El accidente nuclear de Fukushima Daiichi o Fukushima I, ocurrido en la Central nuclear Fukushima I en 11 de marzo de 2011, comprende una serie de incidentes, tales como las explosiones en los edificios que albergan los reactores nucleares, fallos en los sistemas de refrigeración, triple fusión del núcleo y liberación de radiación al exterior, registrados como consecuencia de los desperfectos ocasionados por el terremoto de Japón oriental
Imagen de Satélite el 16 de marzo de los cuatro edificios del reactor dañado.
・Izquierda (Unidad 4) es la dirección de Iwaki.
・Derecha (Unidad 1) es la dirección de Sendai.
La central nuclear Fukushima I (福島第一原子力発電所 Fukushima Dai-Ichi Genshiryoku Hatsudensho?, Fukushima I NPP, 1F), diseñada por la compañía estadounidense General Electric inició su construcción en 1967, inició su funcionamiento en 1971.1 La central se compone de seis reactores nucleares del tipo BWR que juntos constituyen uno de los 25 mayores complejos de centrales nucleares del mundo con una potencia total de 4,7 GW. Fue construida y gestionada independientemente por la compañía japonesa TEPCO.
A pesar de saberse que en la región podían ocurrir tsunamis de más de 38 metros, la central sólo contaba con un muro de contención de 6 metros y numerosos sistemas esenciales se encontraban en zonas inundables. Estas deficiencias de diseño se demostraron críticas en el devenir del siniestro.
Accidentes el 11 de marzo de 2011
El 11 de marzo de 2011, a las 14:46 JST (tiempo estándar de Japón (UTC+9)) se produjo un terremoto magnitud 9,0 en la escala sismológica de magnitud de momento, en la costa nordeste de Japón. Ese día los reactores 1, 2 y 3 estaban operando, mientras que las unidades 4, 5 y 6 estaban en corte por una inspección periódica. Cuando el terremoto fue detectado, las unidades 1, 2 y 3 se apagaron automáticamente (llamado SCRAM en reactores con agua en ebullición). Al apagarse los reactores, paró la producción de electricidad. Normalmente los reactores pueden usar la electricidad del tendido eléctrico externo para enfriamiento y cuarto de control, pero la red fue dañada por el terremoto. Los motores diésel de emergencia para la generación de electricidad comenzaron a funcionar normalmente, pero se detuvieron abruptamente a las 15:41 con la llegada del tsunami que siguió al terremoto.
La ausencia de un muro de contención adecuado para los tsunamis de más de 38 metros que son característicos en la región permitió que el maremoto (de 15 metros en la central y hasta 40,5 en otras zonas) penetrase sin oposición alguna. La presencia de numerosos sistemas críticos en áreas inundables facilitó que se produjese una cascada de fallos tecnológicos, culminando con la pérdida completa de control sobre la central y sus reactores.
Los primeros fallos técnicos se registraron el mismo día en que se produjo el sismo, viernes 11 de marzo, con la parada de los sistemas de refrigeración de dos reactores y de cuatro generadores de emergencia. A consecuencia de estos incidentes surgieron evidencias de una fusión del núcleo parcial en los reactores 1, 2 y 3, explosiones de hidrógeno que destruyeron el revestimiento superior de los edificios que albergaban los reactores 1,3 y 4 y una explosión que dañó el tanque de contención en el interior del reactor 2. También se sucedieron múltiples incendios en el reactor 4. Además, las barras de combustible nuclear gastado almacenadas en las piscinas de combustible gastado de las unidades 1-4 comenzaron a sobrecalentarse cuando los niveles de dichas piscinas bajaron. El reactor 3 empleaba un combustible especialmente peligroso denominado "MOX", formado por una mezcla de uranio más plutonio.
El miedo a filtraciones de radiación llevó a las autoridades a evacuar un radio de veinte kilómetros alrededor de la planta, extendiendo luego este radio a treinta y posteriormente a cuarenta. Los trabajadores de la planta sufrieron exposición a radiación en varias oportunidades y fueron evacuados temporalmente en distintas ocasiones.
