Cuadernos de Urania

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jueves, 26 de enero de 2012

La geopolítica del Estrecho de Ormuz





La geopolítica del Estrecho de Ormuz:


¿Podría ser derrotada la Marina de EE.UU.


a manos de Irán en el Golfo Pérsico?





Mahdi Darius Nazemroaya





(Traducido por Arielev)











Después de años de amenazas de EE.UU., Irán está tomando medidas que sugieren que está dispuesto y es capaz de cerrar el Estrecho de Ormuz. El 24 de diciembre del 2011 Irán comenzó  sus ejercicios navales con  Velayat`s-90 en los alrededores del estrecho de Ormuz, y se extienden desde el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán (mar de Omán) hasta el Golfo de Adén y el Mar Arábigo.




































Desde la realización de estos ejercicios, se ha producido una creciente guerra de palabras entre Washington y Teherán. Nadie de la Administración de Obama o el Pentágono lo ha hecho o dicho hasta ahora, sin embargo, han disuadido a Teherán de continuar sus ejercicios navales.



















La naturaleza geopolítica del Estrecho de Ormuz







 
 


Además del hecho de que es un punto de tránsito importante para los recursos energéticos mundiales y un cuello de botella estratégico, otras dos cuestiones deben abordarse en relación con el estrecho de Ormuz y su relación con Irán. La primera se refiere a la geografía del Estrecho de Ormuz. La segunda se refiere al papel de Irán en la co-gestión del Estrecho estratégico, de acuerdo con el derecho internacional y los derechos de soberanía nacional.








El tráfico marítimo que pasa por el Estrecho de Ormuz siempre ha estado en contacto con fuerzas navales iraníes, que están compuestas en su mayoría  por iraníes de la Fuerza Armada regular y de la Guardia Marina de Guerra Revolucionaria iraní. De hecho, las fuerzas navales iraníes y la policía vigilan el estrecho de Ormuz, junto con el Sultanato de Omán, a través del enclave omaní de Musandam. Más importante aún, para transitar por el Estrecho de Ormuz, todo el tráfico marítimo, incluida la Marina de los EE.UU., debe navegar a través de las aguas territoriales iraníes. Casi todas las entradas en el Golfo Pérsico se realizan a través de las aguas iraníes y la mayoría de las salidas son a través de las aguas de Omán.








Irán le permite usar sus aguas territoriales a los buques extranjeros de buena fe y sobre la base de la Parte III de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho de las disposiciones de tránsito marítimos, que estipulan que los barcos son libres de navegar por el Estrecho de Ormuz y organismos acuíferos similares, sobre la base de navegación rápida y continua entre un puerto abierto y en alta mar. A pesar de que Teherán acostumbra a seguir las prácticas de navegación de la Ley Marítima, éste no está legalmente obligado por ella. Al igual que Washington, Teherán firmó este tratado internacional, pero nunca lo han ratificado.

















     




















Tensión Estadounidense-iraní  en el Golfo Pérsico











En desarrollos recientes, el Majlis (Parlamento) iraní ha vuelto a evaluar el uso de buques extranjeros de las aguas iraníes en el Estrecho de Ormuz.





La legislación propone bloquear la posibilidad de que los buques de guerra extranjeros utilicen para navegar las aguas territoriales iraníes del Estrecho de Ormuz sin permiso de Irán; el Parlamento de Seguridad Nacional iraní y la Comisión de Política Exterior están estudiando una legislación que establecería una postura oficial iraní. Esta última dependería de los intereses estratégicos y de seguridad nacional de Irán. [1]





El 30 de diciembre de 2011, el portaaviones USS John C. Stennis pasó por el área en la que Irán estaba realizando sus ejercicios navales. El comandante de las fuerzas regulares de Irán, el general Ataollah Salehi, informó al USS John C. Stennis y otros buques de la Marina de EE.UU. de no regresar al Golfo Pérsico mientras que Irán esté haciendo sus ejercicios, diciendo que Irán no tiene la costumbre de repetir una advertencia dos veces. [2] Poco después de la severa advertencia de Irán a Washington, la secretaría de prensa del Pentágono respondió haciendo una declaración que decía: “Nadie en este gobierno busca la confrontación [con Irán] sobre el estrecho de Ormuz. Es importante bajar la temperatura “. [3]





En un escenario real de conflicto militar con Irán, es muy probable que las compañías de aviones de EE.UU. operen en realidad fuera del Golfo Pérsico y desde el sur del Golfo de Omán y el Mar Arábigo. A menos que los sistemas de misiles que Washington está desarrollando en los petro-emiratos en el sur del Golfo Pérsico estén en funcionamiento, el despliegue de grandes buques de guerra de EE.UU. en el Golfo Pérsico sería poco probable. Las razones de esto están vinculados a las realidades geográficas y la capacidad defensiva de Irán.















































La geografía va en contra del Pentágono:


La Fuerza Naval de EE.UU. tiene sus límites en el Golfo Pérsico











La fuerza naval de EE.UU., que incluyen a la Marina y la Guardia Costera de EE.UU., tiene primacía sobre todas las otras armadas y fuerzas marítimas en el mundo. Sus capacidades oceánicas o en alta mar no tienen precedentes y son inigualables por cualquier otra potencia naval. Primacía no significa invencible. Las fuerzas navales de EE.UU. en el estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico son, no obstante, vulnerables.
 





A pesar de su fuerza y resistencia, la geografía, literalmente, va en contra del poder naval de EE.UU. en el estrecho de Ormuz y el Golfo Pérsico. La estrechez relativa del Golfo Pérsico lo hace como un canal, por lo menos en un contexto estratégico y militar. Hablando en sentido figurado, los portaaviones y buques de guerra de los EE.UU. están confinados a las aguas estrechas o a estar encerrados dentro de las aguas costeras del Golfo Pérsico. [Véase el mapa]





Aquí es donde entran en juego las capacidades avanzadas de misiles de las fuerzas armadas iraníes. El arsenal de torpedos y misiles iraníes haría breve el trabajo naval de EE.UU. en las aguas del Golfo Pérsico, donde los barcos de EE.UU. se restringen. Esto es porque  EE.UU. ha estado ocupado construyendo un sistema de escudo antimisiles en el Golfo Pérsico, con la Cooperación del Golfo (CCG), en los últimos años.





Incluso las pequeñas embarcaciones de patrullas iraníes en el Golfo Pérsico, que parecen lastimosas e insignificantes frente a un portaaviones o destructores de EE.UU., amenazan a sus buques de guerra. Las apariencias engañan; estas lanchas patrulleras iraníes pueden lanzar una andanada de misiles que podrían dañar de manera significativa y eficaz a los grandes buques de guerra de EE.UU..  Pequeñas lanchas patrulleras iraníes también son difícilmente detectables y un complicado objetivo.





Las fuerzas iraníes también podrían atacar las capacidades navales de EE.UU. simplemente con el lanzamiento de ataques de misiles iraníes desde tierra firme en la costa norte del Golfo Pérsico. Incluso en 2008 el Instituto de Washington para Política del Cercano Oriente reconoció la amenaza de las baterías móviles de misiles costeros, misiles anti-buques, y pequeños barcos  armados con misiles de Irán. [4] Otros activos iraníes navales como aviones no tripulados, los aerodeslizadores, minas, equipos de buceo, y mini-submarinos, también podrían ser utilizados en una guerra naval asimétrica contra la Quinta flota de EE.UU..





Incluso las propias simulaciones de guerra del Pentágono han demostrado que una guerra en el Golfo Pérsico con Irán sería un desastre para Estados Unidos y sus fuerzas armadas. Un ejemplo clave es el Desafío del Milenio de 2002 (MC02) juego de guerra en el Golfo Pérsico, que se llevó a cabo a partir del 24 de julio del 2002 hasta el 15 de Agosto del 2002 y tardó casi dos años para prepararse. Este ejercicio de mamut fue uno de los juegos de guerra más grandes y más caros jamás realizados por el Pentágono. El MC02 se llevó a cabo poco después de que el Pentágono había decidido que continuaría con el impulso de la guerra en Afganistán atacando Irak, Somalia, Sudán, Libia, Líbano, Siria, y terminando con el gran premio de Irán, en una campaña militar amplia para asegurar la primacía de EE.UU. en el nuevo milenio.





Después de que MC02 fue terminado, el juego de guerra fue “oficialmente” presentado como una simulación de una guerra contra Irak bajo el régimen del presidente Saddam Hussein, pero en realidad estos juegos de guerra pertenecían a Irán. [5] EE.UU. ya había realizado evaluaciones para la próxima invasión anglo-estadounidense de Irak. Por otra parte, Irak no tenía las capacidades navales que merecen tal uso a gran escala de la Marina de EE.UU..





El MC02 se llevó a cabo para simular una guerra con Irán, que tuvo el nombre en código “rojo” y se refirió a un estado desconocido de enemigos canallas de Medio Oriente en el Golfo Pérsico. Aparte de Irán, ningún otro país podría cumplir con los perímetros y características del “Rojo” y sus fuerzas militares, de los patrulleros a las unidades de motocicletas. La simulación tuvo lugar porque Washington estaba planeando un ataque contra Irán poco después de la invasión de Irak en 2003.





El escenario en el juego de guerra de 2002 se inició con EE.UU., denominado “Blue”, dando a Irán un ultimátum de un día para entregarse en el año 2007. Fecha que en el juego de guerra de 2007 corresponde cronológicamente a los planes de EE.UU. para atacar a Irán después del ataque israelí contra el Líbano en 2006, que fue la ampliación, de acuerdo con los planes militares, de una guerra más amplia contra Siria. La guerra contra el Líbano, sin embargo, no sale según lo planeado, y EE.UU. e Israel se dan cuenta de que si Hezbollah puede desafiar en el Líbano, luego una expansión de la guerra con Siria e Irán sería un desastre.





En el escenario de guerra del MC02, Irán iba a reaccionar a la agresión de EE.UU. con el lanzamiento de un bombardeo masivo de misiles que superaría a los EE.UU. y destruiría dieciséis buques de guerra Estadounidenses – un portaaviones, diez cruceros, y cinco buques anfibios. Se estima que si esto hubiera ocurrido en el contexto real del escenario de guerra, más de 20.000 militares de EE.UU. hubiesen muerto en el primer día después del ataque. [6]





A continuación, Irán enviaría sus patrullas pequeñas – las que parecen insignificantes en comparación con el USS John C. Stennis y otros grandes buques de guerra de EE.UU. – para aplastar al resto de las fuerzas navales del Pentágono en el Golfo Pérsico, lo que resultaría en el daño y hundimiento de la mayor parte de la Quinta Flota de los EE.UU. y la derrota de éste. Después de la derrota de EE.UU., los juegos de guerra se iniciaron de nuevo, pero “Red” (Irán) tenían que operar bajo el supuesto de deficiencias y carencias, de modo que a las fuerzas de EE.UU. se les permitiría salir victoriosos de la batalla. [7] Este resultado de los juegos de guerra ha obviado el hecho de que EE.UU. se ha visto desbordado en el contexto de una verdadera guerra convencional con Irán en el Golfo Pérsico.





Por lo tanto, el formidable poder naval de Washington se ve obstaculizado tanto por la geografía, así como por las capacidades militares





de Irán, cuando se trata de luchar en el Golfo Pérsico e incluso en gran parte del Golfo de Omán. Sin aguas abiertas, al igual que en el Océano Índico o el Pacífico, EE.UU. tendrá que luchar bajo tiempos de respuesta muy reducidos y, más importante aún, no será capaz de luchar en un enfrentamiento (militarmente seguro) de distancia. Así, las cajas de instrumentos del sistema de defensa de EE.UU., que fueron diseñadas para el combate en aguas abiertas utilizando enfrentamiento a rangos, se vuelve poco práctico en el Golfo Pérsico.























¿Haciendo superfluo al Estrecho de Ormuz para debilitar a Irán?












Todo el mundo sabe la importancia del Estrecho de Ormuz, y Washington y sus aliados son muy conscientes de que los militares iraníes lo pueden cerrar por un período de tiempo significativo. Esto es porque EE.UU. ha estado trabajando con los países del CCG – Arabia Saudita, Qatar, Bahrein, Kuwait, Omán y los Emiratos Árabes Unidos – para modificar el trazado de su petróleo a través de tuberías sin pasar por el estrecho de Ormuz, y canalizando el aceite del CCG directamente al Océano Índico , al Mar Rojo, o el mar Mediterráneo. Washington también ha estado presionando a Irak para que busque rutas alternativas en las negociaciones con Turquía, Jordania y Arabia Saudita.








Israel y Turquía también han estado muy interesados ​​en este proyecto estratégico. Ankara ha mantenido conversaciones con Qatar sobre la creación de una terminal petrolera que llegaría a Turquía a través de Irak. El gobierno turco ha intentado conseguir que Irak vincule sus campos petrolíferos del sur, así como los campos petroleros del norte de Irak, a las rutas de tránsito que atraviesa Turquía. Esto es todo lo vinculado a las visiones de Turquía de ser un corredor de energía y eje importante de tránsito.






Los objetivos de re-enrutamiento de petróleo desde el Golfo Pérsico quitarían un elemento importante de la influencia estratégica que Irán tiene en contra de Washington y sus aliados. Se podría efectivamente reducir la importancia del Estrecho de Ormuz. Podría muy bien ser un requisito previo para los preparativos de guerra, y una guerra liderada por Estados Unidos contra Teherán y sus aliados.






Es en este marco que el oleoducto de petróleo crudo de Abu Dhabi o el Oleoducto Hashan-Fujairah está siendo fomentado por los Emiratos Árabes Unidos para eludir la ruta marítima en el Golfo Pérsico pasando por el Estrecho de Ormuz. El diseño del proyecto fue elaborado en 2006, el contrato fue publicado en 2007, y la construcción se inició en 2008. [8] Este oleoducto pasa directamente desde Abdu Dhabi hasta el puerto de Fujairah, en la costa del Golfo de Omán en el Mar Arábigo.







En otras palabras, se le dará acceso al Ocáno Ídico a las exportaciones de petróleo de los Emiratos Árabes Unidos. Ha sido presentado públicamente como un medio para garantizar la seguridad energética al evitar Ormuz, y tratando de evitar a los militares iraníes. Junto con la construcción de este gasoducto, está la construcción de un reservorio de petróleo estratégico en Fujairah. Asimismo, está previsto también mantener el flujo de petróleo en el mercado internacional que cerró Golfo Pérsico. [9]




































Aparte de la Petroline (Este-Oeste, Arabia Pipeline), Arabia Saudí también ha estado buscando  rutas de tránsito alternativas y examina los puertos de sus vecinos del sur en la Península Arábiga, Omán y Yemen. El puerto yemení de Mukalla, en la costa del Golfo de Adén, ha sido de particular interés para Riad. En 2007, las fuentes israelíes informaron con bombos y platillos un proyecto de oleoducto en las obras que conectan los campos petrolíferos de Arabia con Fujairah en los Emiratos Árabes Unidos, Muscat, en Omán, y finalmente a Mukalla en Yemen. La reapertura del oleoducto Irak-Arabia Saudita (IPSA), que fue construido por Saddam Hussein, que irónicamente evitaría el estrecho de Ormuz e Irán, también ha sido un tema de discusión para los saudíes con el gobierno iraquí en Bagdad.








Si Siria y Líbano se convirtieron en clientes de Washington, el difunto Trans-árabe Pipeline (Tapline) también podría ser reactivado, junto con otras rutas alternativas que van desde la Península Arábiga hasta la costa del Mar Mediterráneo, a través del Levante. Cronológicamente, esto también encajaría en los esfuerzos de Washington para invadir el Líbano y Siria en un intento por aislar a Irán antes de cualquier posible enfrentamiento con Teherán.








Los ejercicios navales del Velayat-90 iarní, que se extendió en las proximidades de la entrada del Mar Rojo en el Golfo de Adén, en las aguas territoriales de Yemen, también se llevó a cabo en el Golfo de Omán, frente a la costa de Omán y en la costa oriental del los Emiratos Árabes Unidos. Entre otras cosas, el Velayat-90 debe ser entendido como una señal de que Teherán está listo para operar fuera del Golfo Pérsico e incluso puede atacar o bloquear las tuberías tratando de eludir el estrecho de Ormuz.







La Geografía està nuevamente del lado de Irán. Evitar pasar por el Estrecho de Ormuz no cambia el hecho de que la mayoría de los campos petroleros pertenecientes a los países del CCG se encuentran en el Golfo Pérsico o cerca de sus costas, lo que significa que están situados en las proximidades de Irán y, por lo tanto, a corta distancia de Irán. Al igual que en el caso de la tubería de Hashan-Fujairah, los iraníes podrían desactivar el flujo de petróleo desde el punto de origen. Teherán podría lanzar misiles y ataques aéreos o desplegar sus fuerzas anfibias en tierra, mar, aire en estas áreas. No necesariamente tienen que bloquear el estrecho de Ormuz, después de todo, impedir el flujo de energía es el principal objetivo de las amenazas de Irán.




















La Guerra Fría estadounidense-iraní











Washington ha estado a la ofensiva contra Irán utilizando todos los medios a su alcance. Las tensiones en el Estrecho de Ormuz y en el Golfo Pérsico son sólo el comienzo  de un peligroso “multi-frente” de la guerra fría regional entre Teherán y Washington en el Medio Oriente. Desde 2001, el Pentágono también ha reestructurado sus fuerzas armadas para librar guerras convencionales, con enemigos como Irán. [10] Sin embargo, la geografía ha trabajado siempre contra el Pentágono y EE.UU. no ha encontrado una solución para su dilema naval en el Golfo Pérsico. En lugar de una guerra convencional, Washington ha tenido que recurrir a una guerra encubierta, económica y diplomática contra Irán.



*Mahdi Darius Nazemroaya es un sociólogo y autor galardonado. Es un investigador asociado en el Centro de Investigación sobre la Globalización (CRG), en Montreal. Se especializa en Medio Oriente y Asia Central. Ha sido colaborador invitado y ha discutido sobre  Medio Oriente en numerosos programas y redes internacionales como Al Jazeera, Press TV y Russia Today. Nazemroaya también fue testigo de la “primavera árabe” en acción en el norte de África. Mientras que estuvo en el terreno en Libia durante los bombardeos de la OTAN, informó desde Trípoli para varios medios de comunicación. Envió expediciones de campo claves de Libia para Global Research y fue corresponsal especial para el sindicado Pacifica Flashpoints, programa de investigación y difusión de Berkeley, California. Sus escritos han sido publicados en más de diez idiomas. También escribe para la Strategic Culture Foundation (SCF) en Moscú, Rusia.





Notas


[1] Fars News Agency, “Foreign Warships Will Need Iran’s Permission to Pass through Strait of Hormuz,” January 4, 2011.Iran Warns US against Sending Back Aircraft Carrier to Persian Gulf



[2] Fars News Agency, “
,” January 4, 2011.



[3] Parisa Hafezi, “
Iran threatens U.S Navy as sanctions hit economy
,” Reuters, January 4, 2012.



[4] Fariborz Haghshenass, “Iran’s Asymmetric Naval Warfare,” Policy Focus, no.87 (Washington, D.C.: Washington Institute for Near Eastern Policy, September 2010).



[5] Julian Borger, “
Wake-up call
,” The Guardian, September 6, 2002.



[6] Neil R. McCown, Developing Intuitive Decision-Making In Modern Military Leadership (Newport, R.I.: Naval War College, October 27, 2010), p.9.



[7] Sean D. Naylor, “War games rigged? General says Millennium Challenge ‘02 ‘was almost entirely scripted,’” Army Times, April 6, 2002.



[8] Himendra Mohan Kumar, “
Fujairah poised to be become oil export hub
,” Gulf News, June 12, 2011.



[9] Ibid.



[10] John Arquilla, “The New Rules of War,” Foreign Policy, 178 (March-April, 2010): pp.60-67.









IRÁN


SINASTRÍA


USA




















Publicado por egarciaber en 3:44 No hay comentarios:

miércoles, 25 de enero de 2012

¿EE.UU. se prepara para la guerra?









Publicado por egarciaber en 19:36 No hay comentarios:

El mito de un Irán “aislado”











Estos días, en medio de una progresiva atmósfera de crisis
en el Golfo Pérsico, una pequeña lección de historia sobre EEUU e Irán podría
ser muy bien algo que el doctor nos recetara. Ahí van unas cuantas notas
destacadas (o no tan destacadas) acerca de la relación entre ambos países a lo
largo del último medio siglo:






Verano de 1953: La Agencia Central de Inteligencia y la
inteligencia británica traman un complot para dar un golpe que derroque a un
gobierno democráticamente elegido en Irán que intenta nacionalizar la industria
del petróleo del país. En su lugar, colocan a un autócrata, el joven Shah del
Irán, y a una policía secreta que pronto sería temida y odiada.






Gobierna el país como si de un feudo represivo se tratara
durante un cuarto de siglo, convirtiéndose en el “baluarte” de Washington en el
Golfo Pérsico, hasta que un movimiento revolucionario local le derroca en 1979,
marcando el comienzo del gobierno del Ayatolá Ruhollah Khomeini y los mullahs.
Aunque Jomeini y compañía no eran en absoluto hombres de Washington, en algún
sentido fue gracias al golpe de 1953 que pudo dar comienzo su propio linaje
político.






1967: Bajo el programa estadounidense “Átomos por paz”, que
el presidente Dwight D. Eisenhower empezó en los años cincuenta, al Shah se le
permite comprar para Teherán un reactor de investigación del tipo de agua
ligera de cinco megavatios (reactor que, para colmo de ironías, sigue aún
jugando un papel en la disputa alrededor del programa nuclear iraní).






Las autoridades del Departamento de Defensa se preocuparon
en su momento ante la posibilidad de que el Shah utilizara el “átomo de la paz”
como base de un futuro programa de armamento o de que esos materiales nucleares
pudieran caer en manos equivocadas. “Un sucesor agresivo del Shah”, se decía en
un memorando del Pentágono de 1974, “podría considerar las armas nucleares como
el punto final necesario para establecer un dominio militar total de Irán sobre
la región”. Pero eso no les detuvo entonces a la hora de instigar y ayudar a la
creación de un programa nuclear iraní.






El Shah, al igual que sus sucesores islámicos, defendió que
tal programa era un “derecho” nacional de Irán y soñaba con un país que pudiera
obtener cuotas importantes de electricidad a partir de una red de centrales
nucleares. Como expuso un grupo de compañías energéticas estadounidenses en la
década de los setenta: “El Shah del Irán está sentado sobre una de las mayores
reservas de petróleo del mundo. Sin embargo, está construyendo dos plantas
nucleares y planeando levantar dos más para proporcionar electricidad a su
país. Sabe que el petróleo está agotándose, y con él el tiempo”. Es decir, el
programa nuclear estadounidense fue la génesis del iraní que ahora obsesiona
tanto a Washington.






Septiembre de 1980: El gobernante iraquí Sadam Husein lanza
una guerra de agresión contra el Irán de Jomeini. En los primeros años de la
década de los ochenta se convierte en el hombre de Washington, su “baluarte” en
el Golfo Pérsico, y le ofrecemos nuestra mano y también “información detallada”
sobre despliegues iraníes y planes tácticos que le ayudan a utilizar sus armas
químicas más eficazmente contra el ejército iraní. Oh, y solo para
asegurar que las cosas salgan bien, realmente bien, la administración de Ronald
Reagan decide vender también, a hurtadillas, misiles y otras armas al Irán de
Jomeini, una parte de lo cual llegó a conocerse como el “asunto Irán-Contra”
que casi logra derribar al presidente y a sus hombres. ¡Éxito total!






Marzo de 2003: Sadam Husein ya no es, por ahora, nuestro
hombre en Bagdad sino un nuevo “Hitler” que, según proclaman las altas
autoridades de Washington, tiene sin duda un programa de armas nucleares que
podría hacer que en cualquier momento se eleven nubes de champiñón sobre las
ciudades estadounidenses. Por tanto, la administración de George W. Bush lanza
una guerra de agresión contra Iraq, que al igual que Irán, sucede que, en
palabras del vicesecretario de defensa Paul Wolfowitz, “flota sobre un mar de
petróleo”.






(Los funcionarios de Bush confían en que, tras una guerra
que iba ser una especie de “un paseo de rosas”, van a poder reavivar la
industria petrolífera del país a fin de privatizarla y utilizarla para destruir
la Organización de Países Exportadores de Petróleo –OPEP-, haciendo caer los
precios del petróleo en los mercados mundiales.) Nueve años después, un
gobierno chií ocupa el poder en Bagdad y es un estrecho aliado de Teherán, que
ha conseguido fortaleza e influencia en la región gracias a la desastrosa
ocupación de EEUU.






Por tanto, ahí tienen una especie de record intachable y
difícil de encontrar. En más de 50 años, los dirigentes de EEUU no han hecho
nunca un movimiento en Irán (o cerca de él) que no llevara a un inesperado y
desagradable revés. Ahora, en Washington, tras años de guerra secreta contra
Irán, otra administración está preparando otra serie de inteligentes
maniobras: esta vez se trata de sanciones contra el banco central de Irán para
paralizar la industria del petróleo del país y partir en dos su economía, lo
que irá seguido de nadie sabe qué.






Y quiero decir honestamente y teniendo en cuenta realmente
la historia del pasado, ¿qué podría salir mal? ¿Un cambio de régimen en Irán?
Seguro que es como coser y cantar y, si no se lo creen, verifiquen lo que les
cuenta un tal Pepe Escobar abajo, ese fabuloso reportero itinerante habitual de
Asia Times Online y TomDispatch.






Empecemos con las líneas rojas. Aquí va la línea roja
suprema de Washington, directamente desde la boca del león. Solo en la última
semana el secretario de defensa Leon Panetta dijo de los iraníes: “¿Están
intentando desarrollar armas nucleares? No. Pero sabemos que tratan de
desarrollar capacidad nuclear. Y eso es lo que nos preocupa. Nuestra línea roja
para Irán es que no desarrollen un arma nuclear. Esa es una línea roja para
nosotros”.






¡Qué extraña forma de continuar cambiando esas líneas rojas!
Había una vez que la línea roja para Washington era el “enriquecimiento” de
uranio. Ahora es, indudablemente, el arma nuclear la que puede blandirse. No
olviden que, desde 2005, el líder supremo iraní, el Ayatolá Ali Jamenei, viene
haciendo hincapié en que su país no está tratando de fabricar armas nucleares.






La más reciente de las Estimaciones de la Inteligencia
Nacional (NIE, por sus siglas en inglés) sobre Irán de la comunidad de la
inteligencia estadounidense ha subrayado igualmente que Irán no está, de hecho,
desarrollando un arma nuclear (a diferencia de la capacidad desarrollada que
pudiera construir una algún día).






Sin embargo, ¿qué pasaría si no hubiera “línea roja” sino
algo completamente distinto? ¿Qué tal si lo denominamos el límite del
petrodólar?




















¿Apostando por las sanciones?












Empecemos por esto: En diciembre de 2011, insensible a las
graves consecuencias que acarrearía para la economía global, el Congreso de
EEUU –bajo todas las habituales presiones del lobby a favor de Israel (tampoco
es que las necesiten mucho)- le encasquetó un paquete de sanciones obligatorias
a la administración de Barack Obama (100 a 0 en el Senado y con solo 12 votos
“negativos” en el Congreso). Entrarían en marcha en el mes de junio y a partir
de esta fecha EEUU tendrá que sancionar a los bancos y compañías de cualquier
tercer país que tengan tratos con el banco central de Irán, lo que significa
paralizar las ventas de petróleo de ese país. (El Congreso no permitió hacer
“exenciones”).






¿El objetivo final? El cambio de régimen -¿qué otra cosa
podía ser?- en Teherán. El proverbial funcionario estadounidense no
identificado admitió tal cosa al Washington Post, y ese periódico
publicó el comentario (“El objetivo de las sanciones de EEUU y del resto contra
Irán es el colapso del régimen, dijo un alto funcionario de la inteligencia de
EEUU, ofreciendo más aclaraciones al decir que la administración Obama está
decidida a derrocar al gobierno de Irán, se ha comprometido a hacerlo así”).
Pero, oops, el periódico tuvo que revisar después el escrito para
eliminar esa embarazosa cita acerca del objetivo. Indudablemente, esa “línea
roja” se aproximó demasiado a la verdad.






El ex presidente de la Junta del Estado Mayor, el almirante
Mike Mullen, creía que sólo un acontecimiento monstruo estilo conmoción y
pavor
, que resultara totalmente humillante para los dirigentes de Teherán,
sería lo que provocara un auténtico cambio de régimen, y no solo él pensaba
así. Los defensores de acciones que van desde los ataques aéreos a la invasión
(ya sea por EEUU, Israel o una combinación de los dos) han sido y son legión en
el Washington neocon.






Pero cualquier persona familiarizada, aunque sea
remotamente, con Irán sabe que un ataque así movilizaría a la población detrás
de Jamenei y el Cuerpo de los Guardias Revolucionarios Islámicos. En esas
circunstancias, la profunda aversión que sienten muchos iraníes hacia la dictadura
militar de los ayatolás importaría muy poco.






Además incluso la oposición iraní apoya un programa nuclear
pacífico. Es una cuestión de orgullo nacional.






Los intelectuales iraníes, mucho más familiarizados con las
artimañas persas que los ideólogos en Washington, rechazan totalmente cualquier
escenario de guerra. Hacen hincapié en que el régimen de Teherán, experto en
las artes del teatro persa de sombras, no tiene intención de provocar un ataque
que pudiera llevar a su destrucción.






Por su parte, sea correcto o no, los estrategas de Teherán
asumen que Washington demostrará que no es capaz de lanzar una nueva guerra en
el Gran Oriente Medio, especialmente una que pudiera provocar escalofriantes
daños colaterales en la economía mundial.






Mientras tanto, puede que se demuestre que las expectativas
de Washington de que un régimen duro de sanciones pueda hacer que los iraníes
cedan terreno, en caso de que no se hundieran, no son más que una quimera. El
giro de Washington se ha centrado en la supuestamente desastrosa
mega-devaluación de la moneda iraní, el rial, frente a las nuevas sanciones.






Lamentablemente para los fans del colapso económico iraní,
el profesor Djavad Salehi-Isfahani ha trazado muy detalladamente la naturaleza
a largo plazo de este proceso, que los economistas iraníes han recibido con
bastante alborozo. Después de todo, impulsará las exportaciones que no sean de
petróleo y ayudará a la industria local en su competición con las baratas
importaciones chinas. En resumen: un rial devaluado supone una oportunidad
razonable de reducir en estos momentos el desempleo en Irán.























Más conectados que Google









Aunque muy pocos en EEUU se han dado cuenta, Irán no está
precisamente “aislado”, aunque a Washington le gustaría que así fuera. El primer
ministro pakistaní Yusaf Raza Gilani se ha convertido en frecuente viajero a
Teherán. Pero es un recién llegado comparado con el jefe de la seguridad
nacional ruso Nikolai Patrushev, quien recientemente advirtió a los israelíes
que no empujaran a EEUU a atacar a Irán.






Hay también que añadir al aliado de EEUU y presidente afgano
Hamid Karzai. En una loya yirga (gran consejo) a finales de 2011, frente
a 2.000 líderes tribales, hizo hincapié en que Kabul tenía la intención de
acercarse aún más a Teherán.






En ese crucial tablero de ajedrez euroasiático, Oleoducstán,
el gasoducto Irán-Pakistán (IP) –para desgracia de Washington- es ahora un
hecho. Pakistán necesita desesperadamente energía y sus líderes han decidido
claramente que no están dispuestos a esperar hasta el fin de los tiempos para
que el eterno proyecto preferido de Washington –el oleoducto
Turkmenistán/Afganistán/Pakistán/India (TAPI)- atraviese Talibanistán.






Incluso el ministro de exteriores turco Ahmet Davutoblu
visitó recientemente Teherán, aunque la relación de su país con Irán sea cada
vez más tensa. Después de todo, la energía anula las amenazas en la región.
Turquía, miembro de la OTAN, está ya implicada en operaciones clandestinas en
Siria, aliada con fundamentalistas suníes de núcleo duro en Iraq y –cambiando
radicalmente de opinión tras la Primavera Árabe- ha canjeado el eje
Ankara-Teherán-Damasco por el de Ankara-Riad-Doha.






Incluso está pensando en albergar componentes del sistema de
defensa antimisiles, que Washington lleva tanto tiempo planeando, apuntando a
Irán.






Todo eso procede de un país que acuñó la política exterior
(Davutoglu) de “cero problemas con nuestros vecinos”. Sin embargo, las
necesidades de Oleoducstán son las que las que ponen a cien el corazón.
Turquía está desesperada por acceder a los recursos energéticos de Irán, y si
el gas natural iraní llega alguna vez a Europa Occidental –algo que los
europeos ansían desesperadamente-, Turquía será el privilegiado país de
tránsito. Los dirigentes de Turquía han señalado ya su rechazo a las nuevas
sanciones de EEUU contra el petróleo iraní.






Y hablando de conexiones, la pasada semana se produjo el
espectacular y teatral golpe diplomático: la gira del presidente iraní Mahmud
Ahmadineyad por Latinoamérica. Ya pueden dar la vara los derechistas
estadounidenses con el eje del mal Teherán-Caracas, supuestamente para promover
el “terror” por Latinoamérica como trampolín para futuros ataques contra la
superpotencia del norte…, pero si volvemos a la vida real, es otro tipo de
verdad el que se esconde.






Después de todos estos años, Washington no puede aún digerir
la idea de que ha perdido el control, e incluso la influencia, en esas dos
potencias regionales sobre las que en otro tiempo ejerció una profunda
hegemonía imperial.






Añadan a esto el muro de desconfianza que no ha hecho más
que solidificarse desde la revolución islámica de 1979 en Irán. Mezclen una
nueva y mayoritariamente soberana Latinoamérica empujando por la integración no
solo a través de los gobiernos de izquierda en Venezuela, Bolivia y Ecuador,
sino a través de las potencias regionales de Brasil y Argentina. Remuevan y
tendrán la oportuna foto de Ahmadineyad y el presidente venezolano Hugo Chávez
saludando al presidente nicaragüense Daniel Ortega.






Washington sigue intentando colocar una visión de un mundo
en la cual Irán ha quedado totalmente desconectado. La portavoz del
Departamento de Estado Victoria Nuland actuó de forma típica al decir
recientemente: “Irán puede quedarse internacionalmente aislado”. Como suele
ocurrirles, necesita conseguir información correcta.






El “aislado” Irán tiene 4.000 millones de dólares en
proyectos conjuntos con Venezuela, incluyendo especialmente un banco (al igual
que Ecuador, tiene docenas de proyectos previstos a partir de la construcción
de plantas de energía). Esto ha llevado a la tropa de ante todo Israel
en Washington a exigir a gritos que las sanciones se extiendan a Venezuela.
Solo hay un problema: ¿cómo pagaría entonces EEUU sus vitales importantes de
petróleo venezolano?






Mucho se ha hablado en la prensa estadounidense del hecho de
que Ahmadineyad no visitó Brasil en esta gira por Latinoamérica, pero a nivel
diplomático, Teherán y Brasilia siguen sincronizados. En lo que se refiere al
dossier nuclear en particular, la historia de Brasil demuestra que Irán cuenta
con la simpatía de sus dirigentes.






Después de todo, ese país desarrolló –y después abandonó- un
programa de armas nucleares. En mayo de 2010, Brasil y Turquía auspiciaron un
acuerdo de intercambio de uranio para Irán que podría haber despejado el camino
en el embrollo nuclear EEUU-Irán. Sin embargo, fue inmediatamente saboteado por
Washington. Miembro importante de los BRICS, el club de las economías
emergentes más potentes [Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica], Brasilia se
opone completamente a la estrategia de embargo/sanciones de EEUU.






Por tanto, es posible que Irán esté “aislado” de EEUU y
Europa Occidental, pero desde los BRICS al Movimiento de los No Alineados (120
países miembros), tiene de su parte a la mayoría del Sur global. Y después
están esos aliados incondicionales de Washington, Japón y Corea del Sur, que
están ahora suplicando que se les deje fuera del próximo boicot/embargo del
banco central de Irán. No es de extrañar porque esas sanciones unilaterales de
EEUU se dirigen también a Asia. Después de todo, China, India, Japón y Corea
del Sur juntos compran al menos el 62% de las exportaciones de petróleo
iraníes.






Como es típico de la cortesía japonesa, el ministro de
finanzas japonés Jun Azumi permitió que el secretario del tesoro de EEUU
Timothy Geithner tuviera conocimiento del problema que Washington le está
creando a Tokio al depender de Irán para el 10% de sus necesidades de petróleo.
Y prometió “reducir” al menos modestamente esa porción “tan pronto como sea
posible” para conseguir que Washington les deje exentos de esas sanciones pero,
ya pueden esperar sentados. Corea del Sur ha anunciado ya que comprará el 10%
de sus necesidades petroleras a Irán en 2012.



















Otra vez la Ruta de la Seda













Lo más importante de todo: el “aislado” Irán parece ser un
asunto supremo para la seguridad nacional de China, que ha rechazado ya sin un
parpadeo las recientes sanciones de Washington. Los occidentales parecen
olvidar que el Reino del Medio y Persia llevan haciendo negocios durante casi
dos milenios (“¿les suena la Ruta de la Seda?”).






Los chinos han cerrado ya un jugoso acuerdo para desarrollar
el mayor campo petrolífero de Irán: Yadavaran. Está también el asunto del
suministro del petróleo del Mar Caspio desde Irán a través de un oleoducto que
se extiende desde Kazajstán al Oeste de China. De hecho, Irán suministra ya no
menos del 15% del petróleo y el gas natural que China necesita. En estos
momentos, Irán es más vital para China, en lo referente a la energía, que la
Casa de Saud para EEUU, que importa el 11% de su petróleo de Arabia Saudí.






En realidad, China puede ser el verdadero ganador de las
nuevas sanciones de Washington, porque es probable que consiga su petróleo y
gas a un precio más barato mientras que los iraníes pasan a depender más del
mercado chino. De hecho, en estos momentos, los dos países están en medio de
unas complejas negociaciones sobre los precios del petróleo iraní y los chinos
han estado aumentando las presiones al reducir ligeramente sus compras
energéticas.






Pero todo esto debería haberse terminado ya en marzo, al
menos dos meses antes de que entre en vigor la última ronda de sanciones
estadounidenses, según los expertos en Pekín. Al final, los chinos comprarán
mucho más gas iraní que petróleo, pero Irán seguirá siendo su tercer mayor
proveedor de petróleo, justo después de Arabia Saudí y Angola.






En cuanto a otros posibles efectos de las nuevas sanciones
sobre China, no cuenten con ellas. Los empresarios chinos en Irán están
comprando coches, redes de fibra óptica y ampliando el metro de Teherán. El
comercio, en su doble sentido, está ahora en los 30.000 millones de dólares y
se espera que suba hasta los 50.000 en 2015. Ya encontrarán los empresarios
chinos alguna vía para salvar los problemas bancarios que imponen las nuevas
sanciones…






Rusia es otro partidario clave del “aislado” Irán. Se ha
opuesto a sanciones más fuertes tanto a través de las Naciones Unidas como
mediante el paquete aprobado por Washington contra el banco central de Irán. En
realidad, está a favor de una reducción de las actuales sanciones de la ONU y
ha estado trabajando también en un plan alternativo que pueda, al menos en
teoría, llevar a un acuerdo nuclear donde todos salven la cara.






En el frente nuclear, Teherán ha expresado su disposición a
comprometerse con Washington según las directrices del plan que Brasil y
Turquía presentaron y Washington se cargó en 2010. Como ahora está mucho más
claro que para Washington –y ciertamente para el Congreso- la cuestión nuclear
es secundaria frente al cambio de régimen, cualquier nueva negociación
demostrará ser terriblemente penosa.






Esto es especialmente verdad ahora que los dirigentes de la
Unión Europea se las han arreglado para eliminarse a ellos mismos de una futura
mesa de negociaciones pegándose ellos mismos un tiro en sus pies calzados de
Ferragamo. Como siempre, han seguido dócilmente la iniciativa de Washington de
poner en marcha un embargo al petróleo de Irán. Como dijo un alto funcionario
de la UE al presidente del Consejo Nacional EEUU-Irán Trita Parsi, y como
diplomáticos de la UE me han asegurado en términos no precisamente inciertos,
temen que esto pueda acabar siendo el último paso antes de la declaración de
guerra.






Mientras tanto, un equipo de inspectores de la Agencia
Internacional de la Energía Atómica acaba de visitar Irán. La AIEA está
supervisando todas las cuestiones nucleares en Irán, incluida su nueva planta
de enriquecimiento de uranio en Fordow, cerca de la ciudad santa de Qom, cuya
producción empezará de lleno en junio. La AIEA es positiva: no hay nada que
tenga que ver con la fabricación de bombas. Sin embargo, Washington (y los
israelíes) continúan actuando como si solo fuera una cuestión de tiempo, y no
hay mucho más sobre eso.


















Siguiendo la pista del dinero









Ese tema del aislamiento iraní solo se debilita cuando uno
se entera que el país está abandonando el dólar en su comercio con Rusia a
favor de los riales y los rublos, una medida similar a las que ha puesto ya en
marcha en su comercio con China y Japón. En cuanto a la India, una potencia
económica de la zona, sus dirigentes también se niegan a dejar de comprar
petróleo iraní, un comercio que, a la larga, es igual de improbable que se
pague en dólares.






La India está ya utilizando el yuan con China, mientras que
Rusia y China llevan comerciando en rublos y yuanes desde hace más de un año,
mientras que Japón y China están promoviendo el comercio directo en yenes y
yuanes. En cuanto a Irán con China, todo el nuevo comercio y las inversiones
conjuntas se harán en yuanes y riales.






Traducción, si es que se necesitaba alguna: en el futuro
próximo, con los europeos fuera de juego, no se comerciará prácticamente en
dólares ningún petróleo iraní.






Además, tres miembros de los BRICS (Rusia, India y China),
aliados de Irán, son los principales poseedores (y productores) de oro. Los
antojos del Congreso estadounidense no van a afectar los complejos lazos
comerciales. En realidad, cuando el mundo en desarrollo mira hacia la profunda
crisis en que está inmerso el Occidente atlantista, lo que ven es la masiva
deuda estadounidense, una fabricación de moneda como si no hubiera un mañana,
montones de ajustes y, desde luego, la eurozona temblando hasta sus mismos
cimientos.






Sigamos la pista al dinero. Dejemos a un lado, por el
momento, las nuevas sanciones contra el banco central de Irán que entrarán en
vigor en unos meses, ignoremos las amenazas iraníes de cerrar el Estrecho de
Ormuz (bastante improbable ya que es la principal vía por la que Irán lleva su
propio petróleo al mercado), y quizá una razón clave, la creciente crisis en el
Golfo Pérsico supone que esta medida torpedeará al petrodólar como moneda
multiuso de cambio.






Al frente de la operación marcha Irán, y es seguro que está
destinada a un ansioso Washington, al que mirará de arriba abajo no solo una
potencia regional sino sus principales competidores estratégicos, China y
Rusia. No es extraño que haya tantos portaviones dirigiéndose justo ahora hacia
el Golfo Pérsico, aunque sea el más extraño de los enfrentamientos: un caso de
poder militar desplegado contra un poder económico.






En este contexto, merece la pena recordar que en septiembre
de 2000 Sadam Husein abandonó el petrodólar como moneda de pago para el
petróleo iraquí y se cambió al euro. En marzo de 2003, Iraq fue invadido y se
produjo el inevitable cambio de régimen. Muamar Gadafi de Libia propuso un
dinar de oro tanto como moneda común en África como moneda de pago para los
recursos energéticos de su país. Otra intervención y otro cambio de régimen a
continuación.






Sin embargo Washington/OTAN/Tel Aviv ofrecen una narrativa
diferente. Las “amenazas” de Irán están en el corazón de la crisis actual,
aunque estas sean, en realidad, la reacción de un país ante la guerra secreta
emprendida sin cesar contra él por EEUU e Israel para pasar ahora, desde luego,
a una guerra económica también. Son esas “amenazas”, así prosigue la historia,
las que provocan el aumento de los precios del petróleo y exacerban por tanto
la actual recesión, más que el capitalismo de casino de Wall Street o la deuda
masiva de EEUU y de Europa. La flor y nata de esos del 1% no tienen nada contra
los altos precios del petróleo, nada en absoluto, mientras se erija a Irán como
culpable frente a la ira popular.






Como señalaba recientemente Michael Klare, experto en
energía, nos encontramos en una nueva era geo-energética que es extremadamente
turbulenta en el Golfo Pérsico y en más lugares. Pero considera también 2012
como el año del comienzo de una posible defección masiva del dólar como moneda
global preferida. Cuando la percepción se haga realidad, imaginen el mundo real
–en su mayoría el Sur global- haciendo las mates necesarias y empezando,
poco a poco, a hacer negocios en sus propias monedas e invirtiendo cada vez
menos excedentes en bonos del Tesoro estadounidense.






EEUU siempre puede contar con el Consejo de Cooperación del
Golfo (CCG) –Arabia Saudí, Qatar, Omán, Bahrein, Kuwait y los Emiratos Árabes
Unidos-, a los que prefiero llamar el Club de la Contrarrevolución del Golfo
(solo tienen que mirar sus actuaciones durante la Primavera Árabe). A todos los
efectos prácticos geopolíticos, las monarquías del Golfo son una satrapía de
EEUU.






Sus promesas de décadas de utilizar solo el petrodólar les
convierte en un apéndice de la proyección del poder del Pentágono a través del
Oriente Medio. El CENTCOM, después de todo, tiene su base en Qatar; la V Flota
de EEUU está estacionada en Bahrein. De hecho, en las tierras inmensamente
ricas en recursos energéticos que podemos denominar como Gran Oleoducstán
–y que el Pentágono solía llamar “arco de inestabilidad”- que se extiende a
través de Irán hasta llegar a Asia Central, el CCG sigue siendo clave para la
menguante hegemonía estadounidense.






Si esto fuera una nueva versión económica de la historia de
Edgar Allan Poe “El pozo y el péndulo”, Irán no sería sino un engranaje en una
máquina infernal que va triturando lentamente el dólar como moneda de la
reserva mundial. Sin embargo, es el engranaje sobre el que Washington se
concentra ahora. Tienen el cambio de régimen metido en el cerebro. Todo lo que
se necesita es una chispa que encienda el fuego (en todas las direcciones
necesarias –se apresura uno a añadir- para coger por sorpresa a Washington).






Recuerden la Operación Northwoods, ese plan de 1962
elaborado por el Estado Mayor del Ejército para fingir operaciones terroristas
en EEUU y culpar de ellas a la Cuba de Fidel Castro. (Fue el presidente John F.
Kennedy quien echó abajo la idea). O recuerden el incidente de Tonkin en 1964,
utilizado por el presidente Lyndon Johnson como justificación para ampliar la
Guerra de Vietnam. EEUU acusó a los barcos torpedo norvietnamitas de ataques no
provocados contra buques estadounidenses. Después, se vio claro que uno de los
ataques nunca había tenido lugar siquiera y que el presidente había mentido
acerca del mismo.






No es en absoluto descabellado imaginar profesionales de
núcleo duro de amplio espectro dentro del Pentágono montando un incidente de
bandera falsa en el Golfo Pérsico de un ataque contra Irán (o sencillamente
utilizarlo para empujar a Irán a un error fatal). Consideren también la nueva
estrategia del ejército estadounidense recién desvelada por el presidente
Barack Obama, por la cual el centro de atención de Washington se va a trasladar
de dos guerras fallidas sobre el terreno en el Gran Oriente Medio al Pacífico
(es decir, a China).




Por tanto, sí, este psicodrama más grande que la vida que
llamamos “Irán” puede ir tanto sobre China y el dólar estadounidense como sobre
la política del Golfo Pérsico o la inexistente bomba de Irán. La pregunta que
cabe hacerse es: ¿Qué ruda bestia, cuya hora finalmente ha llegado, se encamina
hacia Pekín para ver la luz?




Fuente: Pepe
Escobar
Asia Times Online











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Prisma de Newton


























Publicado por egarciaber en 18:14 No hay comentarios:

martes, 24 de enero de 2012

EE.UU: Tránsito partil de Plutón sobre Eris









El nuevo planeta Éris se encuentra situado en el mapa radical de EE.UU. (Sibly chart) en 08º 08' del signo cardinal de tierra, Capricornio, justo el grado y minuto que desde ayer 24 de Enero transita partil (00º00'00'') el planeta Plutón.







Debemos estar atentos a esta activación de Éris justamente por el planeta que le sigue en cuanto a la duración de sus ciclos sinódicos, para ir perfilando la "silueta" astral del hasta la fecha nuevo desconocido superlento.



















USA RADIX SIBLY CHART


4 Julio 1776



































































































MOMENTO EXACTO DEL CONTACTO TRANSITANTE


DE PLUTÓN SOBRE ÉRIS


24 Enero 2012




  











































USA RADIX SIBLY


TRÁNSITOS


24 Enero 2012

























 


 


 


 


 


 

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