M. escribió:
"Un planeta si emite energia lo hace tanto si esta directo como si esta retrógrado y en teoria esa energia debe de llegar de igual manera al planeta Tierra."
"Por otra parte decir que los planetas siempre se mueven digamos que hacia delante, nunca retroceden, es cuestion de la orbita y de como lo vemos respecto a la Tierra. "
"Es decir, la retrogradación es como si fuesen hacia detras de nuevo vistos desde la Tierra. Pero la realidad fisica es que Pluton siempre avanza, o Urano siempre avanza. "
Te olvidas de algo fundamental: La Astrología, al menos la terrestre es geocéntrica. Eso implica que su base cosmológica es terrestre.
Para la percepción de un observador sobre la Tierra, el planeta retrógrado ha invertido "realmente" su movimiento, y además, por poner un ejemplo de ahora, tomando a Urano, ese movimiento "aparente" lo ha retornado incluso al signo anterior, a Piscis, hecho que no parece algo precisamete carente de relevancia en estos momentos.
El Sol y la Luna parecen moverse de una forma más o menos regular, a lo largo del zodiaco, avanzando siempre de este a oeste, pero los ocho planetas viajan de una forma más irregular. Así el resto de los planetas se desplazan a lo largo del zodíaco de oeste a este, pero dicho movimiento se ve interrumpido durante breves intervalos por un movimiento retrógrado de este a oeste.
El retroceso va precedido de una pérdida en la velocidad de avance hasta pararse (planeta estacionario); luego, retrocede hasta alcanzar otra vez una posición estacionaría y reemprende el movimiento normal de oeste a este.
Mediante una observación cuidadosa los antiguos observaron que los periodos entre las retrogradaciones o periodo sinódico y aunque variaban eran por término medio 116 días, para Mercurio; 584 para Venus; 780 días para Marte; 399 para Júpiter y 378 para Saturno.
La retrogradación ocupa una parte mínima del movimiento del planeta que normalmente se desarrolla en sentido directo. Las duraciones de la retrogradación para los diferentes planetas son para Mercurio 23 días, Venus 42 días, Marte 73 días, Júpiter 123 días y Saturno 138 días.
Los planetas interiores
Mercurio y Venus, los llamados planetas interiores, nunca se alejaban demasiado del sol.
Se llama elongación al ángulo medido desde la Tierra que forman el Sol y un planeta. Mercurio tiene una elongación máxima con el Sol de 23º, mientras que la elongación máxima de Venus es de 45º.
Cuando están situados al este del Sol ambos planetas interiores aparecen como estrellas vespertinas, surgiendo a poco de ponerse el sol por el oeste y acompañándole casi inmediatamente en su desaparición por debajo del horizonte.
Tras alcanzar su máxima elongación oriental retrogradan hasta situarse al oeste del Sol, convirtiéndose en estrellas matutinas, apareciendo poco antes del alba y desapareciendo con los primeros rayos del sol.
Durante muchos milenios las antiguas civilizaciones los consideraron como astros distintos según apareciesen por la mañana o por la tarde. Mercurio, debido a su proximidad al Sol, y los cortos periodos en que es visible, es difícil de observar.
Los planetas exteriores
La elongación de éstos puede tomar cualquier valor, a diferencia de lo que ocurría con los planetas interiores. Cuando es 0 los planetas se dice que están en conjunción con el Sol, y no son visibles entonces. Cuando es de 180 los planetas están en oposición. Entonces, precisamente por estar en una posición diametralmente opuesta al Sol, pasan a medianoche por el meridiano del lugar. Entre una y otra configuración ocupan cualquier posición.
La teoría heliocéntrica explica fácilmente que cuando un planeta exterior está en oposición al Sol se encuentra lo más cerca de la Tierra, y su brillo es máximo. Los planetas sólo retrogradan en las proximidades de la oposición, presentando entonces su máximo brillo. Este incremento del brillo ha sido interpretado a partir del siglo IV a. C. como una disminución de la distancia del planeta a la Tierra. Esto es especialmente importante en el caso de Marte, pues su brillo en la oposición sólo es superado por la Luna y Venus. En la Antigüedad estos dos hechos se expresaban como una sola acción: estar en oposición, pero la conexión por la teoría vigente que era la geocéntrica, no era en absoluto clara. Parecía como si la trayectoria solar y la planetario estuviesen de alguna forma misteriosamente conectadas.
Los planetas interiores
Mercurio y Venus, los llamados planetas interiores, nunca se alejaban demasiado del sol.
Se llama elongación al ángulo medido desde la Tierra que forman el Sol y un planeta. Mercurio tiene una elongación máxima con el Sol de 23º, mientras que la elongación máxima de Venus es de 45º.
Cuando están situados al este del Sol ambos planetas interiores aparecen como estrellas vespertinas, surgiendo a poco de ponerse el sol por el oeste y acompañándole casi inmediatamente en su desaparición por debajo del horizonte.
Tras alcanzar su máxima elongación oriental retrogradan hasta situarse al oeste del Sol, convirtiéndose en estrellas matutinas, apareciendo poco antes del alba y desapareciendo con los primeros rayos del sol.
Durante muchos milenios las antiguas civilizaciones los consideraron como astros distintos según apareciesen por la mañana o por la tarde. Mercurio, debido a su proximidad al Sol, y los cortos periodos en que es visible, es difícil de observar.