El lunes 11 de abril la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) elevó el nivel de gravedad del incidente a 7 para los reactores 1, 2 y 3, el máximo en la escala INES y el mismo nivel que alcanzó el accidente de Chernobyl de 1986.
Dada la magnitud del incidente, las autoridades declararon inmediatamente el «estado de emergencia nuclear», procediendo a la adopción de medidas urgentes encaminadas a paliar los efectos del accidente. Así, se evacuó a la población residente en las zonas adyacentes (con un aumento progresivo del perímetro de seguridad) o se movilizaron las fuerzas armadas para controlar la situación. En el transcurso de los días se fueron tomando nuevas decisiones, como inyectar agua marina y ácido bórico en alguno de los reactores, suministrar yoduro de potasio a la población o desplazar los vuelos de la aviación civil del entorno de la central afectada. Las medidas adoptadas, tanto las dirigidas a controlar el accidente nuclear como las enfocadas a garantizar la estabilidad del sistema financiero nipón, fueron respaldadas por organismos tales como la Organización Mundial de la Salud o el Fondo Monetario Internacional.
En junio de 2011, se confirmó que los tres reactores activos en el momento de la catástrofe habían sufrido la fusión del núcleo.
Niveles de radiación en Fukushima detectados
por la NNSA el 22 de marzo de 2011.
Tras el fallo de los sistemas de refrigeración de los reactores de la central nuclear se realizaron emisiones controladas de gases radiactivos al exterior, para reducir la presión en el recinto de contención. Se emitió al exterior una cantidad no determinada de partículas radiactivas.
El día domingo 27 de marzo se detectó en el agua del interior de las instalaciones un nivel de radiación cien mil veces por encima de lo normal, posiblemente procedente de una fuga del reactor número 2. Estos niveles de radiación dificultaban las labores de los operarios. Asimismo los niveles de yodo radiactivo en el agua de mar en las inmediaciones de la central eran 1.850 veces mayores que los que marcan los límites legales. También se detectó plutonio fuera de los reactores, procedente posiblemente del reactor número 3, el único que trabajaba con ese elemento.
Pocos días después del accidente se detectó yodo radiactivo en el agua corriente de Tokio, así como altos niveles de radiactividad en leche producida en las proximidades de la central y en espinacas producidas en la vecina Prefectura de Ibaraki. Una semana después del accidente se pudieron detectar en California partículas radiactivas procedentes de Japón, que habían atravesado el Océano Pacífico.[c Algunos días después se detectó yodo radiactivo en Finlandia, si bien en ambos casos se descartaba que los niveles de radiación detectados fuesen peligrosos.
El día miércoles 27 de abril se detectó en España, y en otros países de Europa según el Consejo de Seguridad Nuclear, un aumento de yodo y cesio en el aire, proveniente del accidente de Fukushima. El Consejo de Seguridad Nuclear afirmó que no existía peligro para la salud.
El gobierno japonés reconoció que la central nuclear no podrá volver a ser operativa y que se desmantelará una vez que se haya controlado el accidente.
Efectos de la radiactividad
En agosto de 2012, científicos japoneses publicaron sus resultados sobre el estudio de mutaciones genéticas en mariposas del género Zizeeria expuestas a la radiactividad en la zona cercana a la central nuclear.
Vertidos radiactivos al mar
Una grieta en la estructura del reactor empezó a liberar material radiactivo al mar, haciendo que el contenido en yodo radiactivo fuese en algunos momentos en las aguas circundantes de hasta 7,5 millones de veces superior al límite legal y que el cesio estuviese 1,1 millones de veces por encima de esos límites. Los primeros intentos de sellar la grieta con cemento y otros métodos fracasaron. La compañía Tepco, a inicios de abril, empezó a verter al mar 11.500 toneladas de agua contaminada radiactivamente para liberar espacio dentro de la central con objeto de albergar otras aguas aún más contaminadas del interior de los reactores.
Daños en las personas
El día jueves 17 de marzo la cifra total de personas afectadas directamente por el incidente en la central era de veintitrés personas heridas y más de veinte afectadas por la contaminación radiactiva. Dos personas que estaban desaparecidas desde el día del terremoto fueron encontradas muertas el 1 de abril, aunque su muerte posiblemente se produjo por heridas producidas por el maremoto, y no por la radiación.
El viernes 1 de abril se comunicó que al menos 21 operarios pertenecientes al retén que permanecía en Fukushima para intentar controlar los reactores de la planta ya sufrían una aceleración en el ritmo de alteración del ADN por efecto de la radiación.
Protección de la población
El sábado 12 de marzo, las autoridades niponas establecieron en un principio que el accidente había sido de categoría 4 en un máximo de 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. El viernes 18 de marzo, el OIEA informó de que en vista de los daños a los núcleos de los reactores, la autoridad regulatoria nuclear japonesa había resuelto elevar el nivel del accidente en los reactores 2 y 3 a categoría 5, y que la pérdida de funciones de refrigeración en la piscina de combustible usado del reactor 4 era clasificada en la categoría 3. El día martes 15 expertos nucleares franceses opinaban que el accidente debía clasificarse en la categoría 6.
El accidente finalmente fue calificado como el más grave desde el accidente de Chernóbil
En un principio se evacuó a más 45 000 personas en un radio de diez kilómetros alrededor de la central, comenzándose a distribuir yodo, que consumido en su forma estable (Yodo 127) limita la probabilidad de cáncer de tiroides derivado de la emisión a la atmósfera de yodo radiactivo (I-131). El 13 de marzo el gobierno aumentó el radio de evacuación de diez a veinte kilómetros, llegando a 170.000 personas evacuadas. El día viernes 25 de marzo se volvió a aumentar el radio de evacuación hasta los treinta kilómetros desde la central en vista del aumento de la radiación en los alrededores.
La policía estableció controles en un radio de treinta kilómetros para impedir el acceso de la población. Se cerraron comercios y edificios públicos y el gobierno recomendó a los habitantes de la zona no salir de sus casas, cerrar ventanas y desconectar sistemas de ventilación, no beber agua del grifo y evitar consumir productos locales. Varios países aconsejaron no viajar a Japón por el riesgo de contaminación nuclear. Un número importante de personas buscaron salir del área afectada, por lo que aeropuertos cercanos y estaciones de trenes llegaron a saturarse.
Consecuencias políticas
En Alemania, la canciller Angela Merkel, tras reunir un gabinete de crisis convocado con motivo de la situación en Japón, comunicó que haría comprobar la seguridad de las 17 centrales nucleares existentes en el país. Se estableció una moratoria de tres meses sobre la ley aprobada en septiembre para extender una media de doce años la vida de las centrales nucleares alemanas. El día 15 de marzo, Merkel anunció el cierre preventivo de siete de las 17 centrales nucleares activas, aquellas construidas antes de 1980. El cierre duraría al menos tres meses.
En España, la organización Ecologistas en Acción pidió el adelanto del cierre de la central nuclear de Garoña, cuyo modelo de reactor coincide con los reactores de Fukushima, fabricados por General Electric, todos en el mismo año, organizando una concentración para pedir el cierre de las centrales nucleares.
El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, afirmó que debe comprobarse rigurosamente la seguridad en las centrales más antiguas sin descartar el cierre de aquellas que fuese necesario.
En Suiza la ministra de Energía, Doris Leuthard,
En Chile se generó una cierta controversia sobre la instalación de centrales nucleares, a raíz de que el gobierno firmó un acuerdo de cooperación con el gobierno de los Estados Unidos para la capacitación de personal chileno en materia de Energía Nuclear.
