, 1993.
José Luis San Miguel de Pablos.
Doctor en Geología y Filosofía, Universidad Comillas, Madrid.
Notas:
SPAIN. Lunes 20 Abril 2009
Por último una entrevista a Maria Dolores de Pablos efectuada por el diario ABC el 20 de Agosto de 1981: