El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, el martes en el Parlamento.
Las amenazas recíprocas entre Israel e Irán no son nuevas. Es una guerra
de nervios que se prolonga desde la revolución iraní de 1979, y que de vez en
cuando sale a la superficie con más fuerza. Por eso, los portavoces iraníes
estaban listos para responder a la última bravata de su némesis política en
Oriente Próximo. “Siempre estamos preparados para la guerra”, ha declarado
desafiante el ministro de Exteriores, Ali Akbar Salehí. Pero en esta ocasión,
el clima internacional que rodea a la filtración de que el primer ministro
israelí está buscando un consenso para atacar a Irán garantiza que en Teherán
no se están tomando la advertencia a la ligera.
El resonar de tambores de guerra sigue a la revelación hace dos semanas
de un supuesto plan iraní para asesinar al embajador saudí en EE UU, una
acusación que algunos observadores interpretaron como la preparación del
terreno para actuar contra la República Islámica. El asunto se produce además
en vísperas de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) haga
público su próximo informe sobre el controvertido programa nuclear iraní.
Algunas filtraciones apuntan a avances en el carácter militar del mismo (el
contencioso con la comunidad internacional) y Teherán ya ha advertido “contra
el uso político” del OIEA.
“Irán siempre ha estado amenazado por Israel. No es algo nuevo. Estamos
oyendo amenazas de Israel desde hace ocho años”, afirma Salehí en una entrevista que hoy publica el
diario turco Hürriyet Daily News. El ministro, que asistía a una conferencia sobre
Afganistán en Estambul, subraya que si cualquier país trata de ofender a Irán,
su país responderá con firmeza. “Sabemos cómo defendernos”, señala, tras
manifestar que su país siempre ha estado preparado para la guerra.
En qué consiste esa preparación es algo que ha ido quedando claro desde
que el presidente Mahmud Ahmadineyad llegó al poder con el apoyo de los
Guardianes de la Revolución, popularmente conocidos como Pasdarán, en 2005. Año
tras año, ese ejército paralelo a las órdenes del líder supremo, el ayatolá Ali
Jameneí, ha ido anunciando las proezas de su industria militar, un sector en el
que a pesar de los avatares económicos del país, nunca han faltado los fondos.
Tampoco para el programa nuclear, que también controla esa milicia.
Resulta tedioso enumerar la larga lista de misiles y otros artilugios que
en cada ocasión festiva Irán anuncia como nuevos o más potentes. Para quien
esté interesado en su última tecnología, el analista político iraní Ismail Salami hace un
repaso en un artículo para la web de PressTV. Esa capacidad, lleva a Salami que “un ataque
militar de Israel a Irán equivale a clavar la última punta en el ataúd del
sionismo”.
“Los misiles de Irán tienen un alcance de 2.000 kilómetros y han sido
diseñados para [alcanzar] las bases de EE UU y el régimen sionista [como la
propaganda iraní se refiere a Israel] en la región”, ha declarado el general de
los Pasdarán Amir Ali Hajazadeh, citado por Salami.
Sin embargo, cuando el jefe del Estado Mayor iraní, el general Hasan
Firuzabadí, advierte a Israel y EE UU del castigo que recibirán si comenten el
“grave error” de atacar a su país, los analistas no piensan tanto en misiles
como en la guerra asimétrica. Es en ese terreno en el que las fuerzas
iraníes se mueven como pez en el agua y cuentan con ventaja. Sea a través de
sus protegidos del Hezbolá libanés, el Hamás palestino, las milicias chiíes de
Irak o algunos grupos insurgentes afganos, los gobernantes de Teherán cuentan
con una peligrosa palanca.
"En caso de ataque del régimen sionista, Estados Unidos también será
atacado. Les haremos arrepentirse de ese grave error y les castigaremos con
severidad", advirtió Firuzabadí nada más conocerse que Israel estaba
debatiendo un posible ataque a sus instalaciones nucleares.
De momento, los iraníes, vacunados después de tres décadas contra el
frecuente agitar de las amenazas bélicas, mantienen la calma y siguen con sus
rutinas diarias. El único signo de inquietud visible proviene de la economía.
El dólar ha alcanzado el cambio récord de 13.350 riales, lo que el diario iraní
Ebtekar interpreta como una prueba de que el billete verde “se está
convirtiendo con rapidez en el nuevo instrumento de ahorro de las familias
iraníes”. Desde fuera, parece un claro signo de desconfianza en su Gobierno.
Fuente: El País