Los
atentados del 11-S conmocionaron al mundo y despertaron el miedo en una sociedad
que parecía ver de lejos los conflictos y desastres. Terreno abonado para que
surgieran agoreros prediciendo el fin del mundo. Diez años después la vida
sigue…
Las secuencias de los impactos y la lenta destrucción de las Torres Gemelas
de Nueva York que nos ofreció la televisión, quedó grabada en la memoria de todo
el planeta. Aunque este hecho aconteciera en 2001, no se puede negar que para la
historia marca el comienzo del siglo XXI, de cuyas calamidades y peligros ya
hablaban algunos profetas.
Profecías que, a partir de entonces, adquirieron mayor dimensión y no sólo
resurgieron, sino que a éstas se sumaron muchas otras de supuestos videntes y
agoreros que preconizan catástrofes venideras y el tan temido y manido fin del
mundo.
Sin embargo, existen profecías que, según los entendidos, se han ido
cumpliendo religiosamente. Para Ernesto García Bermejo, astrólogo y especialista
en literatura clásica esotérica, la destrucción de las Torres Gemelas aparece,
claramente y sin necesidad de forzadas interpretaciones, en las profecías que
dejó escritas Juan de Jerusalén.
MALAQUÍAS, JUAN DE JERUSALÉN
Y NOSTRADAMUS, LOS CLÁSICOS.
La mayor parte las profecías son de difícil comprensión y, por lo tanto,
manipulables, según García Bermejo, quien asegura que en su lectura “hay que ser
muy estrictos. Las profecías más fiables son las clásicas, es decir, las de los
profetas Malaquías, Juan de Jerusalén y Nostradamus, que tienen muchos siglos y
se ha confirmado que aciertan en gran medida”.
Estos vaticinios parecen coincidir en los años venideros. Por ejemplo, como
señala García, “la de Malaquías, cuya lista de papas concluye con el que hace el
número 112. El papa actual es el 111. Cada uno de éstos está representado por
una divisa excepto el último, llamado Pedro Romano”.
Benedicto XVI está representado con la divisa de ‘la gloria del olivo’ y,
como subraya el experto, “teniendo en cuenta que el actual papa es muy mayor, no
pueden quedar muchos años. Sin embargo, esta profecía la pongo en entredicho,
porque entiendo que está únicamente relacionada con la Iglesia católica”.
Cada una de las 111 divisas de Malaquías coincide con el período de papado de
cada uno de los pontífices. “Un ejemplo muy claro – dice Ernesto García - es el
de Juan Pablo I, representado por la divisa 109 ‘De meditate lunae’ (de la media
luna). Su nombre era Albino Lucciani, su apellido significa Luz blanca. Nació en
la diócesis de Belluno (del latín de luna: luno). Fue elegido el 26 de agosto
del 1978, cuando la noche del 25 al 26 la luna estaba en la posición de “media
luna”. También su nacimiento, su ordenación sacerdotal y episcopal y otros
importantes eventos de su vida ocurrieron en noches de media luna”.
El especialista indica que después de Pedro Romano, el profeta habla de la
destrucción de la ciudad de las siete colinas (Roma), cuyo augurio ya aparece
también en el libro del profeta Daniel y en el Apocalipsis de San Juan. Y
subraya también que el papa Pío X, al morir, predijo que uno de sus sucesores
saldría del Vaticano saltando por encima de los cadáveres de sus
colaboradores.
“LAS TORRES DE BABEL DE LA OPULENCIA”.
Pero, para el experto, son las profecías escritas en cuartetas de Juan de
Jerusalén las más claras. “Básicamente no hay que hacer interpretación de las
mismas y, evidentemente, se refieren a la época actual, cuando las enumera
continuamente con la coletilla: ‘Cuando empiece el año mil que sigue al año
mil’, o sea el 2000. Hay muestras impresionantes como la que se refiere al
atentado de las Torres Gemelas”.
‘Cuando empiece al año mil que sigue al año mil, multitud de hombres serán
excluidos de la vida humana; no tendrán derechos, ni techo, ni pan. Estarán
desnudos y no tendrán más que su cuerpo para vender. Se les usará lejos de las
torres de Babel de la opulencia; se agitarán como un remordimiento o una
amenaza; ocuparán regiones enteras y proliferarán. Escucharán las prédicas de la
venganza y se lanzarán al asalto de las torres orgullosas. Habrá llegado el
tiempo de las invasiones bárbaras”. (‘El Protocolo de las Profecías’, Juan de
Jerusalén, 1040-1120, Vezelay-Francia).