En Venezuela se canceló temporalmente el programa de instalación de centrales nucleares
En Italia, el partido Italia de los Valores y la Federación de Los Verdes convocaron un referéndum sobre la energía nuclear entre otros extremos, que se celebró el lunes 13 de junio de 2011 (aunque había sido convocado antes del Accidente de Fukushima). La población rechazó todos los temas planteados con una participación superior al 50 % (con rechazos de en torno al 95%) por lo que las consultas pasaron a ser vinculantes para el Gobierno.
Consecuencias económicas inmediatas
El índice Nikkei, tras dos días de operaciones había perdido más del 14%, a pesar de una inyección por parte del Banco de Japón de más de 43.761 millones de euros, si bien en los días siguientes se produjeron rebotes al alza de más del 5% diario.
Pocos días después, algunos estudios valoraban en unos 75.500 millones de euros los daños producidos por el terremoto y posterior tsunami en Japón.
El Banco Mundial por su parte, valoró los daños entre 87.000 y 166.000 millones de euros. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE recortó a la mitad su previsión de crecimiento para Japón, hasta el 0,8% cuando antes era del 1,7%.
Críticas ante el accidente
al Organismo Internacional de Energía Atómica - OIEA
El miércoles 16 de marzo de 2011 Yuri Andreyev, responsable de descontaminar la ciudad de Chernóbil tras el accidente de 1986, manifestó que el organismo del OIEA era "muy cercano a los intereses de la industria nuclear al proceder la mayoría de sus expertos de empresas del sector." Además consideraba al OIEA muy débil para tratar catástrofes nucleares por su falta de independencia. En palabras de Andreyev: "Después del accidente de Chernóbil, le dije al entonces director del OIEA, Hans Blix, "que era necesario crear una organización cuya función fuera tratar con accidentes".
El Secretario Ejecutivo del Acuerdo de Riesgos Mayores del Consejo de Europa, Eladio Fernández-Galiano, después de abrir la cumbre científica sobre el accidente de Chernóbil en Kiev el viernes 22 de abril de 2011 -como parte de las actividades del 25 aniversario de dicho accidente nuclear- declaró que los miembros de los organismos de control de la industria nuclear (OIEA y los Consejos de Seguridad Nuclear de los distintos países -en el caso de Japón la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial-) provenían de la propia industria, eran endogámicos y, a la vista del accidente de Fukushima no habían cumplido su labor reguladora y de control de las empresas que gestionan centrales nucleares. Después del accidente de Chernóbil la industria nuclear nos dijo que no iba a volver a pasar.
Críticas por el tipo de combustible MOX
usado en el reactor III
El miércoles 16 de marzo de 2011 Yuli Andreev también señaló que el reactor III de la central de Fukushima I era el más peligroso ya que se estaba usando el combustible nuclear MOX- mezcla de óxido de uranio y óxido de plutonio - que la empresa francesa Areva estaba usando experimentalmente en dos centrales nucleares japonesas.
Greenpeace ya advirtió en 2001 a la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos que el uso del combustible MOX - facilitado por la empresa francesa AREVA- debía abandonarse por su alto riesgo y dejar de enviarse a la central de Fukushima I, ya que los reactores convencionales no estaban preparados para ese combustible. Además, desde 2002, la empresa japonesa TEPCO habría falsificado los controles de calidad.[cita requerida] El MOX, que producía mayor rendimiento energético, habría demostrado su inestabilidad y por tanto la dificultad de su control ya que sufría dos diferentes reacciones -la del uranio y la del plutonio- en un mismo reactor.
Críticas a la Organización Mundial de la Salud por su acuerdo con la OIEA de 1959
El accidente de Fukushima volvió a poner sobre la mesa las posibles consecuencias negativas que la firma el 28 de mayo de 1959 del Acuerdo WHA12-40 entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de la Energía Atómica (OIEA) supone para la consecución de los objetivos de la OMS. Según la agrupación de organizaciones no gubernamentales Por la independencia de la OMS dicho acuerdo había sido muy negativo, desde su constitución y de manera especial ante las catástrofes nucleares como el accidente de Chernóbil y el de Fukushima. Para la organización Por la independencia de la OMS ningún programa social ni médico digno de ese nombre ha sido puesto en práctica en las zonas contaminadas de Chernóbil. Se considera que dicho acuerdo ha limitado gravemente la protección de la salud de los ciudadanos del mundo en relación con la contaminación radiactiva. Se señala que en los países con actividad nuclear, los estudios epidemiológicos son raros y casi inexistentes y, en ciertos países como Francia, el secreto sobre las actividades nucleares civiles y militares es total, el acuerdo supone un conflicto de intereses entre los objetivos de la OMS y la OIEA, próxima a los de la industria nuclear.