Los planetas exteriores
La elongación de éstos puede tomar cualquier valor, a diferencia de lo que ocurría con los planetas interiores. Cuando es 0 los planetas se dice que están en conjunción con el Sol, y no son visibles entonces. Cuando es de 180 los planetas están en oposición. Entonces, precisamente por estar en una posición diametralmente opuesta al Sol, pasan a medianoche por el meridiano del lugar. Entre una y otra configuración ocupan cualquier posición.
La teoría heliocéntrica explica fácilmente que cuando un planeta exterior está en oposición al Sol se encuentra lo más cerca de la Tierra, y su brillo es máximo. Los planetas sólo retrogradan en las proximidades de la oposición, presentando entonces su máximo brillo. Este incremento del brillo ha sido interpretado a partir del siglo IV a. C. como una disminución de la distancia del planeta a la Tierra. Esto es especialmente importante en el caso de Marte, pues su brillo en la oposición sólo es superado por la Luna y Venus. En la Antigüedad estos dos hechos se expresaban como una sola acción: estar en oposición, pero la conexión por la teoría vigente que era la geocéntrica, no era en absoluto clara. Parecía como si la trayectoria solar y la planetario estuviesen de alguna forma misteriosamente conectadas.
Toda la Astrología se basa en nuestra percepción desde la Tierra, porque es desde su superficie que estructuramos nuestra geometría espacial. De no ser así, incluso los aspectos serían falsos, pues medimos sus distancias en arco desde nuestra percepción como observadores, y no la real. Tan importante es esto, que incluso se llega a corregir, mediante la denominada corrección de paralaje lunar una posición geocéntrica lunar para ajustarla más fielmente a nuestro lugar de observación/percepción topocéntrico, ya que la Luna por su proximidad presenta diferencas apreciables en su proyección sobre el telón de fondo estelar entre la medida geocéntrica y la proyección desde el punto real de posicionamiento del sujeto observador.(topocéntrica)
Definimos paralaje geocéntrica como la diferencia entre la dirección de un astro, visto desde un punto de la superficie de la Tierra (topocéntrica) y la misma dirección de ese astro visto desde el centro de la Tierra (geocéntrica).
Paralaje: dos observadores, en A y en B, ven a O en posiciones distintas respecto al fondo, debido a la paralaje
Paralaje lunar. Tomando como referencia a las Pléyades en la constelación de Tauro, se muestra la posición aparente de la Luna el día 22 de marzo de 1988 a las 10:42 TU, según el punto de observación: Polo Norte, Polo Sur, Ecuador 0º longitud, y Ecuador 180º longitud.
Un ejemplo simple de fotografía ayudará a comprender fácilmente el concepto de paralaje
Esquema del error de paralaje en fotografía. La línea roja refleja el campo visual que capta el visor. La azul la del objetivo. La verde son los ejes, que son paralelos.
El mapa astral situa al observador en un determinado momento espacio temporal único e irrepetible, reflejando cómo el nivel celeste (signos, planetas, aspectos) es percibido y entra en conexión con el nivel terrestre (casas y ángulos), para ello el nativo se convierte en ese momento en el centro del universo, porque realmente, en apariencia y para si, es eso: El centro del ser rodeado de la marea cósmica.
Por todo ello un planeta "retrógrado" presenta diferencias con respecto a si mismo en fase "directo", porque no podría ser de otro modo, ya que nosotros percibimos que aparentemente retrasa su posición sobre la Eclíptica. Contrariamente a su movimiento natural de avance, parece detenerse e invertir la dirección de su desplazamiento.
Todos los planetas atraviesan fases de retrogradación excepto los dos luminares, la Luna y el Sol, cuyos diámetros aparentes (¿otra "casualidad" desde nuestro punto de observación?) las hace exactamente del mismo tamaño, (hecho que posibilita que se produzcan los eclipses anulares y totales de Sol) para constituir el duplo básico o duplo vital del ser.
Todos los planetas atraviesan fases de retrogradación excepto los dos luminares, la Luna y el Sol, cuyos diámetros aparentes (¿otra "casualidad" desde nuestro punto de observación?) las hace exactamente del mismo tamaño, (hecho que posibilita que se produzcan los eclipses anulares y totales de Sol) para constituir el duplo básico o duplo vital del ser.
El resto de duplos, el Instintvo/Sexual Marte - Venus, el Social Júpiter - Saturno y el Transpersonal Plutón - Neptuno son sometidos por contra a fases de retrogradación.
Diremos, para concluir que un planeta retrógrado no "desaparece" de la carta sino que su expresión se secundariza, no expresa su "espontaneidad simbólica", sino que introduce el factor "control".
Un planeta retrógrado en la carta natal sugiere que el normal fluir de la energía de ese planeta está parcialmente invertido. La función psicológica simbolizada por este se encuentra más internalizada y es más personal; penetra profundamente en el carácter, a costa de una fácil expresión externa.
Un planeta retrógrado en la carta natal sugiere que el normal fluir de la energía de ese planeta está parcialmente invertido. La función psicológica simbolizada por este se encuentra más internalizada y es más personal; penetra profundamente en el carácter, a costa de una fácil expresión externa.
Por ejemplo un Mercurio retrógrado no hará menos inteligente al nativo, pero si le hará más reflexivo y prudente en su expresión.