Sin embargo, para el astrólogo, “el caso de Nostradamus es más oscuro. Aunque
tiene grandes aciertos, sus profecías se pueden encajar a posteriori, por lo que
pueden ser dudosas”.
No obstante, subraya el astrólogo que la profecía de Nostradamus que
realmente le interesa y a la que concede credibilidad es a la de la cuarteta
número X.72 que dice textualmente:.
‘El año mil novecientos noventa y nueve séptimo mes, .
Del cielo vendrá un
gran Rey de horror, .
Resucitará el gran Rey de Angolmois, .
Antes y
después Marte reinará en buena dicha’ .
“Según algunos expertos, cuya opinión comparto, alude al eclipse de agosto de
1999 que tuvo lugar en julio, de acuerdo con el calendario juliano que es el que
determinaba los días en la época de Nostradamus. En el calendario gregoriano,
que es el nuestro, ese eclipse sería el 13 de agosto. El profeta lo describe
como el eclipse más oscuro y negro desde el que tuviera lugar en el momento de
la pasión de Jesucristo, y mantiene que sería el signo del cielo que precedería
a la llegada del periodo más conflictivo de la historia humana”, afirma García
Bermejo.
Y continúa: “Lo que resulta evidente es que a partir de 1999 es cuando
comienzan los problemas y, a partir de los atentados del 11 de septiembre, no
han cesado los conflictos bélicos”.
“Nostradamus predijo sus profecías hasta el año 2200, pero eso no significa
que en ese momento se vaya a acabar el mundo, simplemente que no le dio tiempo a
predecir más”, afirma contundente el experto.
EL MAYA, SIMPLEMENTE UN CALENDARIO.
Respecto a las supuestas profecías del calendario maya, Ernesto García lo
niega y explica que “el calendario es un instrumento con el que esta
civilización dividió el tiempo que constaba de un ciclo mayor de cinco períodos.
Es ese quinto ciclo el que finaliza el 21 de diciembre de 2012 y con el que
ponen fin al calendario, pero eso no significa que vaya a acabarse el mundo”.
Las astrología, ciencia que basa sus conocimientos en el movimiento de los
astros y en las observaciones realizadas por astrólogos desde la Antigüedad,
también puede aportar datos reveladores a tenor de la opinión de Ernesto
García: “Los astrólogos entendemos que, cuanto más lentos son los planetas, más
hablan de la sociedad en su conjunto. El fenómeno más reciente es la entrada de
Plutón, el más lento de ellos, en el signo de Capricornio, que ocurrió entre el
24 y 26 de enero de 2008. Dos días antes hubo una de las mayores caídas de bolsa
de todos los tiempos”.
García expone también que “la entrada de Plutón en Capricornio marca un
cambio de dirección de acontecimientos. Hasta ahora los problemas provocados por
el integrismo islámico, sobre todo a partir de los atentados del 11 de
septiembre, han sido los que más han afectado a la sociedad. Esta época ha
correspondido a la permanencia de Plutón en Sagitario, signo que está
relacionado con las religiones y con el extranjero”.
Ese período tiende a concluir, según el experto “aunque todavía colee. En la
actualidad, la situación se ha centrado en un proceso económico en el que muchas
de las grandes corporaciones se han tambaleado, lo que ha repercutido en el
mundo laboral”.
Para el astrólogo, “la presencia de Plutón en Capricornio, que se mantendrá
hasta 2024, anuncia un pulso entre Estados y ciudadanos. Los primeros,
pretextando problemas de seguridad van a realizar grandes recortes de las
libertades de la ciudadanía, creando poblaciones amedrentadas y asustadas”.
“De momento estamos en un periodo de calma tensa pero, a partir de la entrada
de otro astro lento, Neptuno, en el signo de Piscis (3 de febrero de 2012), se
va a incrementar la agitación y la población va a aumentar su desafío ante los
poderosos. Posiblemente tendencias como el movimiento 15-M -que apareció en la
capital de España- o las revueltas sociales en los países árabes o islámicos,
van a dar paso a actitudes bastante más contestatarias y radicales”.
Aunque el astrólogo Ernesto García Bermejo (www.astrologiamundial.net)
concluye categóricamente: “Yo no hablo del fin del mundo en ningún momento. Creo
en el final de una serie de situaciones que, evidentemente, no hace falta ser
astrólogo para darse cuenta que tienen que concluir. Va a haber una catarsis
porque, para que nazcan sociedades nuevas, tienen que morir las antiguas y en
ese proceso hay una parte de destrucción que siempre resulta dolorosa”.
Isabel Martinez Pita EFE-Reportajes