Para el académico suizo Jean Ziegler, vicepresidente del comité asesor del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, "el lobby nuclear ha conseguido que la OMS renuncie a ocuparse de las víctimas de las catástrofes atómicas
FUKUSHIMA
CENTRAL ATÓMICA
TRÁNSITOS Y PROGRESIONES
TERCERA CUADRATURA PARTIL
URANO - PLUTÓN
21 Mayo 2013
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CUARTA CUADRATURA PARTIL
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1 Noviembre 2013
FUKUSHIMA DAIICHI
CENTRAL ATÓMICA
SINASTRÍA
ACCIDENTE NUCLEAR
TRÁNSITOS
(aspectos a radix accidente)
21 Abril 2014
FUKUSHIMA
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SEXTA CUADRATURA PARTIL
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15 Diciembre 2014
FUKUSHIMA
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TRÁNSITOS Y PROGRESIONES
SÉPTIMA CUADRATURA PARTIL
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17 Marzo 2015
Durante una reciente entrevista, Mitsuhei Murata, el ex embajador japonés en Suiza y Senegal, precisó que el suelo sobre el que se encuentra la Unidad Nª 4 de la planta nuclear de Fukushima se está hundiendo y toda la estructura podría estar al borde del colapso.
Esto es muy preocupante, ya que la Unidad Nª 4 tiene actualmente más de 1.500 barras de combustible nuclear gastado, y un total de 37 millones de curies de radiación mortal que, de liberarse, podría ocasionar que gran parte del mundo llegase a ser completamente inhabitable. La Unidad Nª 4 contiene la infame piscina de enfriamiento que sufrió graves daños tras el catastrófico terremoto y el tsunami que azotó Japón el 11 de marzo de 2011.
Murata destacó que el suelo se ha hundido unos 80 centímetros desde el terremoto y tsunami de Marzo de 2011. Según indicó, este proceso ha ocurrido de manera desigual porque unas partes están ahora en un nivel más bajo que otras. Si el hundimiento del terreno continua o si otro movimiento telúrico se produce en la región, incluso de magnitud baja, la estructura entera podría colapsar, de acuerdo con el diplomático., lo que vaciaría la piscina de refrigeración causando un colapso catastrófico
"Si se derrumba Unidad Nª 4, el peor de los casos será una fusión, y un fuego resultante en la atmósfera. De producirse ese escenario será la crisis más letal y sin precedente que el hombre haya experimentado jamás. Nadie será capaz de acercarse a las plantas ... ya que todas se habrán fundido causando un gran incendio ", dijo Murata durante la entrevista. Muchos científicos afirman que si la Unidad Nª4 se derrumba, no sólo Japón quedará en ruinas, sino que el mundo entero se enfrentará a la peor de las catástrofes”, agregó.
Mitshei Murata explicó que la razón principal por la que ha habido poca información sobre la gravedad de la situación tras el terremoto, es porque existen 31 unidades nucleares en Estados Unidos y el Gobierno de esa nación ha evitado hablar de la escala real de la catástrofe para proteger su reputación.
A su juicio, el Gobierno norteamericano no quiere que el mundo sepa que está latente la posibilidad de que decenas de situaciones similares a la de Fukushima se produzcan en el territorio estadounidense, si surgen condiciones adecuadas.
Fuente:http://www.telesurtv.net/articulos/2012/10/17/hundimiento-de-un-bloque-de-fukushima-amenaza-con-una-catastrofe-nuclear-8975.html